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Omar Perotti, de sus sueños presidenciales, al purgatorio kirchnerista

Ideó la salida elegante para que el Gobierno no tenga que expropiar Vicentin. Sus roces con Alberto Fernández. Imagen en caída

POLÍTICA 30/06/2020 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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Omar Perotti es un equilibrista. Un moderado, según lo definen en su gobierno. Esa forma de hacer política es un gran defecto para algunos, mientras que otros la consideran su mayor virtud. De esa manera fue desde la intendencia de Rafaela, su ciudad natal, a la gobernación de Santa Fe, pasando por el Congreso de la Nación.

 
Una vez más, ahora en medio de la pandemia, al mandatario provincial le toca caminar por la tensa cuerda y haciendo malabares con sus electores, mayormente ligados al campo, y con un Presidente que decidió avanzar de sorpresa en un tema más que delicado: Vicentin.

Desde el inicio de su gestión, en diciembre, el tema de la compañía agroexportadora preocupaba al dirigente peronista. Hasta la irrupción del coronavirus, era charla obligada de cualquier encuentro en la Casa Gris, el edificio donde se concentra el poder político de la provincia. La empresa del norte tenía un tendal de deudas y trabajaban a contrarreloj para buscar una solución. Por eso sorprendió tanto cuando, por televisión, se enteraron de que Alberto Fernández había decidido intervenir la empresa y pensaba en presentar en el Congreso un proyecto de expropiación. No entendían qué pasaba. “Fue extemporáneo, sin duda. No sabíamos que lo haría”, confiesan en estricto off sus funcionarios. Aunque en on tengan la orden de bancar al Presidente.

En la mesa de aquel anuncio no hubo ningún santafesino: además de los miembros del Ejecutivo, la única legisladora era Anabel Fernández Sagasti, oriunda de Mendoza. Perotti nunca se lo reprochó a Alberto Fernández. Y ese fue solo el primer traspié, aunque no el único: desde ese lunes 8, el Presidente lo dejó en off-side varias veces. Así y todo, cuando la situación se había puesto demasiado tensa, fue Perotti quien le propuso una salida elegante. Una luz al final del túnel en el que eligió meterse el mandatario nacional, en medio de la cuarentena, aunque el juez del concurso que se tramita en Reconquista todavía no le dé luz verde a la idea.

Génesis. El Plan Perotti le permitió al Presidente dejar a un lado, al menos por el momento, la palabra expropiación, pero sin desistir de sus intenciones. Entendió que podía conseguir el control con una intervención sin límite de tiempo y sin generar una lucha encarnizada en el Congreso. Sin embargo, quedó a mitad de camino: los sectores más radicalizados no lo interpretaron bien.

Para el kirchnerismo, el Presidente entregó las armas. Y para la oposición dura, no dejaba de ser una expropiación encubierta. Así lo aseguró Máximo Padoan, uno de los directivos de Vicentin: “El plan de Perotti es mucho peor que el DNU original”.

El miércoles 24 por la tarde, el juez Fabián Lorenzini ratificó a los directivos originales de Vicentin al frente de la compañía y a los interventores del Gobierno como veedores. Mientras tanto, decidió que analizará el proyecto del gobernador como un incidente, es decir por afuera de la causa madre del concurso. En la Casa Gris esperan expectantes por la resolución.

A pesar de los desplantes de Alberto Fernández, en Santa Fe se sienten alineados con el Presidente. “Si esa alternativa no corre, no queda mucho más que hacer”, dicen apuntando con la expropiación hacia el Congreso.

Más allá del acercamiento actual, no fueron semanas fáciles para esa relación. Al desaire inicial le siguieron otros: días después, Perotti fue el vocero oficial del primer encuentro cara a cara entre el Presidente y el CEO de Vicentin, Sergio Nardelli, en Olivos. Dijo que se barajaban alternativas, pero fue desmentido por Alberto Fernández 12 horas después. Volvió a suceder la semana siguiente. Pero en su equipo insisten en que no hay rencores.

En caída. El gobernador no saldrá indemne del caso Vicentin. Los desplantes del Presidente y el enojo del campo lo dejaron mal parado. En una reciente encuesta de CB Consultores, quedó catalogado como uno de los mandatarios provinciales con peor imagen. Perotti, que en un mes cayó cinco puntos, apenas supera a Alicia Kirchner (Santa Cruz), Jorge Capitanich (Chaco) y Mariano Arcioni (Chubut), tres dirigentes de territorios con demasiadas urgencias.

En junio, mes de la irrupción del caso Vicentin en la escena nacional, Perotti pasó de tener 52,7% de imagen negativa a 57,5%. No sirvió de nada la correcta administración de la cuarentena, que le permitió reabrir la mayoría de las actividades y tener controlado al coronavirus, sobre todo en sus principales ciudades: Santa Fe y Rosario. Un funcionario de extrema confianza del gobernador asegura que eso no lo preocupa: “Son fotos del momento”, sostiene.

El caso Vicentin no solo le produjo un temblor al gobernador puertas para afuera. Su propio gabinete crujió cuando su ministro de Producción, Daniel Costamagna, se opuso públicamente a la expropiación. Los rumores de renuncia fueron tan fuertes que tuvieron que salir a negarlos voces oficiales. La decisión salomónica fue: “aceptamos el disenso, pero no habrá cambios en el equipo”. Nadie puede estar tan seguro.

En un momento complejo por la pandemia, a Perotti le estalló el caso Vicentin de forma inesperada. Arrancó como un actor de reparto en los primeros capítulos de la novela, pero ahora busca ser protagonista. Y lograr una solución fiel a su estilo: haciendo equilibrio entre todos y pasando rápido la página. Aunque corre el riesgo de terminar no conformando a ninguno.

Fuente: Noticias. sobre una nota de: CARLOS CLAÁ. 

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