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Remdesivir, el nombre de la esperanza

Remdesivi es lo suficientemente desarrollado como para que el propio Pentágono haya decidido hace días firmar un contrato con la biotecnológica para proveer esta droga a todas las tropas norteamericanas

SALUD - CORONAVIRUS 19/03/2020 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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No se trata de cargar las tintas con nadie. No. Ni con los economistas, ni con los políticos ni con los periodistas ni mucho menos con los pobres médicos que por guardar nuestra salud aconsejan arrasar con todas nuestras libertades y derechos civiles. Pero lo cierto es que algo no funciona en el maremágnum noticioso acerca del monotema que campea hoy en los medios de todo el planeta: el coronavirus.
 
Resulta que la producción china cayó cerca de 13% en el primer bimestre del año contra primer bimestre del año pasado y las ventas minoristas se desplomaron, Europa muestra caídas abismales en sus PBI, en Estados Unidos cunde el desconcierto en la administración Trump y país tras país, región tras región y provincia tras provincia cierran sus fronteras. Sin embargo, en los medios es poco lo que podemos saber de nuevo de esta peste que oficialmente mata a solo el 3% de los casos detectados con lo que la cifra sobre los casos reales es entonces muy inferior. Para colmo el 3% de pacientes de más de 65 años con antecedentes graves de otras enfermedades…¿Mata realmente esta peste? ¿O las consecuencias económicas van a matar muchas más personas? Es difícil saberlo. Lo cierto es que poco se puede avanzar en el saber acerca del coronavirus más allá de aprender a como lavarse las manos cantando dos veces seguidas el “Cumpleaños Feliz”, advertir que nos debemos ubicar a más de un metro uno de otro, saludarnos con los codos y tener la cortesía de no estornudarle en la cara al prójimo.
 

Quienes quisieron enterarse de más seguramente se zambulleron en la web y accedieron así a un cúmulo de leyendas urbanas, de mitos, medias verdades y falsedades. Entre estas falsedades figuran la “tesis conspiranoica norteamericana” y la “tesis conspiranoica china”. La primera esboza que los chinos inventaron este virus con el fin de conquistar Occidente, enfermar a su población y hacerse de las acciones, bonos y empresas occidentales a precio vil. La segunda en cambio postula que los militares norteamericanos introdujeron la enfermedad en China en oportunidad de celebrarse las Olimpíadas Militares en la ciudad de Wuhan entre el 18 y el 27 de octubre de 2019 (1). Obviamente se trata de dos teorías falsas que no merecen mayor consideración. Pero mientras conspiranoicos de uno y otro lado se tiran con munición gruesa, algunos datos relacionados con una empresa biotecnológica norteamericana y con una droga antiviral en particular pasaron inadvertidos para el gran público o al menos, la información no fue conectada.

Pues bien: la empresa biotecnológica en cuestión se llama Gilead Sciences ( BCBA: GILD) y el medicamento, que sería nada menos que la cura para el coronavirus se llama Remdesivir. Las acciones de la empresa en cuestión valían u$s1000 hacia fines de septiembre de 2019, y ayer, tras la terrible corrección bursátil a la baja de semanas valían u$s1690. O sea, un alza de casi 70% callada y silenciosamente, en medio de una debacle, cosa que difícilmente ceda mientras el Nasdaq siga titulando en su propio sitio web: “Gilead Sciences podría ser la primera en derrotar al coronavirus” (2). ¿En que estado está el testeo del antiviral Remdesivir patentado por Gilead? Pues bien, lo suficientemente desarrollado como para que el propio Pentágono haya decidido hace días firmar un contrato con la biotecnológica para proveer esta droga a todas las tropas norteamericanas (3).

Pero las cosas no quedan allí. El lector seguramente se vendrá preguntando últimamente como puede ser que China haya comenzado a derrotar esta peste poco mortal físicamente pero letal para la economía si los chinos caían enfermos – si no muertos - como moscas. Pues bien, según informa la revista Time en febrero la biotecnológica china Bright Gene comenzó a fabricar de manera masiva Remdesivir aún cuando aún no tenía comprados los derechos a Gilead Sciences, lo que dio origen a una agria discusión entre las partes lo que sin embargo no impedía que los médicos chinos distribuyeran masivamente a todo vapor el medicamento (4). Lo cierto es que a inicios de febrero comenzaron los tratamientos masivos con Remdesivir en China (5) Hasta aquí, una parte de la información.

Con lo que hemos dicho pareciera que deberíamos vaciar nuestros bolsillos para levantar un monumento a los científicos que descubrieron esta droga en tan poco tiempo de forma tal que este virus que no mata tanto como corta lazos sociales y daña con poder mortífero las economías, pueda ser rápidamente desterrado de la faz de la tierra. Antes de que el lector se abalance a buscar los teléfonos de la firma con sede en Foster City, California, para dar las gracias, es mejor contar con cierta información adicional. Lo primero que en este punto vale la pena preguntarse es ¿Cómo es que hay una cura tan rápidamente? Bueno, una primera aproximación a la respuesta es que no debe extrañar que en esta fase de la globalización las curas aparezcan mucho tiempo antes que las enfermedades…. Es ese precisamente el caso.

