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Así perciben la pandemia los ciudadanos de EE UU y los principales países europeos

La encuesta de YouGov muestra un amplio apoyo a las medidas de contención del virus y evidencia preocupación dispar por la economía

INTERNACIONALES 04/04/2020 Simón DERONDA
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La encuesta realizada por YouGov para la alianza de medios LENA sobre la crisis del coronavirus en ocho países europeos y Estados Unidos refleja la distinta incidencia de la pandemia en cada uno de ellos, la adopción de medidas de emergencia a diferente velocidad y extension, así como la situación política interna y la valoración de la población de la gestión de la crisis y sus consecuencias.

 

España: Deseo de cohesión europea

Con el 84%, y liderando la tabla, España es el país que más incide en una respuesta cohesionada de la UE al coronavirus, con especial atención al centro del país con un 88%. Madrid ha sido el lugar más afectado por la pandemia hasta la fecha. Los mayores de 55 son los que más solicitan un proyecto comunitario más unido, con respuestas comunes a la crisis (89%) global. Los más jóvenes de la muestra, en la franja de 18 a 24 años, representan, sin embargo, el sector que menos necesidad de cohesión europea ve (77%).


La preocupación por el hecho de que el coronavirus se lleve más vidas es la imperante en España, con un 67% de los 1.000 encuestados expresando este temor. No en vano, España superó este jueves la barrera de los 10.000 fallecidos. Este miedo asoma principalmente entre las mujeres (un 72% frente a un 61% de hombres), pese a que estadísticamente son ellas las que sobreviven más a la Covid-19. Esa preocupación afecta más a los mayores de 35 años. El contagio y una difícil recuperación ocupa el segundo lugar entre el miedo de los encuestados, con un 47%.

En España, los efectos económicos devastadores del coronavirus se están empezando a sentir, con la tasa de desempleo en escalada —tan solo en marzo se perdieron más de 800.000 empleos— y la apertura de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por parte de algunas empresas. Los datos revelan que el paro y una reducción del salario preocupan ya a casi la mitad: un 46%, sobre todo en el sector más productivo de la población que tiene entre 35 y 55 años.

En general, los españoles piden más medidas del Gobierno (67% de la población), con mayor incidencia en Cataluña (73%). Sin embargo, estos datos pueden resultar distorsionados ya que la encuesta se realizó justo antes de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara el confinamiento total del país y la paralización de cualquier actividad económica no esencial. / BELÉN DOMÍNGUEZ CEBRIÁN

 

Estados Unidos: Los más preocupados por el impacto en sus bolsillos

Los estadounidenses se encuentran entre los ciudadanos más preocupados, dentro del conjunto de países sondeados, por el impacto que la pandemia del coronavirus pueda tener en sus bolsillos. El 46% de los estadounidenses elige entre las tres consecuencias que más teme de la pandemia “la pérdida de renta, el desempleo y la insolvencia”, un total de 10 puntos más que la media de los encuestados en los nueve países que participaron en el estudio. Las respuestas de los estadounidenses reflejan también una mayor preocupación por el impacto de las medidas adoptadas por las autoridades para contener la propagación del virus. Un 43% cree que deberían adoptarse más medidas, frente al 51% en el conjunto de los nueve países. Y el porcentaje de estadounidenses que creen que deberían adoptarse menos medidas (11%) casi duplica a la media (6%) en los nueve países.


Estados Unidos ha tardado más que otros países en decretar medidas confinamiento en casa, que hoy ya están en vigor en la mayoría de Estados y afectan al 75% de los estadounidenses. La semana pasada Estados Unidos se convirtió en el país con más casos confirmados, superando a China, país al que también rebasó este martes en número de muertes. Las entrevistas se realizaron la semana pasada, cuando el impacto económico de las medidas de confinamiento empezaba a ser evidente y Donald Trump advertía de que “el remedio” podía ser “peor que la enfermedad”. El presidente seguía comparando la pandemia del coronavirus con la gripe y advertía: “Perderemos más gente si sumimos al país en una recesión o una depresión enorme”.

Pero esta semana todo ha cambiado. El número de muertos se ha cuadruplicado y las proyecciones más optimistas de la Casa Blanca indican que, incluso manteniendo las medidas de confinamiento, entre 100.000 y 240.000 personas fallecerán por el coronavirus en Estados Unidos. “Vamos a pasar dos semanas muy duras”, advirtió el martes presidente. “Va a ser doloroso, muy doloroso durante dos semanas”.

Con un presidente que tiende al proteccionismo, que ha roto puentes con sus socios tradicionales y que ha despreciado el papel de liderazgo de Estados Unidos en el mundo, sorprende que los estadounidenses se muestran más partidarios de mantener o expandir la globalización, en términos de comercio y desplazamientos internacionales, tras la crisis del coronavirus. El 36% de los encuestados en Estados Unidos considera que la globalización debería reducirse, frente al 43% en el total de los nueve países. Y el 17%, dos puntos más que en la media, cree que conviene expandir la globalización para prevenir crisis similares. / PABLO GUIMÓN

Alemania: Confianza en la actuación del Gobierno

Alemania es el país de todos los encuestados en el que una mayor proporción de ciudadanos (44%) considera que las medidas impuestas por su Gobierno son suficientes. Gran parte del resto, 41%, cree que deberían ser incluso más estrictas. Esa cifra coincide con un apoyo generalizado de los ciudadanos a la gestión que el Ejecutivo de gran coalición alemán está haciendo de la crisis de la Covid-19. Así lo demuestra, por ejemplo, la reciente encuesta de la televisión pública ZDF, donde un 89% de los consultados dijo creer que el Gobierno lo está haciendo bien.


