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El Gobierno diseña una mesa electoral con referentes de todos los sectores: cuál será la estrategia y el rol de Alberto Fernández

El preludio del armado de la campaña tuvo lugar durante el almuerzo del martes en Olivos entre sus principales dirigentes del Frente de Todos

POLÍTICA 04/04/2021 Brenda Struminger*
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El Gobierno inició el armado de una mesa electoral para diseñar la estrategia de campaña del oficialismo para las PASO. Alberto Fernández debía ser el principal protagonista del rally proselitista, que estaría basado en recorridas presenciales por el conurbano y el interior, atravesadas por el plan de vacunación y la exhibición de obra pública. El tablero de coordinación estará conformado por los referentes de los sectores que conforman la coalición de gobierno.

Sin embargo, el equipo deberá reorganizar los tiempos del plan luego de que el propio mandatario nacional confirmara en las redes sociales que se contagió de coronavirus, lo que lo obligó a aislarse en la Quinta de Olivos.

El preludio del armado de la campaña tuvo lugar durante el almuerzo del martes en Olivos entre sus principales referentes. El Presidente, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el jefe del interbloque del oficialismo, Máximo Kirchner reeditaron la “mesa de los cinco” que se congregaba todas las semanas el año pasado, para discutir, en la quinta presidencial y asado de por medio, la estrategia para las PASO.

Conscientes de la imposibilidad de eliminar los roces y enfrentamientos entre las fuerzas que componen el frente, en especial entre los sectores moderados y los vinculados a Cristina Kirchner, en la coalición meditan sobre maneras de coexistir en las desavenencias, exploran tácticas orientadas a transformar la “diversidad” en patrimonio político y hablan de “capitalizar las diferencias”. “Cada líder le va a hablar a su público”, reveló una fuente del Gobierno. Massa apelará a un discurso dirigido a la clase media, mientras De Pedro articulará con el interior y trabajará codo a codo con el jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, en el acercamiento a los sectores populares. El rol de Alberto Fernández, junto a Cafiero, además de gestionar, será garantizar la unidad.

En esa estrategia se enmarca la decisión de dejar en manos del líder del Frente Renovador el éxito que representó el avance de la modificación del impuesto a las Ganancias. El despliegue de Massa en afiches y entrevistas en medios le valió algunas quejas en el Frente de Todos, donde señalaron, aunque por lo bajo, que se le había “regalado” a Massa uno de los triunfos del oficialismo en un año complicado por la pandemia y la crisis económica. En realidad, aseguran, la maniobra fue consensuada con el dirigente que se distanció del Frente para la Victoria en 2013 y aportó aproximadamente el 9% de los votos que llevaron al triunfo al Frente de Todos en 2019.

El tablero de control electoral estará repartido entre la sede del gobierno nacional, la Cámara de Diputados y el Senado -donde manda la Vicepresidenta-, pero buena parte de la campaña se enfocará en la conquista del interior, donde el Presidente será el principal protagonista. “Alberto va a ser nuestro caballito de batalla en pueblos y ciudades de todo el país”, dijo un funcionario. Un ladero del primer mandatario aseguró que en las provincias suelen recibir a Alberto Fernández “como a un rockstar”.

Muchas de las actividades del Presidente y sus ministros los mostrarán en centros de vacunación en localidades del conurbano y del interior de la Provincia de Buenos Aires. El Gobierno considera que con el avance de la inoculación puede transformar en un activo el agobio que genera la pandemia en los votantes. Pero la apuesta a la vacunación presenta desafíos.

Por un lado, aparece la dependencia de un flujo de vacunas incierto, subordinada a la disponibilidad de dosis en un mercado internacional adverso. En ese sentido, todos los esfuerzos oficiales están puestos en las negociaciones con los países y los laboratorios productores de las preciadas y escasas dosis, lideradas por la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y la asesora de Presidencia, Cecilia Nicolini, con ayuda de Cancillería. En el Gobierno creen que el ritmo de importación puede regularizarse a medida que aumente la producción y que las principales potencias alcancen niveles altos de inoculación de sus poblaciones.

