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Bono Anses: qué se puede comprar con los $10.000 mensuales del IFE

El beneficio fue lanzado en marzo como refuerzo de un solo mes. La segunda cuota se terminó de pagar el 17 de julio y alcanzó a 9 millones. La tercera se empezará a pagar el 10 de agosto. Cuatro escenario de posibles

ECONOMÍA 26/07/2020 David FRENKEL
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Es la principal ayuda del Gobierno a los argentinos más pobres y económicamente más afectados por la pandemia y en medio de la cuarentena que les impidió trabajar. Nació como una opción de un único mes y la administración de Alberto Fernández ya anunció una tercera cuota que llegará a unos 9 millones de hogares. El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), también referido informalmente como “Bono Anses”, está dirigido a beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), monotributistas de las categorías más bajas y sociales, trabajadores y trabajadoras de casas particulares, desempleados y empleados informales de entre 18 y 65 años.

Se trata de un ingreso de $10.000 que son cobrados por un solo integrante de cada grupo familiar, priorizando a las mujeres. Así, el Gobierno ya destinó unos $176.000 millones en las dos primeras cuotas de esta suerte de sostén del consumo básico que fue oficialmente anunciado el 24 de marzo, desde Olivos, por los ministros Claudio Moroni (Trabajo y Seguridad Social) y Martín Guzmán (Economía).


“Lo que estamos haciendo es asegurarnos que todas las personas que viven en Argentina quedan protegidas en esta situación de crisis”, dijo entonces Guzmán, en tanto Moroni indicó que se trataría de un pago único “pero que podría repetirse si la situación lo amerita”. Además, Moroni explicó que el beneficio era compatible con la AUH “porque entendemos que apuntan a cosas distintas: la AUH apunta a atender a los hijos menores, este ingreso a atender esta situación de pérdida de ingresos de la familia como consecuencia de la emergencia sanitaria”.

 

¿Pero para comprar qué cosas alcanza el IFE? El complemento está orientado a cubrir parte de los ingresos que las personas no pueden conseguir en medio de la pandemia y sabe a poco, aunque tenga un costo fiscal no desdeñable, en un contexto de inflación creciente.

Infobae realizó cuatro escenarios que son apenas un ejemplo de qué cosas pueden adquirirse hoy por hoy con ese dinero.

Uno de ellos toma todos los ítems de la llamada Canasta Básica Alimentaria, que describe el Indec, con los Precios Máximos que instauró este Gobierno; otro toma una serie de productos genéricos con precios promedio, los que publica también la agencia nacional de estadísticas cada vez que anuncia el número mensual de inflación, una suerte de grupo de alimentos indispensables; el tercero tiene que ver con una canasta que sólo contempla productos vinculados con el hogar, la higiene personal y la limpieza, en un contexto de cuidados especiales que se deben tomar para evitar contagios; y, finalmente, un cuarto que muestra el magro alcance de la ayuda en términos de cobertura de necesidades de indumentaria y calzado. En todos los casos se toman familias tipo de Capital Federal y Gran Buenos Aires.

Hay, por supuesto, canastas más generales, como la Canasta Básica Total (CBT) y la Canasta Básica Alimentaria (CBA) del Indec, que miden los umbrales o “líneas” por debajo de los cuales partir de los cuales una persona o una familia, según cómo esté integrada, caen, respectivamente en la pobreza a secas o en la pobreza indigente, cuando los ingresos no alcanzan para costear la ingesta de las calorías mínimas que necesita una persona.

En junio, según publicó el Indec durante la semana que pasó, una familia tipo (cuatro personas) necesitó contar con ingresos de $43.811 para no caer en la pobreza y de al menos $ 18.029 para escaparle a la indigencia. Esto es, valores entre 338% y 80,3% superiores al monto del IFE. Para una persona, la CBA de junio fue de $5.835 y la CBT de $14.178. Ergo, un beneficiario IFE que vive sólo sería “pobre no indigente” según la definición del Indec.
El economista Marcelo Capello, presidente del Ieral de la Fundación Mediterránea calculó que entre que fue anunciado, en marzo pasado y la segunda cuota, que se terminó de pagar en julio, el poder adquisitivo de los $10.000 del IFE cayó 7,1% respecto del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el Indec; 6,4% respecto del IPC Alimentos y 5,2% respecto del aumento de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que marca el umbral de la indigencia.
Además, asumiendo que en julio y agosto la inflación mensual sea de 2,5%, el IPC Alimentos suba 2% cada mes y la CBA lo haga a un ritmo mensual del 1,5%, la tercera cuota, que los beneficiarios percibirán entre el 10 y el 24 de agosto, tendrá un poder adquisitivo 9,33% inferior al que tenía en marzo, cuando el plan se anunció, 8,24% menor en comparación a la evolución del IPC Alimentos y 6,6% menor si se computa el aumento de la CBA.

