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El Gobierno refuerza la idea de una convocatoria multisectorial para el día posterior a las elecciones

POLÍTICA 31/10/2021 Eduardo Menegazzi*
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El impacto de la derrota electoral del Frente de Todos en las PASO de septiembre en gran parte del país provocó un cimbronazo que casi termina con la fractura de la coalición de gobierno. La presentación masiva de renuncias entre los camporistas que ocupaban puestos de importancia en el Gabinete o en secretarías y la carta que escribió Cristina Kirchner pidiendo una renovación de figuras ministeriales todavía hacen ruido en la Casa Rosada.

Aquel duro reclamo de la vicepresidenta donde expresaba la necesidad de tomar registro de la pérdida de confianza en el proyecto que encabeza Alberto Fernández, derivó en una profunda reestructuración ministerial con el recambio en cinco carteras y la llegada del tucumano Juan Manzur a la Jefatura de Gabinete para rearmar ese espacio en donde conviven voces disímiles dentro del oficialismo.

Es por esas disidencias internas que en varios sectores de la sociedad argentina ronda el fantasma de qué puede suceder a nivel político si el 14 de noviembre el resultado de las PASO se repitiera, sobre todo porque notan una debilidad creciente en la conducción del país. Sin embargo en los despachos cercanos al Presidente tienen la certeza de que ese día después convocarán a una mesa de diálogo. “La vida es una negociación”, se escuchó de boca de un colaborador de Juan Manzur. Por eso, el lunes 15 es muy probable que empresarios, sindicalistas, representantes del oficialismo, sectores académicos y los partidos con representación parlamentaria se sienten a discutir qué pasará en la Argentina, al menos en los próximos dos años.

Lo había planteado Sergio Massa en una entrevista con Infobae del 17 de octubre de este 2021. “Terminada la elección vamos a convocar desde el Gobierno a un acuerdo con la oposición, con los empresarios y con los trabajadores, articulando el Congreso y el Consejo Económico y Social”, sentenció en esa oportunidad el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Y aseguró que esa idea ya estaba consensuada con Alberto Fernández y también con Cristina Kirchner. También expresó que “vamos a ir a un acuerdo, vamos a convocar a un acuerdo sobre diez políticas”, entre ellas la del endeudamiento externo que tanto preocupa al Presidente.

Aunque en los días posteriores a esa iniciativa del principal referente del Frente Renovador los sectores más duros de Juntos por el Cambio empezaron a desecharla, en Balcarce 50 son conscientes de que “quedan dos años muy duros por delante donde tendremos que gobernar”.

Relativizan cómo quedará la composición de ambas Cámaras en el Congreso Nacional. “Habrá tres diputados más o tres diputados menos; un senador más u otro menos, pero tendremos que juntarnos para ver cómo sacamos al país de una situación muy compleja, que requiere serenidad y prudencia”, afirman. La pérdida de la mayoría en la Cámara Alta, donde talla fuerte la vicepresidenta, puede ser un gran dolor de cabeza para las aspiraciones legislativas del Frente de Todos, pero al menos por ahora intentan bajarle el precio a esa hipotética dificultad.

Señalan con optimismo las últimas rondas de reuniones que Manzur impulsó. Por su despacho ubicado en un extremo del ala presidencial pasaron empresarios, opositores como los gobernadores Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes) o ex aliados que ahora tomaron distancia, como el chubutense Mariano Arcioni o el misionero Oscar Herrera Ahuad, representantes sindicales e intendentes de distintos signos partidarios. La trayectoria y el conocimiento del paño que exhibe el gobernador tucumano en uso de licencia alientan a su entorno a pensar que un acercamiento con los sectores más intransigentes de la oposición aún es posible.

Manzur reconoce ante sus colaboradores que la postura a veces beligerante que muestran desde la oposición es “parte del juego”, producto de la campaña electoral. Le recuerda a su entorno que tuvo que afrontar desafíos similares en su provincia, Tucumán. Y que no entrar en esa pirotecnia verbal será parte de la estrategia hasta el día de los comicios legislativos.

Quienes conocen su estilo aseguran que dentro de la política tuvo relación con los diversos actores políticos por más antagónicos que parezcan en algún momento de su carrera. Desde que fue funcionario del sector salud en el municipio de La Matanza en la época en que gobernaba la Alianza en 2001 y recibía las enseñanzas de Alberto Balestrini, mientras ostentó su puesto como mandatario provincial donde fue tejiendo alianzas con varios referentes del norte argentino, o cuando fue ministro de Salud con Cristina Kirchner, el caudillo tucumano aprendió a lidiar y a “surfear” con las dificultades.

En los pasillos de la Rosada también se le escuchó decir que respeta a rajatabla el verticalismo dentro del movimiento peronista y que aunque sugiere medidas y acciones de gobierno tiene un respeto absoluto por las decisiones finales que adopta Alberto Fernández. Ya reconciliado con Cristina Kirchner, con quien tuvo enormes diferencias que parecen saldadas, su tarea al frente de la Jefatura de Gabinete no será fácil.

No solo desde los sectores que están en la vereda contraria a la del oficialismo se suman voces críticas. Las últimas declaraciones del futuro embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, Marc Stanley, cuestionando la política económica argentina frente a la deuda externa, causaron incomodidad en el Gobierno. Ven allí un nuevo frente de tormenta que atender.

Manzur supo tejer muy buenos puentes en “América del Norte” como le gusta denominar al país que comanda el demócrata Joe Biden, por eso Alberto Fernández le sugirió viajar a Nueva York, donde expuso la decisión argentina de “honrar el pago de la deuda” ante los inversores estadounidenses. Esos “amigos” pueden ayudarlo a encarrilar la relación bilateral sin tantas rispideces. Esperan que cuando Stanley se instale en la embajada haya un rápido acercamiento.

Antes al Gobierno le espera un desafío más duro en el terreno doméstico: convencer a propios y extraños de que la salida a la crisis puede alcanzarse en el marco del diálogo y el consenso.

 

 

* Para www.infobae.com

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