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La ley para derogar las PASO vuelve a enfrentar al Gobierno con el kirchnerismo

Los gobernadores del PJ presentaron, a través de los legisladores que les responden, una iniciativa para suspender las elecciones primarias el próximo año. En tanto, en la bancada que conduce Máximo Kirchner ya habían advertido que el tema “no está en agenda”

RAFAELA - POLÍTICA 12/12/2020 Joaquín MUGICA DÍAZ
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La iniciativa para quitar, por única vez, las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) tomó impulso el viernes 4 de diciembre, cuando 21 gobernadores le plantearon al presidente Alberto Fernández la posibilidad de eliminar los comicios el próximo año, aduciendo el enorme gasto económico que implican en un momento de crisis y el impacto de la pandemia en la vida diaria de los argentinos. Sin las elecciones, se ahorra dinero -$13 mil millones- y disminuye la movilización de gente. Esa es la cuenta.

El proyecto fue tomando forma durante el fin de semana. Los legisladores que responden a los gobernadores trabajaron en diferentes opciones hasta acordar uno. Fue en silencio y en un clima enrarecido por la decisión del kirchnerismo de exponer su descontento sobre la decisión.

Para mitad del año próximo, cuando se llevarían adelante las elecciones primarias, el Gobierno nacional espera estar en pleno proceso de vacunación contra el coronavirus. En ese contexto, los mandatarios plantearon que las PASO estarían fuera de término, en una realidad paralela a la que vive el país. Desde esa base comenzaron a construir el discurso para bajar los comicios. Apostando al sentido común para cambiar las reglas de juego.
Ese viernes en la Quinta de Olivos 21 mandatarios -tanto del oficialismo como de la oposición- le plantearon al Presidente la posibilidad de avanzar con un proyecto de ley para que el Congreso lo trate en el período ordinario antes de que culmine el año. Los tiempos no dieron. Fernández habilitó la jugada pero les pidió que sean ellos quienes las lleven adelante. Dio un paso al costado y le abrió el juego a sus socios más fieles en la coalición. Ayer insistió en que se someterá a lo que defina el Congreso.

El primero en levantar el tema fue el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, uno de los más cercanos a Fernández, que el 2 de noviembre, cuando el tema solo circulaba en charlas informales entre los mandatarios, expresó en las redes sociales su voluntad de suspender las PASO. “Significaría menor riesgo sanitario y mayor ahorro económico”, indicó. Los mismos argumentos que están en el proyecto actual.
La idea tomó fuerza durante los primeros días del fin de semana XXL, pero fue enfriándose durante los feriados. Solo dos gobernadores plantearon en forma pública su visión en días de baja actividad política. El mandatario de Chaco, Jorge Capitanich, fue uno de los impulsores y aseguró que antes de cerrar la semana el proyecto iba a estar en el Congreso. Además, propuso un trámite “exprés” para que la ley sea aprobada antes de que comience el año electoral. Su idea no se materializó y su voz se apagó frente al silencio de la mayoría.

El segundo en hablar fue el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien aseguró que debería haber un consenso para suspender las PASO y planteó: “No hay dudas que estamos en una situación excepcional. En julio todavía vamos a estar vacunando y con el coronavirus encima. Y en agosto estaríamos entrando a un proceso electoral. Sería una situación peculiar. Hay que evaluarlo”. Dijo sin decir. No quiere meterse en ese barrial. Quizás porque sabe que en el kirchnerismo pretenden que las PASO se realicen.

Kicillof no tiene interés en meterse en esa discusión. En el gobierno bonaerenses lo descartan de plano como una opción. Son contundentes. “No es un tema que interese. No hay una sola persona del gobierno provincial dedicándole un minuto a ese tema”, sostuvo un ministro cercano al Gobernador.


El consenso de los gobernadores es mayoritario pero no total. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que conduce Horacio Rodríguez Larreta, no se sumó al pedido. Y en la provincia de Buenos Aires la ley de las PASO debe ser aprobada por la Legislatura bonaerense. En Diputados no tendría problemas para pasar el filtro, pero en el Senado tiene mayoría Juntos por el Cambio y es imposible que pase.

Entre ambos distritos concentran más del 40% del padrón electoral. Si las elecciones no se suspenden en esos dos lugares, cerca de la mitad del país tendrá que acudir a las urnas en dos oportunidades, mientras en el resto de las provincias solo lo harán una vez. El mapa partido es extraño y diluye el volumen de la decisión de los gobernadores. Es una realidad antifederal pero innegable.

