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En la Corte creen que la suerte de Cristina está echada y rechazarían todos los planteos de la vice

La Corte Suprema no aceptará los planteos de Cristina Kirchner. El kirchnerismo celebra el giro discursivo de Alberto Fernández

POLÍTICA 05/03/2021 Mariano Obarrio*
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Las ofensivas del gobierno de Alberto Fernández sobre el Poder Judicial y las diatribas desencajadas de la vicepresidenta Cristina Kirchner sobre los jueces, camaristas y fiscales ya no causan temor en los tribunales. Los máximos magistrados de la Cámara de Casación y de la Corte Suprema aseguran que la suerte de la ex presidenta está casi echada y deslizan que es muy posible un rechazo a todos los recursos extraordinarios presentados con el argumento del lawfare.

"Su declaración no cambia nada, Cristina tiene la suerte echada en esas causas y en los incidentes y recursos extraordinarios que presentó ante la Corte", señaló a A24.com un hombre cercano al máximo tribunal. Esos recursos serían rechazados por el artículo 280 del Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial, que faculta a la Corte a desestimar esos recursos.

Posiblemente, la actitud confrontativa de Cristina busque anticipar una explicación política al relato K con el argumento de que esos eventuales fallos adversos no estarán conforme a derecho, sino que obedecerán a esa persecución a gobiernos populares que implica el lawfare.

Tantas ofensas a los jueces Daniel Petrone y Diego Berrotaveña condicionan sus fallos: si la sobreseen aparecen como presionados ante la sociedad; si la condenan, son enemigos políticos de una facción. La vicepresidenta buscó englobarlos a ellos, a los medios y a Juntos por el Cambio en el barro de la campaña. Repitió como un calco los argumentos del discurso de Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa del lunes último.

Pero los magistrados no se conmueven a esta altura. Sin ir más lejos, luego de la rabieta de la vicepresidenta volcada ayer en su descargo en la causa denominada “dólar futuro”, el fiscal de Casación Raúl Plee les pidió a los camaristas que rechacen sus argumentos de defensa y eleven la causa a juicio oral para que las pericias se debatan en esa instancia. Las advertencias de Cristina de encasillar a los jueces como un partido opositor no parecen rendir resultados.

Otra cuestión es que exista condena por esta operación de dólar futuro. En los pasillos de la Justicia existe la versión de que este proceso no depara mayor peligro para ella, pero en otras casusas está definitivamente comprometida.

Las causas que más le preocupan a Cristina son otras que tramitan en juicio oral: el reparto de obra pública con Lázaro Báez; la de supuesto lavado de dinero en sus hoteles Hotesur y Los Sauces, y la de supuesto encubrimiento por el atentado a la AMIA. La causa de los cuadernos de las coimas fue elevada a juicio oral pero su defensa impugnó la validez de la Ley del Arrepentido que está precisamente apelada en la Corte mediante un recurso extraordinario.

La causa Hotesur y Los Sauces es la que más la preocupa porque allí están comprometidos sus hijos Florencia Kirchner y el jefe del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner. Luego de la condena firme de Lázaro Báez a 12 años por lavado de dinero, su hijo Leandro Báez puso el dedo en esa llaga, aunque su padre calla: "Cristina debe estar preocupada porque Florencia no tiene fueros", señaló el menor de los Báez, punzante.

La tramitación de los juicios orales de algunas de ellas podrían comenzar durante este año, en plena campaña electoral con miras a las elecciones legislativas de octubre. Y por ello es que Cristina presionó al presidente Alberto Fernández para que pise el acelerador de su ofensiva judicial desplegada en su último discurso ante la Asamblea Legislativa al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso, el lunes último. En otras palabras, el descargo de Cristina de ayer, que acusó a la Justicia, la oposición y los medios de comunicación, explica el discurso crispado de Alberto Fernández del lunes último, donde cargó contra los mismos blancos.

En virtud de esa defensa cerrada del Presidente a su vicepresidenta, para no empañar la campaña electoral con medidas judiciales de alto costo político, Alberto Fernández apuntó a atacar con toda la artillería al Poder Judicial para amedrentar jueces:

-Anunció la creación una comisión bicameral para monitorear las causas;

-El envío al Congreso de un proyecto de ley de conformación de un tribunal federal extraordinario paralelo a la Corte para quitarle poder al máximo tribunal;

-Un proyecto para la reforma del artículo 280 para eliminar esa facultad de la Corte de rechazar esos recursos, cosa que precisamente se aprestan a hacer los jueces supremos Carlos Rosenkrantz, Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco;

-Una ley de reforma del Consejo de la Magistratura que designa y remueve jueces;

-Otra ley de juicios por jurados para delitos federales graves.
Por otra parte, le pidió al Congreso apurar las sanciones de dos leyes que necesita Cristina Kirchner:

-La Ley del Ministerio Público para remover al procurador Eduardo Casal y nombrar a Daniel Rafecas, sin necesidad de los votos de los dos tercios del Senado (ahora Rafecas aceptaría una mayoría de la mitad más uno).

