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Amalia Granata: la estrella celeste que se quedó sin brillo

OPINIÓN 28/09/2021 Facundo Borrego*
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Saltó a la política con la ola antiaborto y sorprendió en las urnas. Pasó a JxC y apuntó al Congreso, pero chocó. Reconvertirse o limitarse a su cara conocida.
La corta carrera de Amalia Granata en la política es comparable a su recorrido en los medios: tuvo su apogeo, se instaló, se apagó, pero permanece. De aquel discurso rabioso contra el aborto que la convirtió en legisladora santafesina y engendró al movimiento celeste, a jugarse un pleno al Congreso con el PRO que hizo agua. A dos años de aquel fenómeno, no logró construcción provincial y parece más una estrella celeste que se consumió y está obligada a reinventarse.    

 

Tras aquel primer debate para legalizar el aborto en 2018 en el que fue el estandarte y penetró en los pañuelos celestes como nadie, aceptó ser la cara del movimiento evangélico y católico para las elecciones provinciales. Fue un hito: seis legisladores y tercera fuerza santafesina. "Con Amalia no alcanza, pero sin ella no se puede", podría reformularse el aforismo de 2019 de Alberto Fernández sobre Cristina Kirchner para graficar lo que pensaba el sector evangélico de Walter Ghione y el ultracatólico de Nicolás Mayoraz.

 


El día después de aquellas elecciones creyeron que ya estaba hecho su trabajo y se cortaron. Dicen que fue la mediática quien optó por quedarse solo con su compañera Betina Florito, quien un año después haría lo mismo. Cuestionan a su entorno, las pocas ganas de construir, lo poco que duró su interés en hacer real política.

 Lo cierto es que quedó aislada. Granata tuvo un entusiasmo inicial en la práctica que le valió la ponderación de algunos dirigentes, e incluso algunos la arroparon, como parte del Frente Progresista. Demostró y rompió prejuicios, pero algo se fue evaporando. El debate por el aborto volvió en 2019 y le dio de nuevo combustible, aunque, al aprobarse la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, se quedó sin bandera. 

 


Nunca encontró otro discurso con el cual destacarse ni armar un perfil con otras herramientas. La relación con el resto de los legisladores la manejó con mayor frecuencia su secretario y aquella crítica por residir en Buenos Aires quedó en evidencia. En la apertura de sesiones de la Legislatura santafesina de este año, se conectó remotamente durante menos de una hora, porque luego tuvo que asistir a su programa radial con Marcelo Polino. Conflicto de intereses.  

 

Quiso llegar rápidamente a las grandes ligas. En enero de este año ya estaba convencida: “No me asusta el Congreso”, dijo a Letra P y dejó abierta la puerta para quien quisiera tentarse con sus casi 300 mil votos de 2019. Sin embargo, nadie enloqueció por ir a buscarla, quizás porque el fenómeno celeste fue más amplio que ella, quizás porque sin lema como el de las dos vidas su capital se redujo a su conocimiento.  

 


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Así y todo, el PRO avanzó a través del legislador nacional Álvaro González, con la terminal de Federico Angelini, para que fuera su compañera de fórmula para el Senado. Le daba visibilidad al candidato, podía arrastrar a lo que quedase en pie del electorado celeste y, de paso, no se la llevaría otro espacio. A la rosarina le cerró el acuerdo personal y se subió al discurso antikirchnerista. Angelini-Granata, una interna en Juntos por el Cambio con radicalismos ganables y una general contra un oficialismo en caída. Esa era la proyección. No sucedió ni cerca: la fórmula PRO quedó tercera.

 

Amalia ya no conectó con su electorado como en 2019: aquel fue un one hit wonder imposible de repetir. De hecho, en la campaña no se la vio tan protagonista como se pensaba de antemano. Es más, cuando desembarcó Mauricio Macri en Rosario para darle el espaldarazo a su candidato, no estuvo en la minigira del expresidente ni en el acto principal. Tampoco subió al escenario cuando Patricia Bullrich dio un discurso en tono halcón, aunque hizo algunas recorridas previas. Todo tibio.

 

Truncado su plan Congreso, le quedan dos años como legisladora santafesina en su monobloque Somos Vida. Claro que un paso en falso en política no significa la extinción. Seguramente, deberá reconvertirse, ofrecer algo distinto, encontrar el lugar para hacer política que todo dirigente requiere y no sólo apostar a su cara conocida. La pregunta es si Juntos por el Cambio será la plataforma que la sostenga y le dé impulso político. Por ahora, no da señales

*Para Letra P

 

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