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En el Frente de Todos desconfían de las encuestas y exhiben un optimismo moderado en la previa de las elecciones

POLÍTICA 08/11/2021 Brenda Struminger*
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A pesar de que la mayoría de las encuestas privadas muestran una mejora para Juntos por el Cambio, el Gobierno cambió el discurso sobre las expectativas para las elecciones generales. De la mirada absolutamente negativa que reinaba en las semanas inmediatamente posteriores a las PASO, pasó a exhibir un “moderado optimismo” en el tramo final de la campaña, mientras empieza la cuenta regresiva para el próximo domingo.

La mirada actual contrasta con la postura de cautela que reinó tras la catástrofe electoral en la mayor parte del país en las Primarias. Mientras prepara una campaña cada vez más “cercana” a los vecinos para la semana previa a las elecciones generales legislativas que se celebran dentro de siete días, en el terreno simbólico describe un escenario más esperanzador.

“Tenemos un moderado optimismo. Estamos en un proceso de post pandemia, similar al de una posguerra. Entendemos que hay un enojo, y es una de las etapas que hay que transitar, pero hay expectativa”, dijo un funcionario cercano al Presidente.

De todas formas, en el oficialismo se mantiene la reticencia a hablar de números concretos. Después del bajón anímico que causó el fuerte revés de septiembre, cuando se esperaba un triunfo de hasta siete puntos por encima de Juntos por el Cambio hasta última hora, nadie quiere aventurar porcentajes exactos.

Las miradas, en general, tienden a orientarse a una mejora, pero en La Cámpora, una de las patas principales de la coalición con la que hay roces y peleas internas prácticamente desde el comienzo de la gestión, se muestran menos ilusionados: “Nos estamos acercando, pero seguimos abajo. Es difícil que lleguemos, aunque no imposible”, acotó el vocero de un importante dirigente de la agrupación que conduce Máximo Kirchner.

Medidas y cara a cara

El creciente optimismo del Gobierno se apoya, dicen, en encuestas que les mostraron una alta aprobación de parte de la opinión pública a la batería de medidas que lanzó contrarreloj el gobierno nacional. También se basa en el contacto con los votantes “en la calle”: aseguran que los vecinos les dicen a todos los dirigentes que “empezaron a sentir la reactivación”.

Aunque en Balcarce 50 aún detectan malestar en el electorado, confían en que la serie de medidas de gestión tomadas en el último tiempo, con la inversión pública en el centro, permitirán disminuir ostensiblemente la brecha con Juntos por el Cambio. Se trata del llamado “plan Platita” por el candidato y ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, quien desde entonces, en medio de cuestionamientos externos pero también internos por sus arriesgadas declaraciones, bajó significativamente el perfil.

“Mucha gente nos cuenta que consiguió trabajo, que tienen conocidos que no tenían empleo y empezaron a trabajar, que el comercio se está reactivando, que el turismo tiene registros históricos de reservas para el fin de semana largo de fines de noviembre… Hubo un cambio en el humor social, lo estamos escuchando y viendo en el cara a cara”, aseguró un funcionario.

Mientras tanto, ante las mediciones de la mayor parte de las consultoras privadas, que mostraron en los últimos días un escenario significativamente más favorable para Juntos por el Cambio el próximo domingo, se muestran recelosos. “No confiamos en las encuestas”, aseguran, tajantes, en distintas terminales del Gobierno.

La mirada positiva responde también a registros de opinión pública positivos que detectaron en algunos distritos clave del interior. Principalmente en La Pampa, donde las encuestas empezaron a perfilar un triunfo en los principales distritos: Santa Rosa y General Pico. Recuperar el bastión que conduce Sergio Ziliotto después de la derrota por diez puntos en las PASO permitiría al oficialismo mantener el quórum propio en la Cámara alta.

