El tiempo - Tutiempo.net

Alberto Fernández cedió ante el reclamo del kirchnerismo y endureció su postura frente al FMI

POLÍTICA 28/10/2021 Joaquín MUGICA DÍAZ
SLIIUW57TFBRBMDRFVOXEF2GP4

El 12 de octubre Alberto Fernández almorzó en la Casa Rosada con ocho de los empresarios más poderosos en influyentes del país. En esa reunión les manifestó que el acuerdo con el FMI estaba encaminado, que necesitaba del apoyo de ellos para darle mayor entidad a la postura argentina frente al organismo y que solo restaba que la oposición dé señales de respaldo para que el combo político se cierre.

Cinco días después, el domingo 17 de octubre, Día de la Lealtad peronista, el kirchnerismo duro, representando en las voces de la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y el ex vicepresidente Amado Boudou, apuntaron contra Fernández por avanzar en la búsqueda de un acuerdo con el Fondo. Le pidieron al Gobierno no pagar la deuda contraída por Mauricio Macri.


Esa movilización generó un fuerte malestar en Balcarce 50, desde donde advirtieron que los que habían hablado eran “libres pensadores” que formaban parte de “sectores marginales”. Cuando las críticas sonaron en la Plaza de Mayo, el ministro de Economía, Martín Guzmán, se encontraba en Estados Unidos intentando avanzar con el acuerdo para comenzar a saldar la deuda.

La tensión interna volvió a florecer porque en la Casa Rosada no entendían como el kirchnerismo pedía no pagar la deuda, en el mismo momento en que el Gobierno negociaba el acuerdo para cerrarla.
Una semana atrás La Cámpora subió a sus redes sociales un nuevo tema de la militancia. “Esa deuda que dejaron no la vamos a pagar, con el hambre de la gente no se jode nunca más”, dice la frase central de la canción. En el video publicado por la agrupación aparecen Cristina y Máximo Kirchner.

Finalmente, este martes la organización ultra K convocó al acto homenaje a Néstor Kirchner bajo el lema “Primero se crece, después se paga”. En los últimos días el Gobierno no se refirió al tema, pero se conoció, a través de un anticipo de Infobae, que el Presidente se iba a reunir con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, durante la cumbre del G-20 en Roma.

La voluntad de avanzar está presente pero dar señales de confrontación previo a una reunión por el acuerdo no parece ser la estrategia más adecuada.

La postura del espacio que conduce la Vicepresidenta quedó clara. La presión fue creciendo con el pasar de los días y se manifestó en diferentes formatos. El kirchnerismo le marcó la cancha al Jefe de Estado en un tema central y Fernández reaccionó en consecuencia. Ayer les hizo un guiño con un discurso que se escapó de su moderación y retumbó con fuerza en la escena política argentina.

Con esa película de fondo, el Presidente decidió endurecer su postura ante el FMI durante el discurso que brindó en la cancha de Deportivo Morón en el acto que el Frente de Todos realizó para homenajear a Néstor Kirchner a once años de su fallecimiento.


“Si todavía no cerramos un acuerdo con el FMI es porque no nos vamos a arrodillar”, dijo en un encendido discurso frente a la militancia. En el estadio estaba La Cámpora, el Movimiento Evita, Nuevo Encuentro, Camioneros y agrupaciones kirchneristas más pequeñas que se movilizaron desde el conurbano. Arriba del palco hubo gobernadores, intendentes, legisladores, sindicalistas y representantes de las organizaciones sociales. Una nueva muestra de unidad.

El Presidente le habló a los propios. Una vez más. Tal como habían decidido hacer él y Cristina Kirchner en la campaña previa a las PASO. La dura derrota electoral frente a Juntos por el Cambio empujó al Gobierno a cambiar la estrategia electoral. Decidieron dejar atrás los discursos ideologizados para la política y se enfocaron en que el Jefe de Estado tenga encuentros más pequeños con los ciudadanos.

Fernández visitó clubes de barrio, casas de familias y sociedades de fomento para, según advertían en la Casa Rosada, sentarse a escuchar los reclamos de la gente. La idea era tratar de asimilar el impacto de la derrota mostrándose comprensivos frente al enojo de los ciudadanos. Buscar los votos perdidos entre los desencantados y los que no fueron a votar. Dejar de hablarle al núcleo duro.


En el acto de ayer hizo exactamente lo contrario. El Presidente volvió a hablarles a los que ya sabe que lo van a votar. No buscó votos por afuera de la pecera peronista. Movimiento extraño, teniendo en cuenta la necesitad del Gobierno se achicar la brecha electoral con la oposición. Cada voto vale oro. Mucho más cuando restan dos semanas para los comicios.

En Morón, Fernández se adhirió al discurso kirchnerista clásico. Ellos y nosotros. Los malos y los buenos. Los fuertes y los débiles, en proceso de unidad para fortalecerse. Críticas a los medios y a la Justicia. Arenga, gritos y épica. De eso se trató el discurso presidencial, que en los últimos diez minutos fue tapado por los cánticos de La Cámpora. No lo terminaron de escuchar desde las tribunas.

En el oficialismo surgieron algunos análisis disímiles después del acto. Hay quienes creen que Fernández se cerró como consecuencia de la presión kirchnerista y terminó corriéndose de un discurso más moderado y acuerdista, mientras que otros advierten que fue un mensaje contundente, reivindicatorio de la gestión de Néstor Kirchner y que fue expresado en un marco de paz dentro de la coalición. No hubo una sola interpretación.

El Gobierno es una contradicción andante. Las reglas que se auto imponen las rompe al poco tiempo. Saber cómo seguirá de aquí a las elecciones es una gran incógnita. Hay muchos gobiernos dentro de uno solo.

Fuente: Infobae

Últimas publicaciones
Te puede interesar
Lo más visto

PERIODISMO INDEPENDIENTE