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El homenaje de la Selección Argentina Sub 23 a Maradona, Sabella y Luque en Tokio

Los futbolistas y el cuerpo técnico del equipo nacional rindieron tributo a los tres exjugadores de la Selección, fallecidos entre 2020 y 2021, con camisetas alusivas y un conmovedor minuto de silencio previo a un amistoso con Japón.

DEPORTES 26/03/2021 Omar EDEN
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Los futbolistas y el cuerpo técnico del seleccionado argentino Sub 23 que disputa un amistoso ante Japón preparatorio para los Juegos Olímpicos en Tokio rindieron homenaje a Diego Maradona, Leopoldo Jacinto Luque y Alejandro Sabella con camisetas con sus rostros y un agradecimiento para cada uno de los tres, quienes murieron entre 2020 y 2021.

25 de octubre de 2020: la muerte de D10S


El astro argentino Diego Armando Maradona falleció a los 60 años por una descompensación cardíaca.

El capitán más emblemático de la historia de la Selección Argentina pasó los últimos días de su vida recluido en una casa de la localidad bonaerense de Tigre con asistencia médica continua, pero afectado por un bajón anímico.

La llegada del Diez a la casa del barrio privado de San Andrés se produjo el pasado miércoles 11 de noviembre después de una interna entre los médicos de la clínica Olivos y sus seres más cercanos, lo que motivó que se firmara un documento para deslindar responsabilidades sobre su salud.

El astro había sido operado en ese lugar de un hematoma subdural en su cabeza, el martes 3 de noviembre, a pocos días de cumplir 60 años. En días posteriores, Diego acusó un cuadro de abstinencia por su adicción al alcohol y su dependencia a los psicofármacos.

Los médicos de la Clínica Olivos y los doctores personales, en consenso con la familia, habían acordado que se mantuviera su internación por unos días, pese a la resistencia del astro.

Su salida del sanatorio se precipitó con el desacuerdo de las autoridades médicas del lugar, según indicaron allegados a quienes tomaron esa decisión. El entorno de Diego dio su consentimiento para que lo trasladaran a Tigre con una unidad médica a disposición las 24 horas.

Durante los primeros días, Maradona recibió visitas de sus seres queridos en San Andrés pero luego las presencias se fueron discontinuando. Su hija Giannina, segunda del matrimonio con Claudia Villafañe, fue la que más lo acompañó.

También pasaron por el lugar Dalma, hermana mayor de Giannina, y Jana, una de sus hijas extramatrimoniales, que incluso se ofreció para quedarse a dormir pero recibió la negativa de Diego.

El estado anímico de Diego en los últimos días no era el mejor, por esa razón los médicos buscaban que recuperara bajo alguna modalidad su rutina laboral en Gimnasia y Esgrima La Plata.

Maradona no quería ver a nadie y solía encerrarse en la habitación sin su teléfono celular para que nadie lo molestara. La mañana del día de su muerte se levantó con normalidad, tomó la medicación indicada y se fue a recostar con el pedido de tranquilidad.

Cuando estaba en la cama, un psicólogo y una psiquiátrica que formaban parte de su equipo de asistencia ingresaron a la habitación para tener una charla con él y descubrieron que atravesaba una descompensación cardíaca.

De inmediato, otros médicos intentaron reanimarlo pero el excapitán y DT del seleccionado argentino no reaccionó y su corazón se apagó cerca de las 12 del mediodía, sin rastros de criminalidad.

8 de diciembre de 2020: la muerte del Profesor


El exfutbolista y exentrenador Alejandro Sabella, DT del seleccionado argentino subcampeón del mundo en Brasil 2014, falleció a los 66 años en la clínica del barrio porteño de Belgrano donde estaba internado desde el pasado 25 de noviembre por una insuficiencia cardíaca.