Los números son menos alentadores en el otro distrito central que no esperaban perder en septiembre: Chubut. Allí también se juegan bancas en el Senado, pero las encuestas devuelven números menos alentadores. Mañana, los ministros del Interior, Eduardo Wado de Pedro, y de Turismo, Matías Lammens, visitarán Comodoro Rivadavia y Trelew para apuntalar a los candidatos propios con la bandera del programa PreViaje, muy festejado internamente por los registros de ocupación para la temporada de verano y en los fines de semana largos de la segunda parte del año. Pero saben que les juega en contra la lista del gobernador Mariano Arcioni, que decidió mantenerse en carrera a pesar de los pedidos para que la bajara a favor de la fuerza nacional.

Con la bandera discursiva de esperanza en la posibilidad de, al menos, acortar la diferencia obtenida en septiembre contra Juntos por el Cambio, el Gobierno profundizará la campaña “positiva” con la reciente táctica del “cara a cara”, enfocada principalmente en aumentar la participación. Apuntan, en este terreno, a convencer de ir a votar a los ciudadanos que apoyaron al Frente de Todos en 2019 pero se ausentaron el 12 de septiembre. Estiman que pueden llegar a subir 15 puntos.

Hay dos millones y medio de posibles electores en el padrón bonaerense que no fueron al cuarto oscuro en las PASO. Los motivos que aducen en el oficialismo para justificar esa pésima performance -que en algunos distritos se acercó al 60%- fue la “baja intensidad” de la campaña en la previa de septiembre. Y culpan por ese escenario adverso, en parte, a la falta de compromiso de los intendentes a nivel territorial, y a la “desinformación”.

“Hoy (por ayer, sábado) me pasó en un barrio de La Plata que una familia entera me dijo que no fue a votar en las primarias porque cree que ‘la que vale es ésta’, por las Generales. Hubo falta de información y estamos tratando de revertirlo”, dijo un importante referente social del Frente de Todos.

De todas formas, no descartan que la suba en la participación se haga desde el enojo social que, admiten, sigue presente, y termine favoreciendo a la oposición. Por otro lado, el antecedente de 2019, cuando Juntos por el Cambio subió ocho puntos entre las PASO y las generales, abonaría esa hipótesis.

La táctica para lograr un aumento significativo de la asistencia es caminar los barrios y encarar a los vecinos de frente. Ayer la mayor parte de los dirigentes nacionales del Frente de Todos se embarcaron en una serie de recorridas, principalmente en los barrios el conurbano, para incentivar el “clima electoral”. Entre ellos, Alberto Fernández, que viene intercalando la gestión con actos grandes y las “bajadas de cercanía” al territorio.

El Presidente arrancó el “voto a voto”, como denominan la táctica en el búnker central de campaña, en Quilmes, junto a la intendenta camporista Mayra Mendoza. Se trata de uno de los distritos del sur del conurbano que más le dolió perder al kirchnerismo. Durante el resto de la semana continuará en la misma línea. Los destinos que visitará el primer mandatario entre el lunes y el jueves ya están decididos, aunque hay hermetismo en la Casa Rosada sobre cuáles serán. “Preferimos no anunciar nada”, dicen, misteriosos, en la Casa Rosada. Y se limitan a revelar que se tratará de visitas en la Primera y la Tercera sección electoral, donde el Gobierno, respectivamente, perdió y ganó por bajo margen y tiene intenciones de revertir o mejorar.

Además de incentivar la participación en el conurbano, uno de los focos principales a la campaña apunta a recuperar el voto de la franja joven, que le dio la espalda al oficialismo en las PASO y se volcó por opciones de centro y centro-derecha, o directamente de izquierda. De hecho, el último acto donde se mostró Cristina Kirchner, hace dos semanas, fue un plenario de la juventud camporista. Y durante el último sábado sin veda, el gobernador Axel Kicillof privilegió mostrarse en la ceremonia de cierre de los juegos bonaerenses, junto al referente camporista y ministro de Desarrollo Comunitario, Andrés “Cuervo” Larroque. “Las y los jóvenes de la provincia son un verdadero orgullo bonaerense”, dijo el jefe provincial cercano a la Vicepresidenta, entre alusiones a la posibilidad de realizarlos de manera presencial después de las aperturas que habilitó el gobierno nacional para el tramo final de la campaña.