-La ley de reforma judicial para ampliar a 46 los juzgados federales de la Ciudad y a 90 los del interior del país.
Esa agenda se propone combatir lo que Alberto y Cristina llaman el lawfare. También la directora de la ANSeS, Fernanda Raverta, intimó a 220 jueces y fiscales para que renuncien bajo la advertencia de hacer caer sus trámites jubilatorios. Según pudo saber A24.com en varios fueros federales y en la Casación ninguno de los jueces y fiscales presionados se dejará empujar por Raverta.

Cristina y su socio presidente ya no asustan en los Tribunales. “Los jueces de la Corte saben que esta Cristina no es la de 2011 que tenía el 54% de los votos. Su imagen está en franca caída y no tiene los números en el Senado para remover jueces de la Corte, aunque Graciana Peñafort y Oscar Parrilli los amenacen”, dijo a A24.com un hombre que patea los pasillos del máximo tribunal. Por añadidura, la mayoría de los magistrados esperan una derrota electoral del Frente de Todos en las PASO de agosto que debilitaría aún más las posturas radicalizadas de la pareja presidencial.

La vicepresidenta tiene como último recurso para su salvación a la Corte Suprema y con los ataques a los jueces no hace más que serruchar la rama de donde está colgada.

Algunos ejemplos de su debilidad. Sus abogados apelaron con un recurso extraordinario ante la Corte Suprema el fallo de Casación que convalidó la validez de la Ley del Arrepentido y de la causa de los cuadernos de las coimas. El futuro judicial de ella y varios de sus ex funcionarios está en manos de Rosenkrantz, Lorenzetti, Maqueda, Rosatti y Highton de Nolasco. La Casación convalidó los 31 testimonios que la involucran en una asociación ilícita de coimas en obra pública entre 2003 y 2015. Incluido el testimonio del chofer de Roberto Baratta, Oscar Centeno. Ese fallo de Casación lo escribieron los camaristas Diego Barroetaveña y Daniel Petrone, a quienes Cristina ayer les dijo que no les conocía las caras, amenazante.

Otro ejemplo de la dependencia de Cristina de la Corte. Desde mayo de 2019 el tribunal recibió nueve planteos de la defensa de la vicepresidenta en el juicio de Obra Pública o "Vialidad" en Santa Cruz donde está imputada con Lázaro Báez, beneficiario de esas obras. La causa también fue elevada a juicio oral.

Hace dos semanas, la ex presidenta presentó otro recurso extraordinario a la Corte Suprema para que revoque la decisión de Casación que envió la causa de supuesto espionaje ilegal a los tribunales de Comodoro Py y la sacó del juzgado federal de Lomas de Zamora. Ahora el máximo tribunal debe resolver si toma o rechaza el caso.

En marzo de 2019 la Corte rechazó los recursos de queja de la ex presidenta en la causa por la firma del memorándum de entendimiento con Irán y dejó firme su auto de prisión preventiva dictada por el fallecido juez federal Claudio Bonadío. Y hace dos años, la Corte rechazo un planteo contra el ex titular de la UIF, Mariano Federici. Estos antecedentes explican la inestabilidad emocional de la jefa del Frente de Todos al acusar a los camaristas de la Casación de haber favorecido al ex presidente Mauricio Macri y urdir una conspiración con los medios de comunicación.

“Tiene la suerte echada en esas causas. La Corte seguramente rechazará los recursos extraordinarios por el artículo 280”, señalan hombres de trato diario con los jueces supremos. El único consuelo que les queda a los hombres del entorno de Cristina es que ahora valoran el giro de Alberto Fernández. Hasta hace semanas, los albertistas decían que “el Presidente no puede darle a Cristina lo único que ella necesita, que es resolver sus causas”. Pero ahora, todo parece haber cambiado.

“Cerramos filas con Cristina, porque no tenemos alternativa. Es lo único que tenemos margen para hacer para preservar la unidad del Frente de Todos, y más aún frente a las dificultades de gestión de todos los días”, señalan en el núcleo duro del Presidente.

En el kirchnerismo duro valoran este cambio de Alberto. “Cambió de actitud, hay otro Alberto”, señalan en el Instituto Patria y cerca del ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro. Si la Corte Suprema le diera la razón a la Ciudad de Buenos Aires en el juicio por la quita de coparticipación de 65.000 millones de pesos, la Casa Rosada activará de inmediato un informe de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) que dictaminó hace dos semanas que Macri le transfirió de manera irregular a la Ciudad inmuebles por 14.000 millones de dólares.

El Presidente y Cristina también pusieron la mira en el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Y obligaron a la Ciudad a endurecer su postura: ahora reclama las vacunas que la Nación le retaceaba y que antes callaban; y Larreta se opuso en forma categórica a la comisión bicameral de seguimiento de jueces. La crispación de Alberto para cerrar filas con Cristina obligó a Larreta a acercarse a las posturas duras de Macri y Patricia Bullrich, la titular del PRO. Hay un nuevo escenario de radicalización.

Desde su ostracismo, el ex ministro del Interior Florencio Randazzo dijo una verdad que en la Casa Rosada admiten por lo bajo. “Alberto Fernández es un presidente sin poder político. El Frente de Todos es un sistema político armado en función de los intereses de una familia (Kirchner)”, dijo el ex ministro a militantes bonaerenses. Randazzo todavía conversa con altos dirigentes de la coalición gobernante luego de ser un conspicuo kirchnerista.

 

 

* Para www.a24.com

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