Canastas alternativas

Hay, además, canastas alternativas, como la Canasta Básica Alimentaria de la Ciudad de Buenos Aires, que define lo que sería la línea de indigencia porteña, que ascendió en junio a $15.043 para una familia tipo (una mujer y un varón de 35 años, ambos económicamente activos y propietarios de la vivienda, con dos hijos varones de 9 y 6 años), informó la Dirección General de Estadística y Censos porteña.

A su vez, la Canasta Básica Total porteña, que indica la línea de pobreza del distrito y que además de alimentos incluye “servicios del hogar” (educación, útiles escolares), artículos de limpieza, bienes para el cuidado personal y también una porción de gastos de indumentaria, salud y bienes durables para la vivienda, pasó a costar el mes pasado $ 30.914 para el mismo grupo familiar.En los últimos doce meses el precio de la CBA porteña aumentó 57,4% y la CBT 56,6%.

Damián Di Pace, director de Focus Market, elaboró por su parte el “Índice de Precios Canasta Básica Alimentaria Consumo Masivo”, compuesto por 28 alimentos, de los cuales los que insumen “la parte del león” del presupuesto mensual son carnes, pan, leche y frutas, que representan algo más del 60 % del gasto, dependiendo de cómo se muevan los precios relativos de los bienes.

Para una persona soltera, esa canasta alcanzó en junio un valor de $6.878; para una pareja, $12.174, par un hogar de 3 integrantes (1 mujer de 35, su hijo de 18 y su madre de 61), $16.920; para un hogar “tipo” (varón y mujer de 35 años cada uno, con hijo de 6 e hija de 8 años), el valor fue de $21.253; y para un hogar de 5 miembros (1 varón y 1 mujer de 30 años y 3 hijos de 5, 3 y 1 años), 22.354 pesos. Así, y siempre teniendo en cuenta que es sólo un refuerzo, el valor del IFE alcanzaría a cubrir por completo sólo el consumo alimentario básico de una persona soltera, pero sólo para el 82% del de una pareja, 59% del de una familia de 3 miembros, 47% del consumo básico alimentario de una familia tipo y 45% de una familia con tres hijos chicos. Esa canasta para una persona soltera aumentó entre marzo y junio un 3% y es esperable otro tanto suba entre junio y fines de agosto, cuando se terminará de pagar la tercera cuota del Ingreso Familiar de Emergencia.

Cuánto pesa el IFE en las provincias

Por cierto, el alcance del IFE respecto de la población no fue igual en todo el país. Según un estudio de los investigadores Oscar Cetrángolo y Javier Curcio, de la Fundación Centro de Estudios para el Cambio Estructural (CECE), la provincia donde mayor incidencia tuvo fue el Chaco, donde los perceptores equivalen al 26,5% de la población total (esto es, más de uno cada cuatro habitantes recibe esta ayuda), seguida por Santiago del Estero, Formosa, Corrientes y Catamarca.

En cambio, el distrito donde el beneficio tiene menor incidencia respecto de la población total es CABA (9,4% de la población), seguida de las provincias del extremo sur del país: Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, las primeras dos de alta incidencia del empleo público y la tercera de alta incidencia del empleo fabril a partir de los beneficios fiscales al régimen fueguino. En el conjunto de los distritos, los principales beneficiarios del IFE (entre 60 y 70% del total, según la provincia) fueron trabajadores informales, seguidos por perceptores de AUH y AUE y, en menor medida, monotributistas y empleados de casas particulares.

Dónde habitan los beneficiarios

A su vez, un estudio de Capello y Laura Caullo, del Ieral, precisó la distribución geográfica de la cantidad de beneficiarios, que respondió aproximadamente a la distribución de la población: 36,4% del total de beneficiarios residen en la provincia de Buenos Aires, 8,4% en Córdoba y 7,7% en Santa Fe. En el extremo opuesto, Tierra del Fuego, Santa Cruz y la Pampa recibieron, en conjunto, 1,5% de los pagos, una proporción levemente inferior a la que representan del total de habitantes del país.

Fuente: Infobae

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