“Pachorra” Sabella, valorado en el ambiente no sólo por sus virtudes de jugador y DT sino por su calidad humana, había sido internado en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires el mismo día de la muerte de Diego Armando Maradona, una noticia que, según su entorno, influyó en su descompensación.

“El ICBA Instituto Cardiovascular lamenta informar que el paciente Alejandro Sabella (...) falleció a las 15.30 del día de la fecha como consecuencia de su diagnóstico de cardiopatía dilatada secundaria a enfermedad coronaria y cardiotoxicidad de larga data”, comunicó hoy la clínica.

“Las autoridades y el personal del ICBA acompañan a sus familiares y amigos en este doloroso momento”, finalizó.

Pachorra Sabella, un hombre digno, respetuoso, admirado por propios y extraños; un caballero del deporte y un tipo de fuertes convicciones políticas, arrastraba problemas de salud desde hacía ya varios años.

El 13 de julio del 2014 en el Maracaná dirigió su último partido. Nada menos que la final del mundo en Brasil contra Alemania, que se escapó por muy poco (0-1). Poco tiempo después comenzaron sus problemas de salud.

Primero tuvo complicaciones coronarias que recrudecieron en este último tiempo; luego un cáncer atravesó su vida. Con la pandemia de coronavirus sus apariciones públicas fueron escasas porque era una persona de riesgo.

El 25 de noviembre, día de la muerte de Diego y luego de sentirse mal con una fuerte inflamación en sus piernas, su médico personal aconsejó internarlo en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, que días después ante una ola de rumores emitió un comunicado y calificó su estado de “pronóstico reservado”. Tenía una cardiopatía dilatada secundaria a enfermedad coronaria y cardiotoxicidad.

Los primeros días en la clínica del barrio de Belgrano fueron complejos, difíciles y en las últimas horas llegaron algunas noticias alentadoras: el viernes le había bajado la fiebre y pudo tener contacto con Silvana, su esposa; su hija Alejandra (que le dio la noticia que iba a ser abuelo) y Alejo, el hijo más chico de su último matrimonio, que se había recibido de economista.

Todo volvió a complicarse a última hora de la víspera de su fallecimiento, cuando intentaron quitarle el respirador artificial pero no pudo respirar por sus propios medios y volvieron a asistirlo mecánicamente. A las 15.30 del martes 8 de diciembre de 2020 se conoció la noticia de su fallecimiento. El mundo del fútbol lo llora y su Estudiantes de La Plata ya lo tiene en el pedestal celestial de sus dioses.

15 de febrero de 2021: la muerte del goleador


Leopoldo Jacinto Luque, quien falleció a los 71 años con coronavirus en una clínica de Mendoza, dejó un paso imborrable en el fútbol argentino con goles memorables en el seleccionado argentino, con el que fue campeón del Mundo en 1978, en River Plate y Unión de Santa Fe; entre otros clubes que lo identificaron como un goleador implacable y de temple gigante por diversos factores que se presentaron durante su vida.

El ex delantero y campeón mundial con el seleccionado argentino falleció en la clínica de Cuyo, en Mendoza, donde estaba internado desde el 4 de enero pasado a causa de la Covid-19.

Luque estaba alojado en una sala de terapia intensiva, adonde llegó tras haber contraído Covid-19, un cuadro que se complicó por su condición de paciente de alto riesgo, con patologías cardíacas y diabetes.

Según señalaron las autoridades de la clínica, hasta el viernes pasado estaba con parámetros normales y se había decidido despertarlo paulatinamente. Sin embargo, sufrió una arritmia y los médicos tuvieron que volver a dormirlo.

El ex campeón sufrió esta mañana un paro cardíaco, del que fue recuperado por los profesionales de la salud que lo asistieron. Pero el daño era irreversible a nivel neurológico y no soportó el cuadro general, por lo cual falleció por la tarde.

Luque nació en la ciudad de Santa Fe el 3 de mayo de 1949 e inició su carrera en Unión en 1965. Alternó en distintos clubes como Sportivo Guadalupe, Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Central Norte de Salta, Atenas de Santo Tomé y Rosario Central, hasta 1972; momentos difíciles que forjaron su carácter como jugador.

