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La extraña SRL entre Cristina y Perotti

POLÍTICA 11/10/2021 Facundo BORREGO*
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Acordaron las listas y tejieron un nuevo vínculo después de la distancia. El indulto de la vice y el ensamble del gobernador en el relanzado Gobierno. ¿2023?  

Las elecciones intermedias reconfiguraron los vínculos políticos y el mapa del poder actual. El hecho de que Omar Perotti se haya acercado a Cristina Fernández de Kirchner, haya acordado con la vicepresidenta el cierre de listas de las PASO y diferenciado de la alternativa de un soldado K como Agustín Rossi es un ejemplo del pragmatismo al que apuestan. Además, abre una serie de interrogantes sobre el futuro del peronismo en general y del gobernador santafesino en particular.

 

La pregunta que se mantiene presente es qué llevó a dos figuras en los papeles antagónicas a consensuar. No parece haber sido un acuerdo transitorio, dado que entre ambos hablaron más de lo que se cree y porque dejó un enorme tendal de sugerencias políticas, gestos y rearmados hacia dentro del peronismo. Más bien parece haberse construido un puente silencioso y de un espesor que sólo ella y él saben; una SRL que puede diluirse rápidamente o crecer. Todo, mirando hacia un futuro, por ahora impredecible, que posiblemente haya tejido en su cabeza la expresidenta.

 


Lo cierto es que Perotti ha pasado a tener un lugar en el tablero nacional, en parte, producto de la viabilidad que le ofrendó Cristina. La historia entre ambos debe ser contada en clave de estrategia, pasando por un indulto, un cambio de perfil de la dirección del gobierno y anclándose en el futuro del peronismo. ¿El "todos adentro" más que nunca?  

 

El indulto
Como senador, Perotti conformó el bloque federal justicialista, un peronismo prolijo y de oposición menos que light hacia el gobierno de Mauricio Macri. Conducido por Miguel Pichetto, esa bancada se desmarcó de Cristina en su desembarco en el Senado, en 2017. Aún no se sabía qué tenor de kirchnerismo practicaría CFK en el futuro ni sus pretensiones de unidad. 

 


Según contó la crónica de aquellos días, cansados de que no los atendiera, el rafaelino y compañía decidieron bajar al recinto y dar cuórum y el aval para tratar los allanamientos a los domicilios de Cristina encargados en agosto de 2018 por el juez Claudio Bonadío. "Los senadores de mi partido (durante el macrismo) votaron los allanamientos a mis tres casas”, sorprendió la vicepresidenta en un acto de campaña a días de las PASO y luego se apresuró en corregir para que no hubiera malas interpretaciones: “No critico a nadie: son razones y es política".

 

Hay otra perla de aquellos días de un peronismo que se despegó de la expresidenta: José Alperovich pegó el portazo del bloque federal porque pretendía competir nuevamente por la gobernación de Tucumán, que en ese momento estaba en manos de Juan Manzur, quien estaba alejado de Cristina y fue el primero en querer jubilarla. 

Las vueltas de la política ubican ahora a Manzur como jefe de Gabinete del Gobierno a pedido de la propia vicepresidenta. Otro caso en que supo mandar el pasado a la papelera de reciclaje, aunque nunca vaya a vaciarla. Pragmatismo puro para conservar el poder y tener herramientas. Lo mismo hizo con el santafesino, quien ganó protagonismo en las últimas semanas en el vínculo con el nuevo gabinete. 

 

¿Por qué se inclina hacia esos perfiles? Quedó en evidencia que los años en que conducía con el progresismo como bandera han pasado a un segundo plano y la vicepresidenta es la primera en interpretar que son tiempos de dirigentes de gestión: dejar el tono del Gobierno en manos de un club de profesionales del poder con recorrido político, no kirchneristas y aplomados. 

 

El perfil justicialista
Perotti es uno de los que llenan esos casilleros por más que no tenga cargo actualmente en el Gobierno. Posiblemente Cristina vea en él una figura a encastrar, similar a Sergio Massa, pero éste se diferencia por tener una apetencia personal de poder indisimulable, con una estructura armada incluida, que justamente no convence a la expresidenta.  

 

Por otro lado, teniendo a tiro al gobernador santafesino, quizás busque frustrar su supuesta idea a futuro de provincializar Santa Fe al estilo del cordobesismo. Desalambrar. En ese caso, le daría la razón a Rossi. Por ahora, las señales del perottismo van en ese sentido: provincializa la campaña y despegarse del Frente de Todos para las generales. También off the record demuestra resabios de aquella distancia del bloque federal con el cristinismo. "Nunca seremos perottistas, ni Perotti kirchnerista", repetía el kirchnerismo ni bien ganó el PJ unido en Santa Fe. 

 

«Nunca seremos perottistas, ni Perotti kirchnerista»

Pero Perotti también es práctico y juega.  Seguramente vea en ese acercamiento con Cristina un salvoconducto para jugar en 2023, sobre todo por no tener reelección en Santa Fe -donde, además, acaba de perder las PASO- y, también, por el nacimiento de esa liga de dirigentes duros en el Gobierno en la que el rafaelino se encasilla. Puede instalarse en Buenos Aires y sacar provecho en la política grande. Hasta se apresuran a hablar por lo bajo de aspiraciones para alguna fórmula presidencial. Conveniencia a futuro; mientras tanto se mueve en un pacto silencioso.

 

Hubo un gesto como indicador de la sociedad. El sábado posterior a la carta de Cristina dirigida al presidente Alberto Fernández que derivó en el nuevo gabinete, se reunieron en La Rioja los nuevos ministros con los gobernadores peronistas excepto tres: Axel Kicillof, Alicia Kirchner y Omar Perotti. Más allá de haber derrotado a Rossi en la interna, hay un punto clave para el gobernador: ganar la elección en Santa Fe y acomodar internamente al PJ. Son nueve puntos de diferencia que pueden ser un despegue o un hoyo.

*Para Letra P

 

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