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El mensaje de Ginés González García al Senado: “Dejar sin la opción de abortar a muchas mujeres no sería favorable para la democracia”

El ministro de Salud defendió la ley que se está debatiendo en el Congreso y reconoció que la traba podría estar, al igual que en 2018, en la Cámara alta: “Un peronista que cree en la justicia social no sé por qué le va a negar esta posibilidad a las mujeres más débiles”, sentenció

POLÍTICA 05/12/2020 Marcos Shaw*

Finalmente, luego de un año atravesado por la pandemia en el cual hubo ciertas dudas sobre si el Gobierno mandaría la ley para legalizar el aborto al Congreso, la Cámara de Diputados ya comenzó su debate en comisión y se encamina a discutirlo en el recinto el 10 de diciembre. Sin embargo, al igual que en 2018, la traba no estaría en la Cámara baja sino en el Senado, en donde muchos legisladores, sobre todo por cuestiones religiosas, están en contra de la interrupción voluntaria del embarazo.

En la Casa Rosada son conscientes de este escenario y si bien hay cierta expectativa por el rol que podría jugar Cristina Kirchner para inclinar la balanza, el resto de los ministros que estuvieron involucrados en la redacción de la norma y el propio Alberto Fernández intentan sumar voluntades y colaborar en la aprobación final del texto.

En diálogo con Infobae, Ginés González García, titular de la cartera de Salud, defendió el proyecto oficial, hizo hincapié en que el Ejecutivo lo aborda como una cuestión de salud, le envió un mensaje a los senadores del peronismo que votarían en contra y le respondió a quienes apelan a argumentos religiosos o vinculados a los derechos humanos para rechazar la ley.

-¿En algún momento pensaron que no llegaban a mandar la ley?

-Fue nuestro programa de gobierno, lo dijimos como propuesta de acción y después apreció la pandemia. Pero sentimos que no se puede seguir postergando porque lo que queremos hacer es evitar muertes evitables como hace todo el mundo. La gran mayoría de los países tienen una estrategia de legalización del aborto y de apoyo a las mujeres que quieren tomar esa decisión. Nosotros no solo hemos hecho una ley de eso sino también para las que quieren continuar con su embarazo y sus condiciones económicas o sociales se lo impiden. Primero queremos que no ocurra y segundo que si ocurren que no tenga consecuencias o sean mínimas. El Gobierno está haciendo todo el programa de salud en cuestiones reproductivas, como la provisión de insumos para el control del embarazo no deseado. El aborto sigue sucediendo, en menos cantidad porque se introdujo la medicación pero es cierto que cuando se hace clandestinamente seguimos teniendo un número de muerte innecesario y evitable. Me siento muy mal por las muertes que se produjeron los últimos años y nosotros seguimos dilatando una cuestión que ya la tiene el mundo resuelta y también al lado nuestro.

-¿En la redacción del proyecto costó llegar a puntos de acuerdos con la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y otros sectores?

-Tratamos de que fuera un proyecto no agresivo y que cumpliera con los objetivos sin molestar a nadie. Esto va a ser un hecho optativo y vamos a proteger a las mujeres pobres si lo quieren tener o no. Que es lo que está pasando hoy. Las mujeres de sectores medios para arriba esto lo resuelven: no lo quieren tener y van a la farmacia y si lo quieren tener, lo tienen con el apoyo familiar alrededor. Las que no tienen opciones son las pobres. Por eso queremos hacer esto con un sentido de justicia social. No de derechos, que eso involucra a todas las mujeres. Pero las consecuencias las pagan solamente las pobres.

-La objeción de conciencia siempre está en el centro de la polémica. De hecho, un sector decía que no debía estar planteada en el texto pero finalmente incluyeron la individual. ¿Fue una concesión?

-Intentamos obviamente que hubiera la posibilidad de la objeción de conciencia. La institucional no existe y no puede usarse como excusa para no cumplir con la ley. Creo que la objeción de conciencia ha sido bastante usada para esquivar la problemática que podía causar. La ilegalidad ha hecho que muchos colegas míos piensen que se metían en un lío. Algunos que han cumplido con la ley han sido perseguidos de manera extraordinaria. Si bien va a existir, la objeción no va a ser masiva.

-¿Cómo ve la intensidad del debate? ¿Qué comparación hace con respecto a 2018?

-Lo veo mejor. En 2018 empezó muy bien, muy plural, mucha gente, me sentí muy bien en ese momento. Sobre el final se convirtió en un combate, en una cosa de mucha agresión, muchas macanas, muchas mentiras. Creo que hemos madurado como sociedad y no va a pasar. Algunas cosas ya pasan, hay gente que me pidió la renuncia, pero yo digo lo que he dicho siempre y lo hago desde el enfoque médico. Esta vez va a ser más corto el debate y más respetuoso.

-Da la sensación de que se repetiría lo ocurrido en Diputados y la incógnita es el Senado. ¿Cómo lo ve?

-No es mi función hacer un diagnóstico de los votos. Siento que en Diputados está mejor la situación que años anteriores. Del Senado mucho no puedo decir porque son menos, no sé cómo van a resolver el tema de lo que está pasando con los aprietes, pero tengo confianza. Un peronista que cree en la justicia social e igualdad de derechos no sé por qué le va a negar esta posibilidad a las mujeres más débiles. Pero respetaremos la posición de todos. Es momento de no tener más muertes.

-¿Cree que el rol de Cristina Kirchner será importante para inclinar la balanza?

-No he hablado con ella pero ya tomó posición. Como presidenta del organismo tiene que manejarse con un cierto equilibrio.

-Teniendo en cuenta la bandera que levantó el Gobierno detrás del aborto, ¿si no se aprobara sería un golpe?

-Para mí sería una desilusión pero para las mujeres sería una cosa muy dura. No es obligatorio, pero dejar sin opción a muchas mujeres no sería favorable ni siquiera a la democracia. Yo voy a sentir una gran frustración. Me vuelven loco todos los años las muertes que son evitables. Eso no debería pasar. El problema del aborto es la magnitud, son más de mil por día. Hay que cambiarlo como lo cambió el mundo. No es que somos pioneros, somos los últimos.

-Desde el Ejecutivo siempre plantearon el tema como una cuestión de salud. ¿Qué le responde a los expositores y militantes que están en contra con argumentos religiosos o vinculados a los derechos humanos?

-No los comparto porque estoy hablando de evidencia. La evidencia de los países que hacen las cosas de esta manera es contundente: eliminaron una causa de muerte importante. En la historia las mujeres se murieron mucho por cuestiones obstétricas. Lo que no me gusta es que se usen argumentos que no son ciertos. El que defiende la vida claramente es el proyecto nuestro. El otro no defiende la vida y mucho menos las dos vidas. Y aunque alguna gente se enoje: las células son vida pero no estamos hablando de personas. Si no sería el mayor genocidio mundial el que está haciendo todo el mundo legalizando el aborto. Eso está resuelto en sociedades católicas como la irlandesa, la italiana, la española. Pero acá se toma con un fanatismo y diciendo cosas que la bioética mundial, no yo, tienen definida. La bioética no considera persona a lo que sea la interrupción en el momento en el que las leyes lo autorizan. Me gustaría que pusiéramos más evidencia que creencia. Uno es respetuoso de las creencias pero no puede obligar con sus creencias a que todos tengan un sufrimiento como le pasa a muchas personas en la Argentina.

 

 

* Para www.infobae.com

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