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Punta del Este, un imán para proyectos de viviendas y familias argentinas que deciden radicarse en la otra orilla

CIUDADANOS 06/09/2021 José Luis CIERI
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La tendencia de familias argentinas por instalarse en Punta del Este, como en otros destinos de Uruguay, se afianzó desde el inicio de la pandemia. Aún más en 2021: restricciones (que empezaron a flexibilizarse hace pocos días) para viajar e ingresar al país vecino no impidieron que decenas de familias se instalen en la otra orilla.

Las razones son varias, pero en general quienes hacen esta elección, como otros que se van a Europa u otros continentes, argumentan que van en busca de nuevas oportunidades, otros horizontes, que ofrecen mejores reglas para vivir y trabajar, menos impuestos que pagar y más seguridad, entre otras justificaciones.
Desde hace mucho tiempo, Punta del Este es un imán de fondos argentinos que permitieron levantar edificios, oficinas, locales comerciales, barrios privados, complejos de viviendas de distinta escala, con eje en lo selecto y cerca de lo natural.

Mario Seresevsky, desarrollador de Azure Ocean Reserve, dijo a Infobae que hay “una gran diversidad de público” que elige Punta del Este. “No sólo para veranear sino para vivir de forma permanente o para pasar gran parte del año. La ciudad y cercanías crecieron mucho en los últimos 10 años en infraestructura y servicios. Sumó clínicas médicas, colegios bilingües, centros comerciales, y está en los planes la llegada de una sede de la Universidad de Harvard. El mundo está empezando a ver la ciudad como un Hub de conocimiento (el nuevo entorno colaborativo enfocado en desarrollar proyectos y acciones para potenciar el bienestar de personas y organizaciones) y tecnología que podría atraer a muchos estudiantes, jóvenes profesionales y empresarios”, explicó Seresevsky.


Expertos del Real Estate sostienen que Punta del Este seguirá siendo el balneario más exclusivo de América Latina y que, al igual que Miami, está empezando a complementar esta oferta con una propuesta integral.

Desde el comienzo de la pandemia, el público argentino que llegó es muy variado. Propietarios que tienen viviendas y vinieron antes del cierre de las fronteras para transitar la cuarentena, muchos de los cuales decidieron quedarse, hasta inversores que compraron para resguardar sus ahorros “en un mercado mucho más estable y con mayor seguridad jurídica y rentabilidad, y finalmente muchos jóvenes empresarios vinculados a industrias como la tecnología y las finanzas, para brindar sus servicios desde acá”, amplió Seresevsky.

Las familias argentinas que se instalaron en la zona y eligen su hogar cerca del mar, provienen de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Santa Fe y, en especial de Rosario y Mendoza.

“Los lugares preferidos por los argentinos para comprar propiedades y poder obtener la residencia fiscal son Montevideo, Punta y Colonia. Desde la sanción de la Ley de Urgente Consideración (LUC) N° 19.889 (sancionada con la gestión del presidente Luis Lacalle Pou), que plantea que con la compra de propiedades de USD 370.000 y 60 días de permanencia en el país se accede a la residencia fiscal y se exonera de impuestos por 10 años”, explicó Alejandra Covello, presidenta de Covello International.


Las zonas más demandadas son las que están en primera línea de playa o cerca de esta, sea en La Brava o La Mansa. La oferta que existe allí es muy exclusiva y limitada y los precios son en consecuencia más elevados.

Los valores de venta promedio de un buen departamento están en la franja de USD 3.500 a 4.200 y algo más premiun en USD 5.500 el m2, mientras que los alquileres son de por lo menos 1 mes, y departamentos de un dormitorio en un edificio con amenities arranca en USD 3.500 para enero, y de dos dormitorios USD 4.500, ya pensando en el verano próximo. Si se permite el turismo a gran volumen desde noviembre, señalaron a Infobae, el arribo de menores no vacunados contra Covid-19 implicará que los mayores deban hacer cuarentena con ellos, pero si están vacunados no será necesario.

 

El teletrabajo impulsó la movida y el perfil de la demanda argentina

Según los expertos, la gente busca otra calidad de vida, mayor contacto con la naturaleza, más espacios abiertos y tranquilidad.

“Hoy con los nuevos hábitos que instaló la pandemia en cuanto al teletrabajo, y que se sabe que permanecerán, la gente está dispuesta a tomar la decisión de mudarse donde lo desea y continuar allí su vida laboral”, dijo Seresevsky.

Durante la pandemia se abrieron varios nuevos restaurantes y 27 cafés, donde los argentinos pasan horas sociabilizando, hablando de negocios y de política.

