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El peor año de la historia para hacer campaña

OPINIÓN 17/07/2021 Mauricio Maronna*
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Argentina es fiel representante de la ley de Murphy: si algo puede salir mal, va a salir mal. Hay ya más de cien mil muertos por la pandemia, y nada fue por casualidad.
  Para colmo de males, en poco tiempo habrá otro festín de candidaturas, en momentos en que la crisis parece devorarse toda la atención. Sin embargo, para los que renieguen de la política debe decirse algo de entrada: nada se soluciona sin más y mejor política.

En la Argentina de hoy, hasta la mayoría de los outsiders dejan mucho que desear, son peor que los vienen del semillero político. Y habrá, en algunos casos, nuevos dirigentes que permitirán ensayar una mueca de esperanza. Lo cierto es que, los nuevos, los que dan el primer paso, también podrán decir: mirá lo que dejaron los profesionales.

Caída estrepitosa

El gobierno nacional desaprovechó un momento histórico, que comenzó en marzo de 2020, cuando la pandemia mostró sus fauces. Luego, Alberto Fernández trepó a índices de popularidad casi inauditos para un presidente. Eran aquellos días en que el radical Mario Negri lo llamaba su “comandante en jefe”, Fernández parecía alumbrar un nuevo eje de poder adentro del peronismo, tan cargado de ismos. Pero el presidente no quiso saber nada de fernandismo.

  Poco a poco, la realidad fue volviéndolos locos a oficialistas y opositores. La oposición hizo política con la tragedia sanitaria y el gobierno cometió demasiados errores no forzados, como no tener un plan mínimo de acción. La ingenuidad con que se tomó la evolución de la pandemia indica que nunca fue entendida la gravedad de la tragedia, que hoy supera la barrera de los cien mil muertos.

Los vacunados VIP, la ausencia de vacunas, las demoras, la pésima comunicación oficial y la necesidad de Juntos por el Cambio de hacer leña del árbol caído llevaron al país al punto cero.

  En este momento, con esta realidad, se producen los cierres de listas electorales. Se da algo inédito, justo en el peor momento para hacer política: las listas se poblaron de periodistas en la provincia de Santa Fe y, más puntualmente, en Rosario. No obedece a una decisión de la clase política de correrse del centro de la escena por un raptus de bajo perfil. Se produce esta situación porque no hay tiempo para instalar candidatos desconocidos.

  Desde el análisis político no puede caerse en el prejuicio ni en el error de considerar que hay falta de aptitud como norma genérica en los recién llegados ni que están todos inhabilitados para ocupar bancas porque no saben cómo se hace un presupuesto. Como en el periodismo, como en la vida misma, hay entre ellos buenos y malos.

  Lo que ha cambiado es el mapa político santafesino. Juntos por el Cambio se terminó de consolidar como el principal espacio de la oposición, aunque si los macristas no se calman pueden romper la casa de cristal antes de empezar. Carolina Losada salió con todo a pedirle a Federico Angelini que decline su candidatura a senador nacional, porque le quedan dos años como diputado nacional.

  Hay una teoría que sustenta que si Angelini es electo senador nacional asumirá su banca Cesira Arcando, quien hace pocos días anunció su pase al peronismo. Angelini le cantó las cuarenta a Losada. Calma, cambiemitas.

  Desde esta columna se dijo que la muerte de Miguel Lifschitz cambiaba de manera casi completa la política local. Y así es. Al socialismo le toca afrontar la parte que le toca sin tener todos los sectores alineados. En el partido de la rosa buscan inscribir una lista única que borre lo que el intendente Pablo Javkin decidió: una dupla a senador contenida en Rubén Giustiniani y María Eugenia Schmuck.

Paciencia y cuero duro

Propone el pos lifschitzmo a Clara García como postulante a senadora, y bajaría a Mónica Fein de su primer lugar a diputada si el intendente acepta la moción. Nunca hay que aventurar pronósticos en las vísperas de los cierres de listas, porque el sujeto emisor puede quedar en falsa escuadra como los periodistas deportivos que criticaron a Scaloni.

  Serán intensas y expectantes las primarias a concejal en ese vector del Frente Progresista, y lo serán mucho más si hay competencia en las categorías nacionales. Javkin es el ajedrecista frente al tablero. Ese tablero contiene piezas que deberían mantenerse en pie hasta el 2023. Otra consecuencia de la muerte de Lifschitz: el 2027 no existe mas. Después de noviembre todo será 2023. Incluso para Javkin.

  En el peronismo hay mar de fondo. Nadie entiende demasiado la jugada de Omar Perotti de ponerle todas las fichas al conductor televisivo Lisandro Cavatorta. Tampoco Perotti esperaba la aparición de su ex ministro de Gobierno, Esteban Borgonovo. Parece que en el peronismo santafesino no se hacen santo y seña.

  Por lo pronto, el gobernador hace política desde su espacio Hacemos por Santa Fe. Habrá que ver si el rossismo y el NES se animan a darle batalla o le hacen una media verónica para que el rafaelino haga lo que quiera. Por algo es el gobernador, dirá algún perottista.

+Para La Capital de Rosario

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