El tiempo - Tutiempo.net

Jugó en Racing, fue campeón en Independiente y ahora vive en la selva de Tulum: “Fue una decisión de vida”

DEPORTES 07/06/2021 Omar EDEN
7KPMB2DTDFFBVO7CTLMS4BQJEU

Fue un talentoso volante que debutó en Ferro en 1990 y que dejó su huella en grandes equipos argentinos como Rosario Central, Racing e Independiente, equipo con el que se consagró campeón de la Copa Sudamericana en 1995. También tuvo un muy buen paso por el fútbol mexicano donde estuvo tres años en los que vistió las camisetas del América, Puebla y los Tiburones Rojos de Veracruz, entre otros. Su estadía en el país azteca lo enamoró de tal forma que decidió quedarse a vivir allí, pero no de la manera más habitual. Para conectarse con la naturaleza, Roberto Molina se fue a vivir a la selva y decidió contar su historia.

TN Deportivo lo contactó para conocer cómo pasa sus días en la selva de Tulum, en México, alejado totalmente del fútbol a los 49 años.

“El fútbol siempre significó mucho en mi vida. Para mí, los vestuarios siempre fueron pequeñas comunidades. Porque el fútbol es un estilo de vida y dentro de ese ambiente te podes encontrar con cientos de personalidades, de historias y de emociones. Es algo parecido a lo que estoy experimentado hoy. Desde hace varios años decidí hacer un cambio y me vine a vivir a Tulum, en la Riviera Maya. Estoy en el medio de la selva, pero ojo que esto no es el Amazonas, acá tenemos luz y agua potable. Estoy a solo 15 minutos de la ciudad”.

Nuno no vive solo. Está con su hermano José, el “siempre protector hermano mayor,” que lo acompaña en esta nueva forma de vida. Cuenta también que extraña mucho a sus hijos, Franco y Tiziana, que viven en Buenos Aires con la mamá y a quienes no ve desde hace un año y medio porque la pandemia le dificulta viajar.

¿De qué se trata el emprendimiento que tenés en la zona de Tulum?

“Estamos construyendo la primera ciudad solar sustentable del país, en la selva de Tulum, una zona hermosa en la Riviera Maya. Después de jugar arranqué un proyecto de de cabañas a las que denominé Koop Luum. Es el refugio que encontré y ahí fui sintiendo la energía de la naturaleza. Es también un lugar de contención para las familias que la están pasando mal con la pandemia”.

¿Cómo fue la decisión de dejar la vida “normal” y decidir ir a vivir a la selva?

Fue una elección de vida. Tiene que ver con la evolución de cada persona. Yo tenía ganas de volver a vivir algo parecido a lo que fue mi infancia, donde todo el tiempo estábamos con amigos, donde nos mirábamos a los ojos y donde todo el tiempo se compartían momentos inolvidables. Creo que hoy esa infancia está perdida y los chicos se pasan la vida adelante de una tablet o un teléfono.

¿Cómo es la vida en Koop Luum?

Acá llegan muchas familias a las que les enseñamos por ejemplo a hacer una huerta orgánica. Aprenden a plantar calabazas, tomates, frijoles y mucha variedad de frutas. Tienen que producir el propio alimento. Trabajar de esta manera no solo los hace sentir productivos, sino que además tienen una gran contención. El lugar en el que estoy es maravilloso y me encuentro acá para defender la ecología y sobre todo la infancia ya que los chicos son los más indefensos. En la sociedad de hoy noto una real preocupación por el dinero (“un papel”) y además una gran tristeza.

¿Extrañas la Argentina?

Extraño mucho a mi familia y a mis amigos, pero la realidad es que el fútbol me enseñó a ser un nómade. Vivir en varios países y en varias ciudades me adaptó de manera tal que extrañar no me genera un conflicto interno.

¿Qué te dejó tu vida como futbolista? ¿Renegás de eso?

Yo le estoy completamente agradecido al fútbol. Me enseñó a vivir en comunidad, a encontrar gente maravillosa y comprometida. Es verdad que también es un lugar en el que es muy fácil caer en la superficialidad, pero la realidad es que tengo muy buenos recuerdos, sobre todo de grandes maestros y formadores como Carlos Griguol. Tan buena fue mi etapa como jugador que aún hoy sigo vinculado con mis excompañeros. ¡Tengo un grupo de chat de cada equipo en el que jugué!

¿Por qué no seguiste vinculado al fútbol?

Estuve dirigiendo un tiempo en un equipo de acá que se llama Cafetaleros de Tapachula, club con el logramos el ascenso a la Segunda División. Fui asistente del entrenador Francisco Ramírez, pero la verdad es que me di cuenta que no era lo mío. Todo el tiempo me hacían ver que era considerado un loco y no encajo en esta maqueta social en la que vivimos. Antes todo era mucho más limpio y mucha gente accedió al futbol para hacer negociados y perdió la magia y la esencia del juego. Considero que el fútbol perdió esa mística y se convirtió algo muy frío.

¿Quién era “Nuno” Molina?
Roberto Molina nació en San Martín, Mendoza, y fue futbolista profesional desde 1990 hasta el 2004. Debutó en Ferro y tres años después fue transferido a Rosario Central a pedido del entrenador Pedro Marchetta. Allí conformó un mediocampo de lujo junto a Raúl Gordillo, Omar Palma y Vitamina Sánchez. Tras dos temporadas fue comprado por Independiente, donde consiguió la Supercopa Sudamericana de 1995.

En 1998 llegó al fútbol mexicano, donde pasó por cuatro equipos: América, Atlante, Toros Neza, Puebla y Tiburones Rojos de Veracruz. Luego de su etapa en tierras aztecas, emigró al Barcelona de Ecuador. Entre medio, durante el 2002, jugó para Universitario de Perú, donde ganó el Apertura 2002 del campeonato local, de la mano de Ángel Cappa como entrenador.

En 2003 retornó al país para jugar en Racing Club y en 2004, con 32 años, se retiró como jugador profesional en Ferro, el club que lo vio nacer.

Además, “Nuno” jugó ocho partidos con la Selección Argentina Sub-20, donde disputó el Sudamericano de 1991 en Venezuela (subcampeones) y el Mundial Juvenil en Portugal del mismo año. En la selección mayor, solo estuvo convocado un partido, en 1996, con Daniel Pasarella como DT. Integró el banco en un 5-2 frente a Venezuela y no pudo debutar.

Fuente: TN

   

Últimas publicaciones
Te puede interesar
Lo más visto

PERIODISMO INDEPENDIENTE