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A 5 años de su desaparición en Ceres: ¿dónde está Maxi Sosa?

Una investigación deficiente marca todo el proceso posterior y lleva a la impunidad, que es la peor respuesta que puede dar la justicia

JUDICIALES 21/12/2020 Agencia de Noticias del Interior
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Un 21 de diciembre pero de 2015 la ciudad de Ceres, en el departamento San Cristóbal se convirtió en noticia. Pasadas las 15 comenzó la búsqueda de un nene de tres años que había desaparecido en la cuadra de la casa de su abuela, en el barrio Juan Pablo II, un vecindario de solo dos cuadras en donde “viven familias con niños en situación de extrema fragilidad”, según publicó un informe periodístico realizado por Ceres Diario. El niño, que tenía por entonces tres años, se había quedado al cuidado de su abuela porque su madre estaba dando a luz en el hospital de esa ciudad.

Un puñado de vecinos, más los bomberos de Ceres, y los primeros policías, comenzaron con el rastrillaje que comenzó a extenderse por otros barrios, lo que produjo que más personas se fueron sumando aquella tarde calurosa, mientras en las redes sociales aparecían las primeras fotos del pequeño y cadenas de oración pidiendo por su aparición.

Ya al otro día, el pedido de paradero del pequeño se había extendido a localidades vecinas y también hicieron que a la ciudad, según recuerda el portal Ceres Ciudad, arribe el ministro de Seguridad de la provincia, personalidades políticas, policías y bomberos de otras localidades, así como también distintas fuerzas de seguridad que se sumaron a la búsqueda que también incluyó perros, buzos tácticos, y hasta personal especializado en rastreo de personas.

Qué fue lo que pasó

Ese día Maxi estaba en la casa de su abuela, en el precario barrio Juan Pablo II. Allí también estaba una tía que se encontraba durmiendo la siesta, cuando la abuela se fue al hospital a visitar a la madre del pequeño que había dado a luz prematuramente a su segundo hijo. Cuando la mujer volvió al domicilio, el chico ya no estaba. Con esas declaraciones, una hipótesis que surgió era que el niño podría haberse caído en una cava cercana a la vivienda, pero la búsqueda no dio resultado. Ni allí, ni en los alrededores.

Pero el caso dio un giro resonante un año después: la Agencia de Trata de Personas de Santa Fe realizó entrevistas y escuchas telefónicas que direccionaron sospechas y terminaron con las detenciones de su abuela y la pareja de ella, quienes aún continúan con prisión preventiva.

“La mujer investigada (de 41 años al momento de los hechos) y un hombre mayor de edad (de 37) con el que convivía sustrajeron al menor por entonces de tres años del poder de su madre sin su consentimiento, lo retuvieron y lo ocultaron para luego desplazarlo a un destino desconocido, por lo cual todavía no se ha podido dar con el paradero del niño”, fue la conclusión a la que llegó la fiscal Hemilce Fissore.

Ella además pidió el pase de la causa al fuero federal ante la presunción de un hecho de trata. La Corte Suprema de Justicia de la Nación le dio la razón y ordenó que la Justicia Federal de Rafaela investigue la desaparición de Maximiliano Sosa.

En octubre de 2018, el Ministerio de Seguridad de la Nación ofreció una recompensa de un millón de pesos a quien aporte datos que permitan avanzar en la investigación.

Ya en el Fuero Federal, la investigación también imputó a una tercera persona, Pablo Américo Pinedo, un supuesto cómplice que habría ayudado a la pareja a concretar el delito. Ello fue apelado y la Cámara Federal de Rosario solo confirmó el procesamiento por el delito de sustracción de menores a los imputados Sayago y Malagueño, y dictó la falta de mérito.

Elevación a juicio

La fiscalía federal de Rafaela, a cargo de Jorge Gustavo Onel, solicitó en julio de este año la elevación a juicio de la abuela del pequeño y su pareja Ariel Malagueño por la sustracción de su nieto y una falsa denuncia acerca de su desaparición. El Ministerio Público Fiscal les atribuye haber sustraído a Maxi Sosa del poder de su madre cuando tenía tres años de edad, en la ciudad de Ceres, provincia de Santa Fe, entre los días 18 y 21 de diciembre de 2015. No obstante el requerimiento para ir a juicio, persisten las medidas probatorias tendientes a establecer el paradero del niño y la investigación de un presunto tercer involucrado.

