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¿Le ganará la pulseada al mercado?: este es el plan de Guzmán para que no se disparen el dólar y la inflación

Contra la convicción de la mayoría de las consultoras privadas, en el equipo económico no ven una aceleración de los precios. Qué está en juego

ECONOMÍA 20/12/2020 Claudio Zlotnik*

Martín Guzmán está convencido de que las próximas semanas serán determinantes para ganar la "batalla de las expectativas". Así llaman desde el entorno del ministro a la pulseada que el equipo económico mantiene con el "mercado". Ya se trate de inversores que creen que el tipo de cambio tendrá un salto disruptivo en el corto plazo; o de economistas de consultoras privadas que en las últimas horas sacaron informes presumiendo que la inflación mensual subirá un escalón de aquí en más. 

En el equipo oficial se muestran confiados: creen que, así como lograron la estabilización en el mercado cambiario, podrán convencer a los más escépticos de que la inflación quedará en los próximos meses en un nivel parecido al mostrado hasta ahora. Desmienten que la inflación mensual vaya a una dinámica del 4% mensual. Eso sí: nadie contradice al ministro -que puso en el Presupuesto 2021 un índice anual del 29%-.

Los funcionarios aceptan que, por delante, se acumulan desafíos. El primero, obvio, es que no haya una devaluación abrupta. Algo que sería "demoledor" para el plan de encarrilamiento de la economía. En el equipo económico ya dan por superada esa prueba, luego de que la cotización del dólar "blue" bajara de los $195. Cuentan las jornadas que el Banco Central compra divisas en el mercado para abultar las reservas. Hasta el jueves, la séptima rueda consecutiva.

Contra la convicción de la mayoría de las consultoras privadas, en el equipo económico no ven una aceleración inflacionaria.

Aceptan que, eso sí, existieron problemas en algunos rubros en donde sí hubo disrupción en la oferta de productos. El caso más claro es el de los materiales para la construcción. El notorio desabastecimiento de insumos, en medio de la disparada de la brecha cambiaria y el aumento en la demanda de esos productos, presionó sobre los precios.

Lo mismo ocurrió con algunos productos dolarizados. Ya sea insumos, piezas o directamente productos terminados: en la lista se anotan acero, hierro, plásticos y electrodomésticos, son algunos de los casos emblemáticos. De hecho, en las ferreterías se notaron faltantes de artículos como tornillos, clavos y hasta pegamentos.

Lo sufrió también la industria automotriz, con faltantes de autopartes hechas con plásticos. Lo mismo que la industria de los juguetes, en donde por estos días se perciben aumentos superiores al 100% en algunos productos elaborados con plásticos.

Esta dinámica -propia del ensanchamiento de la brecha- tuvo también un impacto macroeconómico: en pocos meses, la Argentina pasó de contar con un superávit comercial cercano a los u$s2.000 millones mensuales a otro de apenas u$s500 millones. Y, por si fuera poco, lo cierto es que al Banco Central no llegaba nada de estas divisas: las Reservas cayeron en los últimos meses.

La tendencia negativa se aplacó en las últimas jornadas: de acuerdo a los registros oficiales, hasta el viernes 11 (último dato disponible), el BCRA llevaba comprados u$s48 millones en el mercado. Contra u$s4.730 millones que se vio obligado a vender desde principios de año.

Lo dicho más arriba: en Economía y en el BCRA confían en que vendrán tiempos de recuperación de las reservas. ¿Las proyecciones? Guzmán asegura que las dará a conocer en los próximos días, antes de fin de año.

Otros desafíos

Otra de las cuestiones que llamaron la atención entre las consultoras de la City tuvo que ver con la fuerte suba de los precios en aquellos sectores que estuvieron sin actividad durante la cuarentena, y que al reabrir lo hicieron a valores mucho más altos que los anteriores.

El ejemplo más potente refiere al rubro "recreación", que el mes pasado registró un salto del 5,1% en el índice de precios. Se convirtió en el rubro más caliente del IPC. Ese alza -explicó el propio Indec- se vinculó con la reapertura de gimnasios y otros servicios "recreativos", que estuvieron clausurados durante la cuarentena, y una vez liberados lo hacen con una fuerte actualización de precios.

Algunos economistas sostienen que esa es una clara evidencia de lo que se aproxima: alzas notables que empujarán el índice hacia arriba.

En el equipo económico descreen de ese efecto. Argumentan que no se trata de una dinámica permanente; y que una vez que los precios de los servicios habilitados se acomodan, lo hacen de una sola vez. Que luego continúan, a lo sumo, una tendencia normal, que dependerá de otras variables.

La gran preocupación oficial se relaciona con el precio de la comida. El Gobierno, a través de los programas Precios Máximos y Precios Cuidados, reguló la suba de los precios en los alimentos industrializados. Más de 100.000 artículos que se venden en las góndolas de los supermercados quedaron bajo la lupa de Comercio interior, que otorgó aumentos en cuentagotas.

Pero hay una realidad: esa postura oficial tendrá cada vez más dificultades para sostenerse así, sin cambios. Las empresas fabricantes vienen presionando por ajustes con el argumento de que sus costos se encarecieron entre 20% y 25% en los últimos meses. ¿Una de las principales razones? La constante suba del dólar oficial, que ya se incrementó 37,5% en lo que va de 2020.

Hay otra realidad: los alimentos vienen encareciéndose en el mundo "pandémico". No es un problema exclusivo de la Argentina. La debilidad del dólar a nivel global disparó los precios de los commodities. El impacto en los valores de los alimentos fue inmediato. En la Argentina de la tasa de pobreza récord, esa tendencia luce muy preocupante.

La fórmula para una inflación bajo control

Para atenuar la dinámica inflacionaria, el Gobierno intentará mantener a rajatabla el control de las cuentas fiscales. Según Guzmán, esa es la fórmula para torcer las expectativas de los economistas, y es de lo que se viene hablando con el Fondo Monetario.

Si, en efecto, Economía logra encarrilar el mapa fiscal y limitar la emisión monetaria -siempre en un contexto de salida de la pandemia-, la posibilidad de que se disparen los precios parece un escenario lejano.

Para asegurar ese panorama tranquilizador, Guzmán tiene en carpeta la salida al mercado de deuda en pesos, con el objetivo -justamente- de quitarle peso a la mochila del Banco Central.

El economista Walter Graziano coincide con esta visión. "Si el Gobierno ordena un plan monetario y fiscal, la inflación de 2021 podría dar por debajo del 40%", dice.

"Eso sí -advierte-, para generar certidumbre, la Argentina debería contar con fondos frescos en la negociación con el FMI. Si no lo asegura, la recuperación de las reservas será un proceso muy lento y, en el medio, puede haber turbulencias".

La llegada de dinero en el marco de la negociación con el FMI no está para nada clara. Luis Cubbedu, jefe de la misión en la Argentina, ya avisó que el organismo no tiene demasiado margen para acercar dólares, luego de que el gobierno anterior recibiera casi u$s45.000 millones.

"En la actual coyuntura, y a diferencia de otras épocas donde la inflación se espiralizó en la Argentina, esta vez no están los drivers que lleven a un salto como prevén las consultoras", asegura a iProfesional un funcionario clave en el esquema económico.

El desafío está planteado. En algunas semanas se empezará a ver si la estrategia sale bien.

 

 

* Para www.iprofesional.com

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