La canciller, Angela Merkel, y su partido, la CDU (centroderecha), son los que salen más reforzados. Merkel ha sido directa y contundente desde el principio de la crisis. Científica de formación, la canciller y su equipo, encabezado por un médico, Helge Braun, han sabido transmitir a la población la gravedad de la situación y ganarse la confianza de la ciudadanía.

Merkel en seguida advirtió de que el virus acabaría contagiando al 60%-70% de la población de no encontrarse antes un remedio. Sus palabras, que muchos criticaron por exageradas, han acabado siendo asumidas por la población general. Poco después, se dirigió a la nación por televisión, la primera vez en 14 años, al margen del mensaje de año nuevo, para advertir que este es el mayor reto desde la Segunda Guerra Mundial, una estimación que esta semana ha asumido la OMS.

La confianza en la gestión del Gobierno viene refrendada por unas cifras, que comparadas con las de países como España, Francia o Italia son hasta cierto punto alentadoras. Con 73.522 positivos, según los datos del Instituto Robert Koch, en Alemania han muerto 872 personas, lo que supone una cifra muy inferior a la de otros países. En parte porque Alemania comenzó a hacer muchos test diagnósticos muy pronto. En enero, ya prepararon una red descentralizada de laboratorios para poder hacer las pruebas y encargaron 10.000 respiradores nuevos. Esa previsión ha hecho que de momento, el sistema sanitario no se haya visto desbordado y que haya entre 15.000 y 20.000 camas de cuidados intensivos que todavía están vacías. Eso le ha permitido también a Alemania acoger pacientes de regiones fronterizas de Francia y de Italia.

Ese espíritu europeo, que también se refleja en la encuesta –el 60% cree que los países de la UE deberían cooperar de forma más estrecha- contrasta, sin embargo, con la reticencia de las autoridades a la hora de hacer que se traduzca en decisiones políticas como la emisión de coronabonos que piden numerosos países de la UE, incluida España. / ANA CARBAJOSA

 

Italia: Impaciencia ante la reacción de la UE

La crisis del coronavirus ha colmado la paciencia de los ciudadanos italianos respecto a su confianza en la Unión Europea. Partidos tradicionalmente europeístas como el PD o mandatarios siempre moderados y cercanos al club europeo, como el presidente de la República, Sergio Mattarella, o el propio primer ministro, Giuseppe Conte, han lanzado serias advertencias en los últimos días sobre las consecuencias de la inacción de sus miembros. La solución a esta crisis debe ser solidaria o la UE correrá serio peligro de perder la confianza de sus ciudadanos. Y en Italia llueve sobre mojado.


Un 79% de los italianos, según la encuesta de YouGov, considera ahora que los miembros de la UE deberían cooperar de forma más unida. En el segmento más joven (de 18 a 24 años), sin embargo, el porcentaje de los que piden unidad es ligeramente (68%) más bajo. Un dato que encaja con el ascenso en los últimos años de algunos partidos como el Movimiento 5 Estrellas (M5S) o la Liga, mucho más cercanos al euroescepticismo y apoyados por ciudadanos más jóvenes. De hecho, el 43% de los encuestados apuntan a la globalización como uno de los problemas en esta crisis y opinan que sus efectos deberían reducirse cuando se supere esta situación.

El apoyo al Gobierno, en cambio, es relativamente alto. El 36% de los italianos considera que la medidas puestas en marcha son buenas, pero el 54% siguen pensando que el Ejecutivo debería ir incluso más allá en las restricciones impuestas. El porcentaje que considera que deberían relajarse, en cambio, es todavía muy bajo y se sitúa en el 5%. Una percepción en sintonía con el plan del Gobierno, que no pensará en ello hasta, al menos, el 13 de abril.

Los temores de la ciudadanía italiana en esta crisis coinciden en líneas generales con los de otros países y sitúan en primer lugar la propia enfermedad y sus efectos. El 52% teme contagiarse y atravesar por una difícil recuperación de su salud. Pero las derivadas económicas ocupan la mayoría del espacio en la inquietud de los italianos. Un 51% teme el impacto económico en el presupuesto doméstico y un 41% está preocupado por la llegada de una crisis global. Una consecuencia natural en un panorama económico que no era bueno antes de la pandemia y que se verá ampliamente agravado. La patronal de empresarios, de hecho, cree que el PIB del primer semestre caerá alrededor del 6% si la actividad empresarial no vuelve a ponerse en marcha hasta mayo. / DANIEL VERDÚ

 

