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Santiago Cafiero: para morirnos de risa

En plena alarma por la recaída pandémica, el humor del jefe de Gabinete anticipa el tono delirante que puede tomar un año electoral con olor a Titanic.

OPINIÓN 01/04/2021 Silvio Santamarina*
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Mientras la segunda ola viral levanta vuelo más rápido que la vacunación, el Gobierno prueba respuestas para salir de, o al menos disimular, su impotencia sanitaria. Entre tanto manotón de ahogado comunicacional, se destaca el del Jefe de Gabinete, cuyo nuevo pasatiempo es el humor político.

El chiste más festejado que se le ocurrió a Santiago Cafiero fue recomendar la descarga del libro de Mauricio Macri del sitio “El rincón del Vago”, ante la retrógrada y contraproducente idea de algunos libreros filokirchneristas de no ponerlo a la venta en sus negocios. Pero no fue la única pieza cómica que lanzó la mano derecha de Alberto Fernández contra el expresidente. “Exigirle a Macri honestidad intelectual me parece demasiado”, ironizó Cafiero. También apeló a la comicidad para retrucarle a Macri sus críticas al manejo K de la pandemia: “lo que quiere Macri es tratar de congraciarse, tarde; parece que se despertó de la siesta”, machacó Cafiero, aprovechando el blooper del expresidente con su Zoom al borde de la cama matrimonial.

Aunque pueda sonar frívolo -y un toque irresponsable- que el Jefe de Gabinete se dedique a colorear de humor despectivo su discurso justo cuando el país atraviesa una de sus peores emergencias, tanto que el propio albertismo se la pasa llamando a la unidad nacional, hay que entender que Cafiero Junior al Cuadrado fue educado en la escuelita del chiste lacerante por grandes maestros y maestras de la oratoria bélica justicialista.

El libro de Cristina Kirchner y su discurso actual están plagados de burlas antimacristas, aunque tampoco faltan ironías implosivas para la coalición oficialista: qué amargo debió haber resultado para Cafiero digerir la jocosa ocurrencia de la Vicepresidenta de calificar al Gabinete albertista como un staff de “funcionarios que no funcionan”.

Otro grande del humor nac&pop, Aníbal Fernández, logró instalar el apodo de “mamerto” para etiquetar a Macri en las redes oficialistas; aunque tampoco se privó Aníbal de atender al propio Santiago Cafiero, con una de sus parábolas divertidas para sugerir que quizás el Presidente no haya elegido al Jefe de Gabinete más adecuado para protegerlo: “Esto es como el ciclista que va en la ruta y se chupa atrás del camión. Hace menos esfuerzo y pedalea menos... Acá no hay ninguno que saque el pecho y se ponga adelante del parabrisas para que se le peguen los bichos a él”, sacudió el chispeante Aníbal.

A decir verdad, el fuego cómico amigo contra el apellido Cafiero viene de mucho antes. Ya quedó grabada en el anecdotario justicialista la presunta frase del mismísimo Perón sobre la supuesta manía del abuelo de Santiago Cafiero de quedarse con vueltos de los mandados. El humor peronista no perdona ni a los propios compañeros. Por eso, parafraseando el refrán sobre el que se quema con leche, cuando el Jefe de Gabinete ve una vaca... ríe.

El lazo que anuda el poder y su caricatura no es nuevo, está en el origen de la Argentina. Como explica la investigadora del Conicet Claudia Román en su libro Prensa, Política y Cultura Visual (Ed. Ampersand), aquel escenario satírico de la opinión pública que popularmente identificamos con la original Caras y Caretas y antes con El Mosquito, en realidad “se abrió en el Río de la Plata hacia fines de la década de 1830, durante el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas, con los primeros periódicos que hicieron uso sistemático de la caricatura política”, señala la académica. De aquella grieta primigenia -tragedia que hoy repetimos, al decir de Marx, como farsa-, heredamos la mezcla de periodismo, política y humor punitivo que se cocina en los medios pero también en los despachos oficiales y paraoficiales. El kirchnerismo restauró y llevó al paroxismo esta confusión de roles, de biblias con calefones; marcó tendencia y nos convenció a todos: ahora solo cabe morirnos de risa.

 

 

* Para www.perfil.com

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