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Lorenzo Sigaut Gravina: “La cuarentena destruye principalmente empleo informal y cuentapropista”

El economista jefe de Ecolatina dijo en una entrevista que el Gobierno deberá reducir el desequilibrio fiscal y monetario para evitar en 2021 un escenario disruptivo que agrave la delicada situación social

ECONOMÍA 10/08/2020 Heretz Nivel
LORENZO SIGAUT GRAVINA

El Gobierno ha cumplido con uno de los objetivos de política económica, al lograr un acuerdo con los bonistas bajo legislación extranjera, luego de 4 meses se constantes concesiones, pero aún no ha explicitado una hoja de ruta, un plan económico integral que permita despejar los innumerables interrogantes que plantea la salida de la extensa cuarentena, y los varios frentes abiertos en materia de actividad, laboral, tarifario, fiscal y realidad social, que se requieren cerrar, o al menos contener, dada la gravedad que han alcanzado al sumarse a una recesión de más de 18 meses los efecto de la irrupción del COVID-19.

Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de la consultora Ecolatina, que forma parte de la camada de jóvenes consultados por las empresas y que junto con uno de sus maestros de post grado, Roberto Frenkel, escribió un paper sobre “la inflación en los años 2000”, en el que se analizaba los factores determinantes de ese proceso y las salidas, analizó en diálogo con Infobae la nueva realidad. Estimó: “cada mes en que se extiende la cuarentena le agrega un punto a la caída que se proyecta actualmente al PBI del corriente año”.

- El Gobierno volvió a extender la cuarentena ¿en cuánto cree que ese fenómeno afectará a la economía, pareciera cada mes de aislamiento le agrega de 2 a 3 puntos porcentuales de caída al PBI?

- Como se reflejó en el Estimador Mensual de Actividad Económica de abril 2020, la cuarentena estricta (Fase 1) tiene un fuerte impacto en el PBI (se ubicó entre 2 y 3 puntos porcentuales). Ahora bien, como el confinamiento se fue flexibilizando en la mayoría de las regiones (algunas provincias ya están en la Fase 5 o modalidad de Distanciamiento social), el impacto de la cuarentena en la actividad es cada vez menor. En la actualidad, extender el confinamiento existente durante un mes (sin cambios) tendría un impacto que rozaría 1 punto porcentual del PBI.

- Para financiar el efecto de la cuarentena sobre la recaudación tributaria el Gobierno ha decidió transformar al Banco Central como principal fuente de ingresos del Tesoro, sea por transferencias de utilidades contables y adelantos transitorios ¿tiene un límite ese proceso y cuáles serían las consecuencias sobre el resto de la economía?

- Si bien existe un límite legal de Adelantos Transitorios (AT) y no se pueden girar utilidades que no fueron contabilizadas, estos pueden ampliarse (por caso, a fines de 2019 se modificó un criterio contable que elevó las utilidades del ejercicio que permite este año ampliar significativamente la asistencia al fisco por esta vía). Entonces, la discusión relevante pasa por analizar cuando dicho financiamiento se torna inviable. La emisión suele -especialmente en nuestro país- ser una fuente de financiamiento que genera inestabilidad nominal. De hecho, el ministro de Economía a principios de gestión la calificó de “desestabilizante”.

Pero el estallido de la pandemia en un contexto de cierre de acceso al financiamiento externo y problemas para hacer roll-over de la deuda en moneda local, forzó al Poder Ejecutivo a apelar a la emisión para cubrir el déficit fiscal generado por el desplome de los ingresos (por el derrumbe de la actividad) y la expansión del gasto para cubrir las mayores necesidades producto de la pandemia/cuarentena (IFE y ATP).

Y la necesidad tiene cara de hereje: el Gobierno apeló fuerte a la emisión y el BCRA elevó significativamente el stock de instrumentos de esterilización (el stock de Leliq crece casi $1 billones en lo que va de la cuarentena). Por suerte, tanto el stock de la base monetaria como de los instrumentos de esterilización del Central se encontraban en niveles bajos lo que -junto al cepo-, evitó un salto del tipo de cambio y de la inflación.