Entre 1973 y 1975 realizó una gran campaña en su vuelta a Unión, que lo había dejado libre y lo reincorporó para el ascenso a primera en 1974.

El buen desempeño de Luque acaparó la atención del River de Ángel Labruna, que en agosto de 1975 cortó la racha de 18 años sin campeonatos con el Metropolitano.

El Pulpo, con 26 años, se integró a un plantel plagado de figuras como Norberto Alonso, Juan José López, Ubaldo Fillol y Roberto Perfumo, aliviado por la obtención del título tan deseado como postergado, y tuvo un bautismo de fuego en el Superclásico ante Boca Juniors el 21 de septiembre de 1975.

Ese día, Luque hizo el gol del triunfo para el 2-1 en la mismísima Bombonera. Pedro González abrió el marcador para River y Hugo Paulino Sánchez descontó en el final.

Al debut auspicioso en River le siguieron más goles y títulos. Sobre un total de 176 partidos anotó 75 tantos, con definiciones variadas, algunas maravillosas, y ganó cinco campeonatos: Torneo Nacional (1975 y 1979) y Torneo Metropolitano (1977, 1979 y 1980).

Su mejor partido en el club de Núñez lo tuvo el 22 de febrero de 1976, cuando convirtió cinco goles ante San Lorenzo para el lapidario 5 a 1.

La estirpe goleadora se trasladó al seleccionado argentino cuando fue el máximo artillero de la Copa América de 1975 con cuatro tantos, junto con el colombiano José Ernesto Díaz.

Con los años gloriosos en River se ganó un lugar para la cita más importante a la que un futbolista puede aspirar. El entrenador César Luis Menotti lo convocó para el Mundial de Argentina 1978 y Luque aportó lo suyo.

Ese campeonato del mundo representó su mayor alegría futbolística, pero en el medio sufrió una pérdida enorme. Ante Francia jugó uno de los mejores partidos de su carrera, según el propio Luque en entrevistas, en donde anotó el 2-1 que le dio la clasificación al equipo de Menotti a la segunda ronda. En ese partido sufrió una luxación en el codo, pero terminó el partido en cancha a pesar del dolor.

Sin saberlo, esa mañana su hermano Oscar, quien tenía 25 años, falleció en un accidente automovilístico cuando viajaba desde Santa Fe hacia Buenos Aires para presenciar el partido en el Monumental.

Luque se enteró al día siguiente. Sus padres se lo contaron y en el medio del Mundial se encargó de llevar el cuerpo de su hermano a Santa Fe. Tras unos días de duelo, volvió al plantel para el tramo final, camino a la consagración eterna.

El Pulpo recibió un golpe emocional durísimo y sufrió más infracciones despiadadas durante los partidos, como el codazo del brasileño Oscar y el golpe del neerlandés van de Kerkhof, pero se mantuvo estoico y de pie.

Luque marcó cuatro goles en Argentina ’78 y quedó a dos del crack Mario Alberto Kempes, quien se consagró máximo goleador con seis.

Tras su exitoso paso por River, el delantero campeón del mundo volvió a Unión (1981) y continuó su carrera en Deportivo Tampico de México (1981), Racing (1982), Santos de Brasil (1983), Boca Unidos de Corrientes (1983-1984), Chacarita (1984) y Deportivo Maipú (1986).

Poco después de su retiro tuvo su rol como entrenador en equipos como Unión, Central Córdoba de Santiago del Estero, Belgrano de Córdoba, y Deportivo Maipú, Gimnasia y Esgrima, Independiente Rivadavia y Argentino, estos últimos cuatro todos de Mendoza

El mundo del fútbol lo recordará como el goleador de los bigotes, de buen trato, cordial saludo y de espíritu luchador hasta el último día de su vida.

   

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