La presentación les endilga además haberlo retenido y ocultado en el inmueble donde habitaban los imputados, conocido como el “Chalecito”, ubicado en la localidad de Colonia Montefiore, también en Santa Fe, cuanto menos hasta el 26 de junio de 2016. Además, a la mujer se le atribuye haber efectuado una falsa denuncia el 21/12/2015 en la sede de la Comisaría Segunda de Ceres. Allí había afirmado, entre otras cosas, que en esa fecha habría desaparecido su nieto con posterioridad a las 12, desde su domicilio de calle Juan Delgado S/N del Barrio Juan Pablo II de Ceres. Ello a sabiendas de la inexistencia del hecho denunciado.

 

Huellas dactilares y líneas telefónicas

El fiscal a cargo de la Fiscalía Federal de Rafaela, Gustavo Onel, pidió al juez Reinaldo Rodríguez en abril de este 2020, que autorice una serie de peritajes para determinar el posible paradero de Maximiliano. Una de ellas es que requiera del Registro de las Personas de la Provincia de Santa Fe una planilla inicial que sea la original del niño o cualquier documento donde consten las huellas dactilares del mismo.

El fiscal requirió que sean oficiados distintos Cuerpos Médicos Forenses de Santa Fe, Santiago del Estero, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes y Chaco para que informen sobre cuerpos que pudieron haber sido examinados como NN y que puedan tener fisonomías similares a las que tiene Maxi Sosa. A su vez, que se extraigan las huellas dactilares que podrían haber tenido dichos cuerpos.

Onel sugirió al juez que una vez obtenidas tales huellas se lleve a cabo un cotejo de ellas con las bases de datos que posee la Dirección de Criminalística y Estudios Forenses de Gendarmería Nacional mediante el Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Dactilares (Afis).

Cabe destacar que el sistema Afis permite, por un lado, a través de un medio informático, el escaneo, captura e ingreso de improntas dactilares al sistema y por otro la consulta y comparación automática con todos los registros previamente almacenados, utilizando como punto de partida una huella digital. Esa base de datos se encuentra diariamente conectada con el Registro Nacional de las Personas, con la Dirección Nacional de Migraciones, y con otros organismos públicos.

Otra de las medidas solicitadas por Onel apuntaron a peritajes de números telefónicos que forman parte de la investigación. Se trata de dos líneas de la empresa Telecom Personal SA que realizaron una serie de llamadas y mensajes entre el 18 de diciembre y 31 de diciembre del 2015.

Tal pedido busca esclarecer la identidad de los usuarios de dichas líneas, como así también la localización de los mismos y además los lugares frecuentados durante el período que investiga la Justicia Federal.

Mural

En septiembre la artista santafesina, de la ciudad de San Cristóbal, Lidia Jalife realizó un mural en la ciudad de Ceres. Una gigantografía en forma de mural con el rostro de Maxi Sosa, que desapareció en el año 2015 y del que todavía no hay certezas. Fue pintada en una de las paredes del Rosedal que linda con la Terminal de Ómnibus Mariano Moreno de la ciudad ceresina.

"Cuando miro bien su rostro y sus ojos siento que me transmite esperanza. Ojalá puedan encontrarlo algún día con vida. Este domingo terminamos la obra y vino la mamá de Maxi a verla. Tenía miedo sobre qué me podía decir o que no le guste y me agradeció mucho, me dio un abrazo y me dijo que estaba muy conmovida. Y me pasó algo muy particular cuando la vi: después de estar tanto tiempo trabajando con el rostro de Maxi cuando la vi a ella me pareció ver el rostro de Maxi, los mismos ojos, la misma mirada. Fue algo que me impactó", dijo la artista sancristobalense a la web del Ente Cultural Santafesino.

Fuente: Uno Santa Fe

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