La Avenida Roosevelt se transformó en un corredor interesante, que cruza desde Maldonado a Punta del Este. Equidistante de las playas Brava y Mansa y protegida de los vientos, atrajo la instalación de supermercados, bancos, hospitales, consultorios, profesionales, gimnasios , peluquerías, shopping con sus cines, lavadero de autos y cafecitos

“Es increíble el cambio de fisonomía de la avenida en los últimos 5 años”, dijo Covello. “Es una gran conexión con Maldonado, donde se consigue todo más barato y hoy viven 200.000 habitantes. Hay nuevos proyectos con gran arquitectura y que mantienen los requisitos de las buenas aberturas, calefacción y aire acondicionado, conserjería y servicios y además tienen bajas expensas. Allí se encuentran torres recién terminadas cómo Gaudí, Stradivarius, y Greenlife y otras que estarán iniciando las obras en breve, constituyen una opción para los que buscan un ticket intermedio sin resignar calidad”.


En general, los argentinos buscan propiedades cerca de la playa, desde Solanas hasta José Ignacio, lo más cerca posible al mar. Las casas en barrios cerrados con amenities y seguridad son muy requeridas, aunque este año en principio las han alquilado para probar, para luego definir qué compran. “Se priorizan las casas que cuentan con piscina y parrilleros. Y en los departamentos cotizan mucho el aire acondicionado y la losa radiante, las buenas aberturas y las vistas”, dijo Covello.

 

Desde la tierra del Chamamé

Oriundos de Corrientes capital, con la pandemia se complicó mucho el ingreso a Uruguay. “Entre que nos decidimos y logramos entrar pasaron seis meses. Una vez dentro del país los trámites fueron más simples. Somos una familia tipo, con mi pareja Pablo Villar (43 años), tenemos una hija de 16 y un varón de 13. Ambos van al International College”, dijo a Infobae María José Krujoski, de 42 años.

La familia se radicó en Punta del Este en marzo de 2021. Les costó mucho tomar la decisión. “En nuestra ciudad éramos muy felices. Ahí tenemos familia, amigos de toda la vida y nuestro querido club de rugby Taragüí. Corrientes es hermosa y vivíamos muy bien, pero el contexto del país nos parecía hostil para planificar el futuro de nuestros hijos adolescentes. Pensar en el entrenamiento que hay que tener para adaptarse a tantos vaivenes nos impulsó a cambiar de contexto. Nos dedicamos a la construcción, al rubro inmobiliario y a diferentes inversiones en la Argentina y otro lugares; la idea es ir y volver con cierta frecuencia”, explicó María José. “Nos preguntábamos si nuestros hijos estarían preparados para irse del país si tuvieran que hacerlo. Ante eso, lo mejor que se nos ocurrió fue mostrarles con el ejemplo que sí se puede”, dijo Pablo.

Viven en un departamento propio y expresaron que el costo de vida en Uruguay es bastante elevado en comparación con Argentina. “Pero lo importante es que somos felices y los chicos fueron bien recibidos en su colegio y tienen amigos uruguayos. Nos trataron muy bien, eso hay que rescatarlo”, concluyó María José.
Como una película, algo raro

Otro testimonio es el de Valeria Peimer, de 48 años. La decisión de mudarse, contó a Infobae, fue meditada y la sintetizó en una palabra del rugby. “Usé la metáfora del Scrum para motivar a todos en mi familia aunque bien podría haber usado la de cualquier otro deporte. Lo que tanto mi marido como yo sostuvimos era que debíamos empujar el cambio como familia. Tuvimos que esperar la reunificación familiar, que no tardó tanto. Mi marido tenía residencia desde hacía 4 años y yo la había conseguido justo antes del cierre de la frontera”, contó.

“Llegamos a Punta del Este hace un año. Fui la responsable del traslado de tres de mis cuatro hijos además de todas las valijas que lograron entrar en mi camioneta. Mi marido se fue un poco antes que nosotros y uno de los chicos vino después. En Buquebus, anduve con una carpeta con muchísimos papeles que mi hijo de 16 años criticaba por lo desordenada. Papeles que me eran requeridos en cada instancia del trámite migratorio. Me preguntaron en la oficina de Migraciones cuando volvía. Respondí: “Poné que nos mudamos, por ahora no volvemos”. Al subir sintió algo extraño, mezcla de película de ciencia ficción con la sensación de que se iban a pasar unas largas vacaciones de verano en primavera. Y hubo que seguir tomando decisiones. “Inicialmente nos instalamos en el departamento que alquilamos todas las temporadas en Rincón del Indio. Actualmente vivimos en un pequeño barrio cerrado, alquilamos una casa grande hasta 2022. Cerca del colegio al que van nuestros hijos de 12 y 17”.


Vivir en Punta del Este, según Valeria, requiere un cambio de mentalidad, de ritmo. Desacelerar, valorar lo simple, sostener vínculos, cultivar la familia. Implica respetar normas, algo que se ha borrado en la Argentina. “Mi marido teletrabaja. Yo, aprovechando la mudanza también estoy haciendo un cambio en lo profesional: a mi título de Licenciada en Psicología le sumé otro de la Fundación Universidad del Cine y estoy tratando de sumarme a algún equipo en el área de producción o aportándole mi mirada, a algún guión”, concluyó.

Fuente: Infobae

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