No obstante, la brecha demuestra que el problema no está resuelto: la presión en el mercado cambiario sigue latente, por lo que el año que viene el Gobierno debería -pese a ser un año electoral- reducir considerablemente el desequilibrio fiscal-monetario para evitar que un escenario disruptivo finalmente se materialice.

Mención aparte merece el caso de Ecuador, que al igual que la Argentina está reestructurando su deuda soberana. Producto de la dolarización, no tenía siquiera disponible la posibilidad de emitir para cubrir un déficit fiscal excepcional producto de la pandemia. Si la Argentina evita la resaca de la emisión, y queda claro que este recurso sólo se utilizará para asistir al fisco en tiempos “excepcionales”, puede ser útil. El mayor riesgo del financiamiento con emisión es que no se convierta en “regla”.

- ¿Es para inquietarse por la magnitud que han adquirido los instrumentos de regulación monetaria como el agregado de Leliq y Pases del BCRA, o es un fenómeno transitorio que comenzará a revertirse cuando la economía pueda recuperar la senda de la reactivación productiva y el crédito?

- Tanto la base monetaria como el stock de instrumentos de esterilización van a trepar fuerte (3 puntos porcentuales del PBI) producto de la cuarentena, por lo que el año cerrará con elevadas proporciones en comparación con las últimas décadas. Sin embargo, en economía muchas veces el futuro es más relevante que el pasado. Si el Poder Ejecutivo muestra compromiso para bajar el desequilibrio fiscal/monetario en un año electoral (reduce el déficit primario por lo menos a la mitad), dichos relaciones podrían incluso bajar en términos del PBI en 2021. Eso ayudaría a generar estabilidad desalentando expectativas disruptivas de incremento de las variables nominales.

- En el pasado prepandemia se sostenía en fuentes oficiales que no había margen para reducir el gasto público, por el alto peso del segmento social ¿Comparte ese criterio? ¿Qué se debería hacer para achicar el tamaño del Estado, dentro de lo posible, según diría Milton Friedman?

- Siempre hay que pensar en cómo reducir el gasto del Estado sin tener impacto en la provisión de servicios públicos, infraestructura o hacer que un mismo nivel de gasto público tenga un mayor impacto socioeconómico. De cara a 2021, la pregunta relevante es a qué velocidad podrán reducirse o eliminarse los gastos excepcionales (IFE y ATP, respectivamente) y que desequilibrio fiscal y monetario puede tolerarse.

- El Gobierno ha elegido desempeñarse sin un plan económico, y lo ratificó en el proyecto de ampliación del nunca tratado proyecto de ley de Presupuesto 2020 donde no presentó sus pautas macroeconómicas básicas de inflación, balance de divisas y resultado fiscal para este año y por tanto para el próximo trienio ¿Es relevante como herramienta de planificación de las empresas y previsiones de los economistas, o en la Argentina son referencias que quedaron más devaluadas que el peso?

- Tener y comunicar un plan económico con metas cuantificables ayudaría a brindar certidumbre a los actores económicos. Pero si dicho plan no es consistente y/o sus objetivos no son plausibles, termina convirtiéndose en un boomerang en términos de credibilidad/expectativas. No obstante, el grado de incertidumbre actual es tan elevado (y nocivo para invertir o emprender) que exige un rol más activo del Gobierno en dicho frente (independientemente si se cree o no en los planes económicos).

- El ministro Martín Guzmán logró acordar con el 65% de los bonistas bajo legislación extranjera tras mejorar la oferta, mientras se volvió a prorrogar la cuarentena y comenzarían las negociaciones con el FMI ¿qué espera de ese proceso y qué efectos cree que generará sobre la economía presente y la futura inmediata?

