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Un presidente que confunde arbitrariedad con autoridad

¿Es legal que la Nación suspenda las clases presenciales en la Ciudad? Mientras la justicia define, miles de alumnos quedarán en sus casas. ¿Funciona aprender frente a una pantalla?

POLÍTICA 16/04/2021 Diego Sehinkman*
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Suspendieron las clases presenciales porque el gobierno de científicos tomó una decisión basada en la evidencia: los chicos se intercambian los barbijos. Ése es el argumento que usó el presidente para justificar la decisión. Para que nadie diga que le cambiaron su barbijo, es decir, la frase, acá va el textual de Alberto Fernández en la radio: “No es solamente eso (las escuelas abiertas). Hay que ver cómo las madres se agolpan en las puertas y los contagios se pueden dar más fácil, ver cómo los chicos juegan entre sí a cambiarse el barbijo”.

¿Qué guió más la decisión del presidente? 

A- El 0,7 por ciento de contagios de maestros en la escuela.
B- la presión de los gremios docentes.
C- el supuesto swinger clandestino de barbijos.
El presidente del gobierno de científicos optó por las respuestas B Y C. Aunque en realidad, la C está sesgada y utilizada como prueba del peligro para justificar la fuerte demanda de los gremios docentes. “Decir que se contagió el 0,71% de docentes, no docentes y estudiantes parece poco, pero son 5006 contagiados”, dijo Eduardo López, de la Unión de Trabajadores de la Educación, el gremio más fuerte en CABA.

Es cierto que los docentes no están totalmente vacunados y enfrentan cara a cara la respiración de decenas de chicos todos los días en el aula. ¿Y la cajera de un supermercado no se expone igual y sin primera dosis? ¿Y el guarda de tren? El derecho laboral dice que a igual trabajo, igual remuneración. ¿Por qué a igual riesgo mayor protección para una actividad y para tantas otras no?

No existe un secretario general del sindicato de padres, pero durante la pandemia emergió Padres Organizados, un colectivo con presencia nacional integrado por padres y madres de la sociedad civil que empezaron a hacer escuchar su voz en contra de la política educativa del gobierno, tan proclive a la posición de los gremios docentes, más creativos en encontrar argumentos para suspender la presencialidad que para proponer soluciones que la sostengan.

Sin embargo, el presidente no tomó en cuenta ni los datos ni a los padres. Durante su discurso, Alberto Fernández habló con orgullo en primera persona del singular. “Yo mandé”, “yo tomé la decisión”. Pero no dio un solo dato científico de por qué estaba cerrando las escuelas. 

No se puede recuperar legitimidad apelando a la arbitrariedad

Cada hijo que se queda en casa es probablemente una madre –los datos hablan de que son las mujeres- que deja de salir a trabajar o resigna sus actividades. Feminismo selectivo.

Horacio Rodríguez Larreta tendrá una reunión con el presidente que, para demostrar poder, dijo en su anuncio que tomó la decisión solo, sin consultar al jefe de gobierno, porque la Ciudad de Buenos Aires es la capital de todo el país. Si la reunión no resulta, Larreta ya sabe que todos los caminos conducen a Roma. En la Argentina, Roma, es la Corte Suprema.

Como no hay acuerdos políticos mínimos, todo se dirime ahí. Y como todo se dirime ahí es que el kirchnerismo la presiona, amenaza con ampliarla para licuar a los jueces que hoy siente que no domina, o propone inventar un tribunal intermedio que la vacíe de poder.

Larreta ya fue el año pasado por la coparticipación y ahora le pedirá al máximo tribunal que defina: ¿es legal que el gobierno nacional suspenda las clases presenciales en las escuelas de la Ciudad? ¿Tiene potestad para hacerlo? ¿No es una forma de “intervención federal”?

Mientras la justicia define, miles de alumnos quedarán en sus casas, en el mejor de los casos, conectados a la escuela vía remota. ¿Funciona aprender frente a una pantalla? El zoom es un cordón umbilical valioso, pero que no provee todos los nutrientes que los chicos necesitan para desarrollarse. Hasta horas antes del anuncio, Vizzotti, Trotta y hasta el presidente decían que la presencialidad era innegociable. Hasta que sonó un teléfono. El que no corta el cordón es el presidente.

 

 

* Para TN

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