El presidente también propaga el virus

El Gobierno Nacional apela al miedo para que la gente se quede en su casa,sabe que las grandes concentraciones son uno de los peores caldos de cultivo para que el virus haga de las suyas y contagie en forma masiva.

Lo llamativo es que poco y nada hace para evitar esas concentraciones e infantilmente infunde miedo y temor, a la vez que amenazas incompatibles para un pueblo ya maduro democráticamente, al menos una parte de la población, la que no está dispuesta a las imposiciones y al mandoneo.

Resulta ilógico que en plena pandemia el Presidente de la Nación haya fogoneado iniciativas que de antemano sabía que iban a producir el rechazó de una parte muy grande de la población, seguramente la que no lo voto, sin dudas, pero la que quiere defender cueste lo que cueste las libertades y derechos ganados y que algunos trasnochados quieren restringir.

La fallida expropiación de Vicentin, la reforma judicial, la liberación de presos corruptos, son algunos de los ejemplos más claros de inoportunidad política de Alberto Fernández.

Seguramente en esas concentraciones el virus hizo de las suyas, pero la gente entendió que era necesario salir y protestar, incluso a riesgo de su propia salud.

La gente en todos los casos dio un ejemplo de sentido democrático y un mensaje claro que no va a permitir se avasallen sus derechos y libertades.

Que el Presidente no se rasgue las vestiduras por que tiene la obligación de saber lo que sus desiciones provoca. 

Argentina hace mucho que terminó el tiempo de la prepotencia y le dio paso a los derechos. La gente va a seguir saliendo a la calle, se va a seguir manifestando aunque esté en juego su propia salud.

El Presidente debe ser responsable de sus actos de gobierno y no esquivar sus propias culpas, es imposible tapar el sol con la mano y los ciudadanos hace mucho tiempo entendimos que la única manera de defendernos ante los atropellos es saliendo a la calle y manifestando el descontento.

Que no se siga atropellando a los ciudadanos, no va a haber virus que pare el deseo de los Argentinos de vivir en el país que nos merecemos, el mismo país que algunos se empeñan en querer destruir en beneficio propio, de intereses oscuros y reñidos con nuestra historia y tradición.

Los Argentinos no queremos que nadie más nos mandonee, ni se crea dueños de nuestras libertades, los que lo hicieron en el pasado forman parte del recuerdo más oscuro. Que el Presidente Alberto Fernández no inscriba su nombre en ese nefasto grupo.