En ese contexto el diputado tucumano Pablo Yeldlin, que responde al gobernador Juan Manzur, presentó el viernes un proyecto, respaldado por los gobernadores, en el que pidió la suspensión de las elecciones primarias por única vez. El proyecto se debatió y se reformó durante esta semana. Se iba a presentar el jueves, pero se postergó porque ese día se trató en Diputados el proyecto de legalización del aborto. El día informativo estaba inundando por el debate e iba a perder impacto.

El proyecto también lleva las firmas de Ariel Rauschenberger, Mario Leito, Diego Sartori, Flavia Morales, Aldo Leiva, Ricardo Wellbach, Alma Sapag, Walberto Allende, Carolina Moises.

Además de Manzur, el proyecto tiene el apoyo de los gobernadores Sergio Uñac (San Juan), Oscar Herrera Ahuad (Misiones), Sergio Ziliotto (La Pampa), Omar Gutiérrez (Neuquén), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Gerardo Morales (Jujuy) y Raúl Jalil (Catamarca).


En paralelo, el último miércoles, la legisladora Cecilia Moreau, vicepresidenta del bloque del Frente de Todos en la Cámara baja, marcó la cancha en nombre del kirchnerismo y afirmó que el espacio legislativo que conduce Máximo Kirchner no tenía entre sus prioridades tratar el proyecto. Le restó importancia y no consideró la jugada política de los gobernadores. Pinchó el globo.

“En nuestro bloque no hay ningún proyecto para suspender las PASO”, sostuvo Moreau, que luego agregó: “No tenemos en agenda la suspensión de las PASO para estos días y no me parece que pueda tener un debate exprés”. No dejó margen para una interpretación incorrecta. Fue clara. El kirchnerismo no quiere tratar ese proyecto.

La presentación del proyecto para derogar las PASO por un año volvió a exponer las diferencias internas que existen en la coalición gobernante y los enfrentamientos públicos que se generan cuando el camino de Alberto Fernández y los gobernadores, principales socios dentro del esquema de gobierno, va en paralelo al de Cristina Kirchner y la fuerza política que conduce. Un hecho que se repite. Una y otra vez.

Los gobernadores le hicieron un planteo a Fernández y este les avaló la iniciativa pero les pidió que sean ellos los que se encarguen de llevarla adelante. Se corrió del centro de la escena y evitó absorber el costo político de la decisión. También tomó distancia de un potencial conflicto con el kirchnerismo que, con el paso de las horas y las decisiones cruzadas, volvió a quedar sobre la mesa. Ahora los gobernadores esperan que el Presidente sume el tema a las sesiones extraordinarias. Una señal después de aval.

El Presidente se apoya en los gobernadores y en los intendentes. Es una descripción de la realidad basada en una decisión política. Se siente cómodo en el vinculo con ellos y en la forma de hacer, entender y exponer la política. Mucho más cómodo que lo que puede sentirse compartiendo la gestión con Cristina Kirchner, con la que llevaba tres meses sin hablarse, y volvió a encontrarse en un acto en la ex ESMA para la conmemoración del primer año del gobierno.

La decisión de no llevar adelante las PASO tiene beneficios y prejuicios para los dos sectores más importantes del Frente de Todos. Los gobernadores, oficialismos provinciales, pretenden reducir los gastos y asegurarse el poder total en la conformación de las listas. Les incomoda la posibilidad de que kirchnerismo les armen listas paralelas y los fuercen a una negociación por los lugares en las boletas. Ya les pasó el año pasado en las elecciones a gobernador, donde el sector K cerró a la baja en la mayoría de los acuerdos, pero tensó la cuerda en cada negociación.

En cambio, en el kirchnerismo, La Cámpora afronta un importante desafío electoral en el 2021 para posicionarse en los escalones del poder estatal de cara al 2023. Más lugares en las listas son más cargos y, por ende, más presencia en el Estado. Más poder, más visibilidad, más influencia. Cada cuál atiende su juego en el Frente de Todos. Así convivieron durante el primer año de gestión. Cuando lleguen las elecciones será más visible la influencia del Presidente sobre la coalición. Los gobernadores del PJ quieren cerrar las listas con él. No tienen dudas, saben a qué liderazgo quieren responder.

Fuente: Infobae

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