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Bahrein se suma a Emiratos Árabes y juntos firmaran mañana la paz con Israel

El presidente de EE UU sigue adelante con lo que califica “el Acuerdo del Siglo”, la propuesta de la Casa Blanca para zanjar el conflicto palestino-israelí

INTERNACIONALES 12/09/2020 Juan Carlos SANZ / Yolanda MONGE
Acuerdo-Israel-Bahrein

Tras el aldabonazo de la normalización de relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, apadrinada por Donald Trump el pasado 13 de agosto, el presidente de Estados Unidos ha anunciado este viernes a través de Twitter el establecimiento de lazos diplomáticos entre Baréin y el Estado judío. El próximo martes está prevista una ceremonia en la Casa Blanca para la firma del acuerdo entre el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Exteriores emiratí, jeque Abdulá bin Zayed bin Sultan Al Nahyan. Se trata del tercer país árabe con el que Israel intercambia embajadas, después de Egipto (1979) y Jordania (1994).


“¡Otro HISTÓRICO logro hoy! Nuestros dos GRANDES amigos Israel y el reino de Baréin han llegado a un acuerdo de paz —el segundo país árabe que hace las paces con Israel en 30 días—”, ha tuiteado eufórico el presidente. A mediados de agosto, cuando faltaban menos de tres meses para las elecciones presidenciales, Trump daba un primer paso para lo que consideró “el Acuerdo del Siglo”, la propuesta de la Casa Blanca para zanjar el conflicto entre israelíes y palestinos, que presentó en febrero pasado. El mandatario se apuntaba, con la mediación en el acuerdo de normalización de relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, su principal tanto diplomático en Oriente Próximo y uno de los más relevantes en política exterior de todo su mandato.


La diplomacia estadounidense ha desempeñado un papel relevante en las negociaciones. El secretario de Estado, Mike Pompeo, señaló que un equipo del Departamento de Estado trabajaba en el acuerdo “desde hace tiempo” y que la parte crucial se cerró “en los últimos meses”. De esta manera, el príncipe heredero de Baréin, Salman bin Hamad al Jalifa, tiene previsto viajar este próximo lunes a Washington, según ha adelantado este viernes el canal estatal de televisión israelí Kan, sin confirmar si rubricará también un memorando de entendimiento con la diplomacia israelí. Trump anticipó el jueves pasado durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca que “podría haber otros países que se sumaran al acto de firma del acuerdo el [próximo] martes” enter Israel y Emiratos, sin ofrecer más detalles. “Hay muchos países (árabes) que están haciendo cola”, aseguró. La Administración estadounidense ha contactado en las últimas semanas varios posibles candidatos por medio del asesor principal y yerno del presidente republicano, Jared Kushner.

Baréin, un pequeño Estado insular (760 kilómetro cuadros; 1,2 millones de habitantes, la mitad inmigrante) estrechamente ligado a Arabia Saudí, es una de las monarquías del Golfo que ha mantenido relaciones económicas y militares con Israel cada vez menos informales. El año pasado albergó en su capital, Manama, un foro internacional sobre los aspectos financieros del llamado Acuerdo del Siglo, el plan de paz para Oriente Próximo diseñado por la Casa Blanca que ha sido rechazado de plano por los palestinos.

Esta misma semana, Baréin ha confirmado que permitirá que los aviones comerciales israelíes sobrevuelen su espacio aéreo, después de que el Gobierno de Riad lo hubiese autorizado también. Hasta ahora, el régimen de Manama había supeditado cualquier acuerdo con Israel a una actuación concertada con Arabia Saudí, patrocinadora de la llamada Iniciativa de Paz Árabe desde 2002. Este plan ofrece a los israelíes la normalización de relaciones a cambio del establecimiento de un Estado palestino en las fronteras de 1967 y con capital en Jerusalén Este. El rey Salman advirtió el mes pasado, tras el entendimiento diplomático con Emiratos, que mientras no exista Palestina su país no reconocerá a Israel, de acuerdo con el consenso que era hegemónico hasta ahora en la Liga Árabe.

Netanyahu está buscando aceleradamente tender nuevos lazos diplomáticos antes de que finalice el mandato presidencial de Trump, ahora necesitado también de logros como estadista global para revitalizar su campaña electoral. En la estela de acuerdo con Emiratos Árabes Unidos que se va a escenificar en la Casa Blanca, el Gobierno israelí intenta estrechar vínculos con países europeos y africanos.


El hombre fuerte de Emiratos, Mohamed Bin Zayed, no estará sin embargo en la ceremonia del martes, lo que se ha interpretado como una muestra de desconfianza sobre las contraprestaciones en armamento –aviones furtivos F-35 indetectables por el radar– que espera recibir de EE UU tras normalizar relaciones con Israel. Con su influencia económica y militar, Abu Dabi ha impuesto además el silencio en la Liga Árabe, que esta semana ha preferido aparcar una petición palestina de condena por la violación del consenso de unidad de acción diplomática.

Obsesionado con dejar atrás el aislamiento derivado de la ocupación y las guerras vecinales, Israel ha tanteado sin éxito a otros Estados del Golfo, como Omán, para intercambiar embajadas. En África también ha tentado con ayuda militar y económica al islámico Sudán, respaldado por la presión adicional que ejerció Pompeo el mes pasado en Jartum, e incluso al remoto y cristiano Malaui, así como profundizar su influencia militar sobre el inestable Chad.

Trump también ha favorecido un acercamiento del Estado judío a Serbia y Kosovo, aunque los resultados no parecen estar siendo los esperados. Belgrado ha advertido de que si el Gobierno israelí reconoce a Kosovo, no cumplirá la promesa hecha hace una semana en la Casa Blanca de trasladar su Embajada desde Tel Aviv a Jerusalén. Israel había evitado hasta ahora establecer relaciones con Pristina por temor a que otros países europeos replicaran con el reconocimiento de Palestina como Estado. Pese a la acelerada presión de Trump y Netanyahu, los logros diplomáticos tangibles solo se están confirmando con países del Golfo con los que Israel ha venido manteniendo relaciones en la sombra desde hace dos décadas.

Trump se esforzó en capitalizar el acuerdo al anunciarlo en un tuit y, después, al convocar a un breve anuncio en la Casa Blanca. “Todo el mundo dijo que esto iba a ser imposible”, comentó. El presidente se autoproclamó como un promotor de la paz en la región que al mismo tiempo acomoda las piezas de un ajedrez complejo. “Os he mantenido lejos de una guerra”, apuntó.

Fuente: El País

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