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El día que Colón le ganó al Santos de Pelé y cómo su estadio se convirtió en el Cementerio de los Elefantes

Hace más de cinco décadas, uno de los mejores jugadores de fútbol mundial visitó la ciudad de Santa Fe junto con su equipo, en una jornada que marcó para siempre la historial del Sabalero

DEPORTES 09/11/2019 Sergio LEVINSKY
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Fue el 10 de mayo de 1964. Sucedió hace cincuenta y cinco años y medio, y cuando nadie lo podía imaginar. En el contexto de una de sus tantas giras por el mundo, el Santos de Pelé llegó a territorio argentino para jugar varios partidos amistosos. Los había ganado todos -contra Godoy Cruz en Mendoza, frente a Talleres en Córdoba y ante Boca y Racing- hasta que fue derrotado 2-1 por Colón en el estadio Brigadier Estanislao López en Santa Fe. Días más tarde, gracias a la conmoción mundial que generó el resultado, pasó a ser reconocido como “El Cementerio de los Elefantes”.

Santos era tricampeón brasileño, y al mismo tiempo, dos veces campeón de América e Intercontinental. Es más, llevaba un invicto de 43 partidos. Para ir a jugar a Santa Fe recibió exactamente 2.597.460 y un seguro para proteger las piernas de sus cracks.

Colón era la contracara del Santos. Había ascendido por decreto a la Primera B -en ese momento, la segunda categoría del fútbol argentino- junto con otros siete equipos, y en el contexto de los 59 años de su fundación, el entonces presidente Pedro Ítalo Giménez decidió traer al Santos, aprovechando su gira por el país, al que se consideraba como el mejor equipo del mundo.

La cancha del Sabalero está ubicada en el Barrio Centenario, una zona de reiteradas inundaciones. Tenía tablones de madera y unos años había cambiado el nombre luego de llamarse Eva Perón.


Aquel equipo de Colón estaba compuesto por muchos jugadores paraguayos: el arquero Juan Luis Pérez, los defensores Juan Bareiro y Ediberto Pérez, el volante izquierdo Luis Cabaña, el volante defensivo Cilenio López y su hermano, el centrodelantero Fernando López. El día previo al encuentro contra el Santos, Colón había perdido 2-0 ante Platense en Buenos Aires, por lo que el plantel tuvo que tomar un avión de urgencia para regresar lo más pronto posible a Santa Fe. La comisión directiva decidió pagar el doble de premio por ese esfuerzo y consideró como “ganado” el partido perdido ante Platense, pese a la derrota.

El día del partido ante el conjunto brasileño se calcula que hubo unos cinco mil espectadores más de lo que acepta la capacidad del estadio. Iba a jugar Pelé, que además ya había ganado dos Copas del Mundo con su selección. “Cuando nos estábamos cambiando en el vestuario, René Romero -el arquero suplente- me dijo: "No sé para qué nos hacen jugar este partido contra estos negros que nos van a hacer diez goles”, y yo para embromarlo le dije que no, que les íbamos a ganar”, recordó “El Chijí”, Norberto Serenotti a Enganche, de Página 12.

El DT de Colón era José “Chengo” Canteli, quien les dijo a los jugadores antes de salir a la cancha: “¿Les tienen miedo? Son 11 contra 11 pero si ellos no hacen goles y nosotros sí, vamos a ganar", pero también les pidió que hicieran “lo imposible para no pasar vergüenza”.

Santos comenzó ganando con un gol de Pelé, que tuvo otra ocasión en la que remató desde la mitad de la cancha y la pelota dio en el travesaño, y con tanta potencia que tras el rebote, salió del área de Colón. Empató Fernando López, aunque la jugada fue de Serenotti, quien tras un par de gambetas quedó solo ante Gilmar, pero prefirió tocar al medio para que la empujara el delantero. A tres minutos del final, Luis “Motoneta” López hizo una gambeta por la banda derecha y envió un centro preciso para la cabeza de Demetrio “Ploto” Gómez, quien con un certero y angulado cabezazo batió a Gilmar para delirio de los hinchas sabaleros.


Desde ese momento y tras la euforia del final pitado por el árbitro argentino Miguel Comesaña, López -falleció el pasado 2 de abril siendo empleado del club y era recordado por llevar siempre una camiseta que decía en su parte delantera “Yo le gané al Santos de Pelé”- y Gómez -fallecido el 14 de septiembre de 2013-, integrantes del dúo del gol del triunfo de Colón, fueron reconocidos como héroes de la ciudad por los hinchas. “Ese gol me cambió la vida”, llegó a manifestar Motoneta.

Cuando terminó el partido, el arquero brasileño reconoció que “fueron ellos los que jugaron como si fueran campeones del mundo” y con los años, en una entrevista radial, el ex puntero Pepe reconoció que “no hay excusas y esa vez nos ganaron bien”.

“Justo estábamos en una fase muy buena, en la que ganábamos todos los campeonatos y los partidos amistosos, pero perdimos en Santa Fe 2-1”, contó Pelé en diálogo con el periodista santafesino Daniel Jovellano, en el que recordó que Santos quiso hacer una revancha porque en esos tiempos era factible, pero finalmente no se logró. Según dicen datos de la época, le ofrecieron al club santafesino pagarle el viaje y quedarse con la recaudación, pero el presidente Giménez se negó de plano y nunca confirmó esta oferta, acaso para quedar como ganador ante el Santos para la posteridad.

El reconocido periodista Pedro Eusebio cuenta que Colón había preparado un refrigerio para después del partido, pero que los jugadores de Santos no tomaron ni una sola copa.

Pese a la repercusión que tuvo este triunfo en el mundo, el nombre de Cementerio de los Elefantes no apareció inmediatamente. Quien creó esta denominación fue el periodista Ángel José Gutiérrez, del diario El Litoral, que tras este partido siguió llamando al estadio como “Del Barrio centenario”, más allá de que ese día, en la redacción, sonó la campanilla del “paren las rotativas” por segunda vez en la historia.

La historia dice que “El Cementerio de los Elefantes” apareció meses después en el diario, porque 1964 resultó un año excepcional para Colón. Apenas cuatro meses después de ganarle al Santos, el 7 de septiembre ganó otro amistoso recordado, esta vez fue 2-0 a la selección argentina, que junio se había consagrado campeón del torneo Cuatro Naciones en Brasil ganándoles a los locales, con Pelé como figura del Scratch. Dos meses más tarde, el 9 de noviembre, venció a River en otro amistoso por 2-1. Así fue que tras esa seguidilla, el estadio tomó el apodo con el que se lo conoce hasta hoy.

En una de las entradas del estadio hay una inscripción que dice: “En este Cementerio no se llora, se alienta”. Los cinco equipos grandes cayeron allí, también la Selección y hasta Peñarol, en 1967, cuando todavía era campeón de América e Intercontinental.

Fuente: Infobae

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