El Remdesivir dista de ser una nueva droga. Gilead la patentó allá por el 2002 cuando el mundo se aprestaba a luchar contra otro coronavirus: el del SARS. En aquella época las noticias también provocaron una fuerte suba en las acciones de Gilead al mismo tiempo que surgían acusaciones acerca del posible “diseño de laboratorio” del virus del SARS. Eran épocas de Bush invadiendo Afganistán e Irak. En Gilead el exsecretario de Estado de Ronald Reagan, George Schultz hacía y deshacía, según lo reconoce la propio firma en su sitio web (6) Parecía que el SARS invadiría el mundo entero. Pero, aunque la enfermedad probaba ser muy seria y ciertamente muchísimo más letal que el Covid-19, aquel virus poseía un claro “talón de Aquiles”: contagiarse el SARS no era fácil. Era muy mortal….pero muy poco contagioso. Fue así que lo que parecía un auténtico despegue de la acción de Gilead terminó por ser un fiasco, de manera tal que el secretario de Defensa de Bush, Donald Rusmfeld, expresidente de la biotecnológica ( sí: presidente) (7) y principal accionista de la misma se privó de ganar fortunas con aquella pandemia porque terminó en breve tiempo con pocos muertos. Así dadas las cosas, Gilead y sus contactos del Pentágono tenían “el pescado sin vender”. Se lo intentó utilizar entonces en varios brotes casuales del ébola en África (8), pero hete aquí que los resultados no fueron nada auspiciosos. El Remdesivir no curaba el ébola.

Así llegamos a la actualidad, con un antiviral que tenía casi 20 años de vida pero que aparentemente no servía para nada, hasta que…¡zas! ¡Casualidad! ¡Aparece el coronavirus! Y de la mano del pánico colectivo por una enfermedad que al revés del SARS no mata a casi nadie, pero contagia muy fácilmente, la biotecnológica californiana y su accionista principal el casi nonagenario y muy belicoso Donald Rumsfeld ahora sí parecen frotarse las manos: ya tienen un contrato con el Pentágono, ganarán fortunas con China - país que seguramente no querrá ni escuchar hablar acerca de gallardas olimpíadas militares de nuevo - y seguirán seguramente facturando altas sumas incluso en Argentina. La acción podrá así seguir subiendo y subiendo hasta la estratósfera.

Sin embargo….¿Quiere el lector saber la opinión del autor? Pues bien: la primera salió mal, la segunda salió mal, la tercera es de un tamaño descomunal por el pánico colectivo causado, así que…. La verdad que esta historia puede terminar pareciéndose a la película “Los Desconocidos de Siempre” que allá a finales de los 50 filmó el genial Mario Monicelli y protagonizaron nada menos que Vittorio Gassman, Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale y el inmortal Totó. Vale la parábola. Si los italianos se despabilan a tiempo seguramente podrán dirigirse a la sede de Gilead en…¡Milano! En Vía Melchiore Gioia 26 (9) y “hacerles ver la película” a los directivos de la biotecnológica. Ojalá no haya que esperar a que los españoles se despierten y sean ellos quienes lo hagan en la sede madrileña de Gilead en Calle Vía de los Poblados 3 (10).

¿Cómo era la comedia de Monicelli? Un grupo de pillos se propone robar una casa de empeño con tan mala suerte que a poco de comenzado el operativo tienen que ir reduciendo sus ambiciones más y más, hasta que se les acaba el tiempo y lo único que pueden hacer es comerse una cacerola de pasta con garbanzos que el dueño dejó en la heladera. Cuando están por saborear el triste plato deben retirarse a las corridas porque están por pescarlos, por lo que uno de ellos solo alcanza a manotear un reloj despertador, con tan mala fortuna que el mismo empieza a sonar ruidosamente en medio de la fuga por lo que deben tirarlo mientras huyen despavoridos.Al día siguiente, un periódico, desconcertado titula que un grupo de desconocidos entró a una casa de empeños a robar un plato de pastas con garbanzos…Como bien dice uno de los personajes: “Rubare è un mestiere impegnativo, ci vuole gente seria, mica come voi! Voi, al massimo, potete andare a lavorare!” (“Robar es un emprendimiento. Se necesita gente seria, no como ustedes, en el mejor de los casos ustedes podrían ir a trabajar”) Seguramente con el tiempo recordaremos estas historias de otro modo. Como tras un derrumbe, los escombros se asienten y el polvo se disipa. Y quizás caeremos en la cuenta de que toda esta alocada historia tenga un objetivo adicional de orden superior al de ganar dinero: frustrar la reelección de un auténtico “outsider” en el Partido Republicano: el presidente Donald Trump.

Fuente: Ámbito. Autor de la nota:Walter Graziano 

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