Francia: Se consolida el sentimiento antiglobalización y la división entre europeístas y nacionalistas

El coronavirus consolida en Francia actitudes que ya existían ante de la crisis, según se desprende del sondeo de YouGov. Los franceses eran escépticos con la globalización: la pandemia refuerza esta posición. La mayoría de franceses ya tendía antes del vendaval a ver la UE como el espacio útil para proyectar en el mundo la declinante potencia de este país: Europa, para la mayoría de franceses, sigue siendo la solución. Al mismo tiempo, el debate entre los partidarios de una mayor unidad europea y los defensores de los soberanía nacional —debate que ha estructurado la política francesa en la última década y media— no ha dejado de ser un motivo de polarización.
Un 65% de franceses cree que “la globalización debería ser reducida” y solo un 11% considera que “debería expandirse”, según el sondeo. Francia es uno de los países europeos donde, desde hace años, los recelos hacia el levantamiento de barreras al comercio internacional está más arraigado. Esto es visible en la defensa habitual, por parte de las autoridades francesas, de las medidas proteccionistas en el sector agrícola, pero también en la retórica que ha teñido el discurso de casi todos los partidos, de izquierdas y derechas. El presidente Emmanuel Macron llegó al poder en 2017 con un mensaje opuesto —liberal para los estándares de su país y favorable a la globalización—, pero el coronavirus puede haber enterrado esta vía. Macron, ante el riesgo de desplome económico y la carestía de material médico, ha dado un giro en favor del intervencionismo estatal y la soberanía productiva.

Si los franceses, definitivamente, abogan por una reducción de la globalización, ¿cuál es el ámbito adecuado de decisión? ¿La UE? ¿O Francia? Una mayoría del 61% estima que “los miembros de la UE debería cooperar de forma más estrecha”. Una minoría nada desdeñable del 28% defiende que “los miembros de la UE deberían centrarse en su propio país”. Las cifras reproducen, con una pequeña variación, el resultado de la segunda vuelta de las últimas elecciones presidenciales, en las que el candidato europeísta, Macron, ganó con un 66% de votos, mientras que la candidata nacionalista, Marine Le Pen, obtuvo un 34%.

Es significativo, también, el amplio apoyo a un endurecimiento de las medidas contra el virus: un 69% está a favor, lo que indica, primero que el Gobierno dispone aún de margen para apretar las tuercas del confinamiento, como se ha hecho ya en Italia y España. La primera preocupación es la salud; el miedo económico, por ahora, pasa a un segundo plano. / MARC BASSETS

 

El Reino Unido: La mitad de los británicos quiere medidas más drásticas

Más de la mitad de los británicos (54%), según la encuesta de YouGov elaborada para la alianza LENA, creen que el Gobierno de Boris Johnson debería imponer medidas más duras a la población para frenar el contagio del coronavirus. Apenas un 2% de los consultados reclama que se relajen las actuales restricciones, mientras un 33% considera que las que hay son suficientes. “Creo que la mayoría de la gente acepta que somos una democracia liberal adulta y madura, donde todos entienden los consejos que estamos ofreciendo”, dijo Johnson el 16 de marzo, cuando todavía se resistía a endurecer su respuesta. Una semana de aparente despreocupación en las calles, especialmente en Londres, y un fin de semana con bares, restaurantes y carreteras llenas, llevó al primer ministro a la conclusión de que no bastaba con buscar la complicidad responsable de los ciudadanos. El 23 de marzo, en un mensaje televisado a la nación, Johnson impuso el confinamiento domiciliario por un plazo de tres semanas, sujeto a revisión.


El Gobierno ha aprobado leyes para reforzar los poderes de la policía, y las multas por saltarse las medidas de distanciamiento social pueden llegar a los 1.000 euros, y a la detención si existe reincidencia. Las excepciones decretadas, sin embargo -compra de avituallamientos, necesidad médica, una salida diaria para hacer ejercicio o acudir al trabajo si no hay alternativa- han creado una situación de confusión y ambigüedad que ha derivado en escenas de presuntos abusos policiales. Voces prestigiosas como la de Jonathan Sumption, exmagistrado del Tribunal Supremo, han denunciado la puesta en marcha de un estado policial. Su rechazo al endurecimiento de las medidas participa de la convicción, escasamente fundamentada, de que el Reino Unido, por su idiosincrasia, tolera difícilmente la restricción de las libertades individuales y es más proclive al sacrificio colectivo. “Hay importantes diferencias culturales y constitucionales entre el Reino Unido y el resto de países continentales, aunque no debemos exagerarlas. Sospecho que, culturalmente, estamos más preparados que otros países para tolerar una cifra mayor de muertes a cambio de evitar una destrucción económica”, explicaba Sumption a EL PAÍS recientemente.

La realidad, sin embargo, ha desmontado este prejuicio. El índice de popularidad de Johnson ha aumentado después de que decidiera poner en marcha medidas más drásticas. Y la exigencia de que se endurezcan aún más, según la encuesta de YouGov, ha calado especialmente entre la población femenina (58%) y entre los mayores de 45 años (58%). / RAFA DE MIGUEL

Fuente: El País

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