Mientras tanto, en los próximos días, la actividad en la Casa Rosada estará “planchada”, como viene ocurriendo desde el 19 de octubre, cuando empezó a regir la veda a los anuncios públicos que puedan torcer el voto. No habrá anuncios de gobierno, pero sí se difundirán noticias, de manera extra-oficial, sobre inversiones privadas, con la intención de mostrar, a pesar de la prohibición del código electoral, que la economía está en proceso de “reactivación”.

El acto de la semana y la principal incógnita

El plato fuerte de la semana política más caliente del año será el jueves, en Merlo, donde el Presidente encabezará un acto que se planea multitudinario, junto a sus ministros, y los diputados, gobernadores, e intendentes del Frente de Todos, con el peronista Gustavo Menéndez como anfitrión.

La principal incógnita para ese día es sobre la presencia de la vicepresidenta Cristina Kirchner, que fue dada de alta ayer en el sanatorio Otamendi, donde se sometió a una cirugía programada por un pólipo sospechoso en el útero, que resultó ser benigno. La última vez que se mostró junto al Presidente fue en un acto frío, poco después de la crisis política post-derrota, en la Casa Rosada, junto al ministro de Agricultura, Julián Domínguez.

Alberto Fernández viene liderando eventos de esas características, sin Cristina Kirchner, semanalmente. Los tres últimos fueron en Mataderos, en un encuentro convocado por el Movimiento Evita y luego acompañado por La Cámpora; en Morón, con motivo del aniversario de la muerte de Néstor Kirchner; y en Avellaneda, el viernes, durante un cónclave del gremio UPCN donde el jefe de Estado confrontó directamente con Mauricio Macri por el pago de la deuda externa al FMI.

Los eventos políticos de amplia magnitud van a contramano de las recomendaciones del consultor Antoni Gutiérrez Rubi. El creador de la “campaña del sí” sugirió evitar a toda costa los grandes despliegues proselitistas, con la tesis de que existe aún enojo en el electorado por la situación social y económica. Según viene planteando hace semanas desde las oficinas del Complejo C, en el actual contexto es preferible “escuchar” en lugar de hablar.

El primer mandatario había empezado su campaña en esa tesitura. Pero con el pasar de las semanas, decidió retomar la “mística militante”, en parte a pedido de La Cámpora -que nunca se vio demasiado seducida por la estrategia “positiva”-, y principalmente para evitar descuidar a los votantes propios desencantados con la figura de Alberto Fernández.

Pero también, para recuperar protagonismo una vez que quedó atrás el vendaval de críticas que llovieron sobre su cabeza por la derrota. En los pasillos del Gobierno hay quienes señalan que resintió el alto protagonismo que cobró su nuevo jefe de Gabinete, el gobernador de Tucumán en uso de licencia, Juan Luis Manzur, apenas después de asumir, y que por eso decidió volver al ruedo y dejar atrás el bajo perfil que adoptó por pocas semanas. Pero en la Presidencia como en la Jefatura aseguran que la sintonía entre ambos es “muy buena”.

Uno de los ejes principales de la línea discursiva en los encuentros cercanos de los últimos días de los ministros y el Presidente es el control de precios que viene impulsando el Gobierno a través de la Secretaría de Comercio. Aunque le valió al oficialismo un fuerte rechazo de parte de un sector del empresariado, y más allá de que el secretario Roberto Feletti admitió que la cifra de la inflación de octubre se mantendrá alta, el Frente de Todos cree de manera casi unánime que la medida le permitirá recuperar adhesiones.

Los números más recientes de la curva inflacionaria se conocerán pocos días antes de las elecciones y en el Gobierno coinciden con las principales consultoras en que se registrarán guarismos superiores al 3%. En septiembre, el 3,5% había roto la tendencia a la baja que se había logrado en los meses previos.

La decisión del Frente de Todos, en los últimos días antes de las elecciones, es exhibir mayor optimismo que nunca en la segunda etapa de la carrera por las Legislativas. Lejos de los aires derrotistas y cuidadosos de hace dos meses, y a pesar de que las encuestas muestran un escenario desfavorable, buscan imprimir un tono esperanzador, de cara al electorado, para llegar con mayores bríos a la batalla final contra Juntos por el Cambio.

 

 

* Para www.infobae.com

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