- El acuerdo con 65% de los bonistas ley extranjera destraba el punto más álgido de la reestructuración de la deuda soberana (el canje local es sencillo y las negociaciones con el FMI serán un poco más arduas), lo cual brinda certezas: la Argentina se encamina a salir de la zona de default. Sin embargo, el coronavirus no da tregua: el número diario de contagios y fallecidos no para de crecer (todavía no se habría alcanzado el pico) por lo que el Gobierno se ve forzado a extender la cuarentena. A fines de junio, el Poder Ejecutivo endureció el confinamiento en el AMBA con magro acatamiento y resultados sanitarios, por lo que cabe prever que vuelva a ampliar el período de aislamiento social preventivo y obligatorio hasta cuando la curva de contagios empiece a bajar. En síntesis, se está mejor en materia de deuda (saldríamos del default a principios de septiembre) lo cual mejora las perspectivas de mediano plazo, pero peor en materia de pandemia/cuarentena, lo cual implica un impacto negativo en el corto plazo.

- Amparado en la pandemia el Gobierno mantiene congeladas las tarifas de los servicios públicos, atrasa el tipo de cambio respecto de las expectativas de mercado, como lo refleja el aumento de las importaciones de bienes de consumo y la caída de las exportaciones; y decide ajustes discrecionales de las jubilaciones ¿Cómo ve los precios relativos de la economía y cuáles son las consecuencias sobre el sector productivo y el laboral?

- El gobierno de Alberto Fernández extendió el congelamiento de tarifas públicas y combustibles introducido a fines de la administración Macri, lo cual empieza a generar cierto atraso de estos precios (que se observa en una mayor participación de los subsidios en el PBI). No estamos hablando de un retraso significativo, pero si dicha política se extiende es posible volver a repetir errores del pasado.

En materia cambiaria la situación es ambigua. El tipo de cambio real no está en un nivel competitivo, pero tampoco hay signos de atraso (excepto con Brasil), el problema es la elevada brecha existente. Esta refleja que el apetito dolarizador sigue vigente: el cepo morigera las consecuencias de dichas presiones sobre las reservas del BCRA, pero no ataca las causas. Hay que reducir la incertidumbre.

- En los últimos meses se han destacado anuncios de cierre de empresas, salida del país y achicamiento de las estructuras productivas y comerciales ¿cree que es un fenómeno transitorio, potenciado por la extensa cuarentena, o responde a un proceso que venía madurando y no terminaba de caer?

- No todos los casos son iguales, pero en varios hay un proceso preexistente que la pandemia aceleró su desenlace. Un punto interesante es que algunas firmas multinacionales decidieron mudar su producción a Brasil. Tanto el desempeño económico de la Argentina como la del principal socio estratégico ha sido decepcionante en la última década, por lo que el continuo cambio de reglas junto con el menor tamaño de mercado serían las clave para inclinar la balanza en contra del país. Los continuos cambios de reglas en materia cambiaria es un claro ejemplo de lo que menciono. Y responden en última instancia a que la orientación económica ha cambiado drásticamente en función del signo del gobierno de turno. Las políticas de Estado son fruto del consenso y, por ende, incompatibles con la grieta existente.

- ¿Qué efectos sobre el nivel de empleo y pobreza generará el escenario descripto?

- El golpe sobre el empleo se sentirá particularmente en la base de la pirámide de ingresos de la población, pues la cuarentena destruye principalmente empleo informal y cuentapropista. Pese a que el Gobierno reaccionó acertadamente introduciendo el IFE (compensa parcialmente la pérdida de ingresos laborales), el aumento de la pobreza y, en menor medida, de la indigencia, será elevado. Esto lleva a un escenario social dramático pues antes de la irrupción del COVID-19, más de un tercio de la población y la mitad de los jóvenes, ya vivían bajo la línea de la capacidad de compra de los alimentos y servicios básicos.

- ¿Una reflexión final?

- Despejada la pesada mochila de la deuda pública hay que enfrentar con eficiencia la dramática situación social en el país, balanceando dos objetivos económicos que pueden ser antagónicos: la generación de empleo (dependiente del mercado interno) y de divisas (dependiente del sector transable). La dirigencia argentina se encuentra frente a un desafío mayúsculo que sólo se podrá resolver con políticas de Estado.

Con información de www.infobae.com sobre una nota de Daniel Sticco

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