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Mientras Alberto Fernández y Jair Bolsonaro negocian un encuentro presencial, tres hechos recientes generaron tensión en la relación bilateral

El próximo 26 de marzo se cumplen 30 años de la firma del Tratado de Asunción, que dio inicio al Mercosur. El embajador Daniel Scioli y la Cancillería buscan que ambos líderes mantengan un encuentro tras el acto conmemorativo para afianzar una agenda común

POLÍTICA 14/02/2021 Eduardo Menegazzi*
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Para el 26 de marzo, el día en que se cumplirán 30 años de la firma del Tratado de Asunción que permitió cristalizar la alianza regional del Mercosur, el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, espera mostrar los resultados de sus gestiones y que Jair Bolsonaro pose para la foto junto a su par argentino, Alberto Fernández. Esa es su gran ambición: conseguir que conversen cara a cara dos figuras importantes de esta porción del continente que aunque están en las antípodas ideológicas ahora parecían más abiertos a desarrollar una agenda común.

Hubo tres hechos que ocurrieron en menos de una semana en los primeros días de febrero que encendieron las alarmas de ambos lados para que el encuentro tan ansiado empiece a verse “amenazado”. Primero, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, visitó a Bolsonaro en Brasilia y ambos coincidieron en que próximamente deben reunirse las cuatro naciones fundadoras del Mercosur -el cuarto país de la alianza es Paraguay- con el propósito de discutir la flexibilización del bloque. Quieren que cada país pueda comerciar con terceros países y también proponen que lentamente el arancel externo común vaya disminuyendo.

Alberto Fernández se resiste a ambas propuestas pero flexibilizó su postura respecto a negociar un acuerdo con la Unión Europea, el cual en un principio no apoyaba. Está dispuesto a escuchar razones, probablemente en ese encuentro del 26 de marzo, que aún no se sabe si será en Puerto Iguazú o en Foz de Iguazú, la ciudad brasileña que albergó en 1995 un histórico encuentro entre Raúl Alfonsín y José Sarney, que fue la semilla sobre la cual años después germinó el mercado común.

A los pocos días de ese cónclave en la capital brasileña, otra noticia poco grata llegó a nuestro país. Brasil anunció que el acuerdo bilateral de transporte marítimo que tiene firmado con Argentina finalizará el 5 de febrero del año que viene. “Su finalización es definitiva e irreversible”, informó la embajada de Brasil en Buenos Aires. Así, el convenio entre ambos países que data de 1959 y que mantuvo la estrategia comercial bilateral en la que se estableció que todas las cargas de exportación e importación de productos procedentes de puertos de un país con destino a puertos del otro país sería transportada por buques de bandera argentina o brasileña, respectivamente, quedaría sin efecto ocasionando serios perjuicios a la Marina Mercante Argentina.

Como ya informó Infobae, a la Cancillería que lidera Felipe Solá le llegaron inmediatamente los reclamos del sector naviero, porque verá afectada a gran parte de su fuerza de trabajo. Será muy complicado revertir la medida del gobierno de Bolsonaro, porque si bien las instancias de diálogo continúan abiertas, Brasil adoptó actitudes similares con otros países como Chile y Uruguay con los que tenía el mismo régimen.

El tercer elemento que puede provocar otro cortocircuito es más reciente. El Partido de los Trabajadores, el PT de Lula Da Silva, enemigo acérrimo de Bolsonaro, celebrará 41 años de su creación durante un evento virtual que durará una semana. Para el domingo 22 de marzo, Alberto Fernández está incluido como “estrella principal internacional”. Intervendrá en un debate que se titula “Lawfare: el caso Lula y la lucha por su recuperación de sus derechos políticos”. La expresión Lawfare es una contracción gramatical de law (ley) y warfare (guerra), que refiere a una “guerra judicial” o “guerra jurídica”, y se suele utilizar para señalar que el Poder Judicial es utilizado como un actor partidario, para desprestigiar la carrera política de un opositor o trabar una política pública, entre muchos otros casos. El anuncio causó malestar en la gente cercana a Bolsonaro.

En ese panel que diagramó el PT, el moderador será Fernando Haddad, ex candidato presidencial de Lula en 2018. Haddad fue quien compitió en la segunda vuelta contra Bolsonaro y a quien Alberto Fernández respaldó en aquella oportunidad. Una actitud que el jefe de Estado brasileño nunca perdonará.

La relación entre Fernández y Bolsonaro empezó siendo fría y distante. Se acentuaron las diferencias cuando estalló la pandemia. Pero hubo un encuentro virtual el 30 de noviembre pasado que sirvió para descongelar el vínculo. La visita oficial a la Casa Rosada y a la residencia de Olivos en enero del almirante Flavio Viana Rocha, Secretario de Asuntos Estratégicos y mano derecha del presidente brasileño, también se observó como un gesto de distensión y de acercamiento. Hasta hubo regalo de una camiseta de fútbol de Palmeiras, el club del que es fanático el mandatario brasileño, para su adversario político.

En varias de esas reuniones que sostuvo en territorio argentino, trascendió que Viana Rocha insistió con que su misión era “desatar nudos”. También que había voluntad para trabajar en forma conjunta, en momentos en que nuestro país ejerce por seis meses la presidencia pro tempore del Mercosur. Tanto Scioli como Gustavo Beliz, quien ocupa el mismo cargo que Viana Rocha pero en el gabinete de Fernández, se mostraron muy activos en esta mejoría de la relación bilateral. Falta todavía bastante para el 26 de marzo. Los últimos hechos no ayudan a conservar la frágil armonía alcanzada. Habrá que esforzarse mucho de ambos lados con tal de no romper el equilibrio.

 

 

* Para www.infobae.com

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