Otra contingencia del plan es la sombra de la “vacunación VIP”, quizá el mayor revés para Alberto Fernández frente a la opinión pública desde que asumió el poder. En la cúpula del Gobierno consideran que el escándalo de la vacunación irregular a funcionarios y allegados a la Casa Rosada quedó atrás con la remoción del ministro Ginés González García, la divulgación de la lista de 70 vacunados en el Ministerio de Salud y el Hospital Posadas, y la creación del Monitor de Vacunación. Frente a la vigente y, hasta ahora, constante filtración de casos de inoculados “vip” en todo el país, se muestran resignados: “Ya dijimos quiénes fueron nuestros 10 vivos, más no podemos hacer. Lo que pase en los municipios no depende de nosotros”, sostuvo un funcionario nacional.

El gaffe de la vacunación irregular le valió al Gobierno descarnadas críticas de Juntos por el Cambio, que más allá de las diferencias internas se expresó al unísono contra el grave episodio sanitario. Por esa y otras señales similares, el oficialismo da por sentado el peor escenario sobre su principal adversario en la batalla electoral: cree que Juntos por el Cambio, a pesar de las peleas entre “halcones” y “palomas”, competirá de manera unificada. “Tienen internas, pero van a ir todos juntos”, diagnosticó una fuente de la Casa Rosada. Como dato positivo, también descontó que el FDT llegará amalgamado al cierre de listas.

El principal factor de unión entre sectores duros y dialoguistas de Juntos por el Cambio, evalúan en el Gobierno, es el rechazo al kirchnerismo. La oposición en su conjunto vocifera que el Presidente sigue órdenes de Cristina Kirchner, y que la principal agenda de la vicepresidenta es buscar “impunidad” en las causas por corrupción que enfrenta en la Justicia. El oficialismo considera que la constante embestida desde ese ángulo es parte de un “marco conceptual pre-establecido” y compartido con parte del Poder Judicial y los medios de comunicación, y prepara como antídoto “responder con datos” relativos a la vacunación y la economía. Mientras tanto, buscarán mantener con el perfil bajo -en lo posible- los temas relativos a la Justicia, en contraste con el fuerte protagonismo que tuvieron en la agenda pública durante marzo, tras el discurso de apertura de sesiones legislativas de Alberto Fernández y la posterior salida de la ministra de Justicia, Marcela Losardo.

En esa tesitura, la reactivación económica será uno de los núcleos de la campaña. Entre dudas sobre la posibilidad de que se cierre, en lo sucesivo, un acuerdo con el FMI, el objetivo inmediato será mostrar ejecución de obra pública a través de actos con dirigentes de alto perfil y regar en los votantes una percepción de mejoras “en el bolsillo”. En este punto, la principal preocupación del Gobierno sigue siendo la inflación, que en marzo llegó al 4 por ciento y consolidó casi un 12% para el primer trimestre, a pesar de la postergación de alzas tarifarias y la menor depreciación del tipo de cambio oficial. Optimistas, en Balcarce 50 adjudican la última cifra a motivos estacionales, avizoran un índice a la baja en los próximos los meses y confían en alcanzar la meta del 29 por ciento propuesta en febrero.

Sin embargo, a medida se acerca el 8 de agosto, fecha estipulada para las PASO, desde la naciente mesa electoral son testigos de la persistencia de los problemas a nivel económico y del lento avance de la vacunación. Por eso, trabajan en un acuerdo con la oposición para postergar la fecha de las PASO. Tras el fracaso del plan de suspenderlas que habían consensuado en el comienzo del año con los gobernadores con el argumento de los contagios de coronavirus, se impuso el plan del kirchnerismo de celebrar los comicios en septiembre.

Las negociaciones con Juntos por el Cambio están en marcha, pero se vieron perjudicadas esta semana cuando trascendió de que se había llegado a un principio de acuerdo. Ante esas versiones, las cúpulas de la UCR, la Coalición Cívica y el Pro salieron a aclarar que no había pacto alguno, por el momento, pero dejaron abierta la puerta a la continuidad de las conversaciones en el ámbito parlamentario. El lunes y el martes, los principales miembros de la coalición opositora discutirán la propuesta del Frente de Todos, y los diálogos con el oficialismo se retomarán el miércoles.

En el Gobierno se mostraban confiados en que el acuerdo de postergación prospere. Faltan cuatro meses para la elección y con los ejes de la campaña enfocados en una vacunación que se presenta dificultosa, y una situación económica minada de adversidades, el tiempo apremia.

 

 

* Para www.infobae.com

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