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Los dos temas prioritarios en la agenda de Alberto Fernández y la fecha en la que tiene previsto hacer cambios en el gabinete

El Presidente está preocupado por la magnitud de la segunda ola de COVID-19, desea cerrar un acuerdo con el FMI hacia fines de marzo y analiza reemplazar a ciertos ministros

POLÍTICA 01/01/2021 Román Lejtman*
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La información pública -nacional e internacional- y los informes reservados que recibió de su Gabinete reforzó la preocupación de Alberto Fernández respecto a la próxima llegada de la segunda ola de COVID-19 y su impacto social, político y económico en la Argentina durante 2021.

El Presidente lee con muchísima atención las noticias de Europa y Estados Unidos que describen los efectos mortales causados por la pandemia en esas sociedades con robusta estructura sanitaria, y apuesta a enfrentar la segunda ola de COVID-19 con dos estrategias institucionales que dependen poco de su voluntad política.

Esas estrategias están vinculadas a la provisión de vacunas fabricadas en Rusia y China, y a la exhumación del aislamiento obligatorio cuando los muertos y los contagiados crucen la denominada línea roja. “No hay un número predeterminado. Estamos viendo si es un rebrote pasajero o algo más”, explicó Alberto Fernández en la quinta de Olivos.

La Casa Rosada firmó con el Kremlin un acuerdo bilateral que implica 30 millones de dosis de la vacuna rusa. Alberto Fernández confía en la palabra de Vladimir Putin y asume que los cargamentos de Sputnik V llegarán sin demoras a Ezeiza entre enero y marzo.

“El Fondo Ruso que invierte en la vacuna nos reiteró que todo llegará en tiempo y forma”, aseguró el jefe de Estado cuando se le preguntó si Rusia cumplirá con los plazos de entrega.

Alberto Fernández sabe que Putin considera la vacuna como un hecho geopolítico, pero descarta que el líder ruso privilegie a sus aliados globales por encima de la Argentina que no tiene una agenda internacional plegada a los intereses estratégicos del Kremlin en América Latina.

-¿No teme que Putin opte por Turquía o Siria si la producción de vacunas no alcanza para satisfacer las necesidades de sus propios socios en Europa y Medio Oriente?-, le preguntaron al jefe de Estado.

-Entiendo el punto, y lo tengo en cuenta. Pero sé que Putin cumplirá con su palabra. Ayer hubo una llamada con el fondo ruso que maneja la vacuna y nos ratificó su compromiso con la Argentina-, respondió Alberto Fernández.

El Presidente también apuesta a la provisión de millones de dosis de la vacuna china. La compañía Sinopharm produce esta vacuna, y Xi JInping prometió a la Casa Rosada que los embarques llegaran sin demora cuando termine la negociación comercial.

Beijing exige entre 20 y 30 dólares por cada vacuna, mientras que Buenos Aires aún regatea para lograr que el precio final no pase los 25 dólares por las dos dosis respectivas. Son 15 millones de vacunas, y la diferencia en los montos es gigantesca. El acuerdo se cerraría antes de la primera semana de enero.

Junto a la provisión de las vacunas, que dependen de las decisiones políticas de Putin y Xi, Alberto Fernández evalúa regresar a la cuarentena dura para enfrentar la segunda ola de COVID- 19, si los números de muertos y contagiados crece a ritmo geométrico.

El Presidente está preocupado por la ausencia de disciplina social durante las vacaciones y por eso convocó por 25 minutos en Olivos a Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta. Alberto Fernández, el gobernador bonaerense y el jefe del gobierno porteño compartieron información y el temor de un desborde social en enero y febrero.

A esta preocupación sanitaria de Alberto Fernández, Kicillof y Rodríguez Larreta, se le suma un temor político que se maneja como un secreto de Estado: la posibilidad de cierta desobediencia civil, si la ola de COVID-19 es fuerte, y no hay otra alternativa que regresar a la categoría 1 de ASPO.

En el Gobierno se asume que cerrar la economía y asfixiar la educación y las actividades sociales causarán muchísima preocupación y desasosiego, pero Alberto Fernández conoce qué está sucediendo en Estados Unidos, Italia, España, Francia y Gran Bretaña, y aseguró a su círculo de poder que regresará a ASPO fase 1 si no tiene otra alternativa sanitaria.

La agenda presidencial está ocupada a full por las eventuales consecuencias de la segunda ola del COVID-19. Sin embargo, Alberto Fernández no pierde detalle de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y diseña con cautela un probable cambio en el Gabinete Nacional.

Martín Guzmán lidera las conversaciones con el staff del FMI, y ahora todo es cuesta arriba. El ministro de Economía tenía una hoja de ruta y avanzaba en el cierre de un Programa de Facilidades Extendidas. Pero Cristina Fernández de Kirchner marcó la cancha en el último acto del Frente de Todos y provocó una forzada contramarcha con final abierto.

Si se consideran los cánones históricos que ejecuta el FMI con un acreedor serial como la Argentina, y se pone enfrente la receta que explicitó CFK en el estadio Único de la Plata, será muy difícil encontrar un entendimiento político y económico que permita desembocar en un acuerdo para pagar la deuda externa contraída por Mauricio Macri.

Alberto Fernández diseña una agenda de viajes oficiales que tiene dos paradas clave: Washington y Beijing. Todavía no hay mes preciso respecto a los Estados Unidos, mientras que ya está cerrado que el Presidente se encuentre con Xi a principios de mayo.

Y antes de que la gira suceda, a DC o China, Alberto Fernández remozará su Gabinete Nacional. El jefe de Estado reemplazará a Felipe Solá como canciller, y busca ministro para Producción. No está satisfecho con Matías Kulfas. Y aún no decidió cómo hará justicia con un viceministro que conspira todo el día con sus amigos del Instituto Patria.

 

 

* Para www.infobae.com

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