POLÍTICA Román LEJTMAN

ONU: Milei cuestionará la agenda 2030, alertará sobre China y ratificará su alineamiento con EE.UU

El texto del discurso que Javier Milei ofrecerá hoy en Naciones Unidas tiene categoría de secreto de Estado. El presidente escribe en soledad, hace preguntas puntuales a Buenos Aires, y regresa al texto que leerá durante su debut en la Asamblea General de la ONU.

Frente a los integrantes de la delegación oficial que lo acompañan en Manhattan, Milei hizo referencias elípticas sobre los ejes temáticos de su presentación. Pero no filtró un sólo borrador del discurso y hoy trabajará largas horas para definir un texto que represente sin dudas su mirada ideológica sobre la economía y el tablero internacional.

 
El secretario General de la ONU, António Guterres, acompañado por Alemania y Nigeria, pusieron en marcha el Pacto del Futuro, una iniciativa de 66 páginas que puso en pie de guerra a las Naciones Unidas. Guterres no hizo una gestión para recordar y se apalanca sobre el Pacto del Futuro para construir su legado, en un escenario global fracturado por las diferencias sociales y los conflictos en Medio Oriente y Ucrania.

El Pacto del Futuro es un proyecto ambicioso que se trabajó a nivel mundial en los últimos dos años y que tiene como finalidad establecer compromisos geopolíticos para reformar la arquitectura institucional de la ONU, profundizar los contenidos del acuerdo de cambio climático de París, fijar normas de consenso para garantizar la paz, definir reglas de juego para cerrar asimetrías en el uso de la inteligencia artificial y promover una hoja de ruta para garantizar un escenario crecimiento estable para las nuevas generaciones.

 
Este pacto es la agenda de los próximos 25 años de la ONU, pese a las diferencias que cruzan bloques ideológicos, intereses territoriales y capacidades económicas. Naciones Unidas tiene una arquitectura institucional basada en relaciones de poder post Segunda Guerra Mundial, mientras que la coyuntura presenta un escenario bélico indescifrable para expertos, potencias globales y países periféricos.

En este contexto, a Milei no le importa lo que propone Guterres, Alemania y Nigeria para remozar un foro multilateral creado en 1947. El presidente considera que Naciones Unidas es una herramienta agotada que beneficia a los palestinos de Hamas y a las organizaciones intermedias que consideran al capital como una peste del siglo XX.

Desde su perspectiva ideológica, la agenda 2030 es un remedo marxista moderno que trata de recuperar la perspectiva histórica de Antonio Gramsci. Entonces, Milei en la Asamblea General reiterará que Argentina se disoció de esta agenda al considerar que no representa valores fundamentales para crecer en plena libertad.

Ricardo Lagorio, es embajador argentino en la ONU, y tiene una mirada flexible sobre la Agenda 2030, la situación en Medio Oriente y el Cambio Climático. Milei rechazó esa perspectiva diplomática, y ordenó que Lagorio no apareciera en el comité de recepción a su llegada desde Buenos Aires y que tampoco concurriera en el recinto de la ONU, cuando llegará su turno de hablar ante la Asamblea General.

Ayer a la tarde, ante la difusión periodística, el gobierno decidió que Lagorio pueda estar sentado en la Asamblea General al momento del discurso presidencial. Fue un gesto de sabiduría diplomática, que aplacó la fuerte puja palaciega en la Cancillería y bajó el tono político a una discusión que enfrentaba a un embajador de carrera con el Presidente de la Nación.

Lagorio estará hoy en el recinto de la Asamblea General, pero nadie le aseguró -hasta anoche- que no será desplazado cuando Milei emprenda la vuelta a Buenos Aires. El diplomático espera órdenes del Palacio San Martín, y si corresponde, regresará a la Argentina en tiempo y forma.

Con el discurso ajustado al mínimo detalle, Milei avanzará sobre la Asamblea General con una inédita incertidumbre que aguarda superar con la colaboración de Nayib Bukele, presidente de El Salvador.

El sorteo oficial para establecer la lista de oradores en la Asamblea General de la ONU encendió todas las alarmas en la Cancillería: el martes 24 de septiembre, Javier Milei hablaría ante el foro global minutos antes que Masoud Pezeshkian, el presidente de la República Islámica Irán, que fue sindicada como autora ideológica de los ataques terroristas perpetrados por Hezbollah contra la embajada de Israel en Argentina y la sede de la AMIA.

El jefe de Estado rechazó la posibilidad de cruzarse en las Naciones Unidas con Pezeshkian y el Palacio San Martín inició un raid diplomático para evitar que Milei tuviera un momento de mal gusto en la Asamblea General. El presidente está alineado con Estados Unidos e Israel, y se niega a tomar contacto con representantes de países involucrados en atentados fundamentalistas.

Irán no sólo respaldó los ataques en Buenos Aires: el régimen de los Ayatollahs también autorizó la ofensiva de Hamas contra Israel en octubre de 2023, y financia todas las operaciones terroristas que despliega Hezbollah contra territorio israelí.

El mandatario argentino había participado de la asunción presidencial de Nayib Bukele, y la relación personal había fluido sin dificultad. Entonces, desde el Palacio San Martín se planteó el asunto a la cancillería salvadoreña, que pidió un tiempo razonable para hacer las consultas extraoficiales.

Al final, Bukele dijo que sí. Pero impuso una condición formal: Milei debía quedarse a escuchar su propio discurso. Milei también dijo que sí.

Fuente: Infobae