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"Para marzo, las reservas serían insuficientes para cancelar los pagos necesarios", advierte economista

ECONOMÍA 23/11/2021 Mariano Jaimovich*
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Las dudas e incertidumbres sobre cómo seguirán y se desencadenarán distintos temas centrales para el país, como dólar e inflación, llaman al debate entre los analistas.

Para intentar dilucidar los pasos a seguir por el Gobierno, iProfesional dialogó con el economista Sebastián Menescaldi, director asociado de la consultora Eco Go.

Entre las principales alertas que analiza, son la mayor debilidad del Gobierno en un entorno que requiere reservas para poder cumplir con los compromisos internacionales, una aceleración en el incremento del precio del dólar y en el que sentencia: "Solamente un nuevo acuerdo con el FMI podría salvar la situación".

-¿Cuál es el impacto que habrá en la economía tras los recientes resultados electorales?
-El mayor impacto económico de las elecciones resulta del cambio político por la victoria de la oposición, donde la debilidad de la coalición gobernante la obliga a tomar más rápidamente decisiones que venía procrastinando, como es la resolución de un nuevo acuerdo de la deuda con el FMI. Y los ajustes necesarios que necesita la economía para estabilizarse. De esa definición dependerá el derrotero político del Gobierno en lo que resta de su mandato.  

-En general, ¿qué opina de la presente situación económica?
-La situación económica actual, en general, muestra un cuadro de situación complicado, donde si bien la actividad se recompone a los niveles prepandémicos, la inestabilidad financiera y el avance de la inflación provocan limitaciones para el desarrollo sustentable más allá de los niveles actuales.

-¿Qué debería ocurrir ahora tras haberse definido la situación electoral?
-Para poder sostener el crecimiento, Argentina debe mostrar que es sustentable en el largo plazo, y ello implica la necesidad de formular un programa económico, financiero y fiscal consistente, con una nominalidad que sea descendente. Sin tener idea de cómo va a evolucionar la economía nacional y con elevada incertidumbre, los empresarios sólo invierten de manera defensiva, acumulando stocks y en negocios de elevada rentabilidad y bajo costo, priorizando lo financiero por sobre lo real.

Es decir, cualquier proyecto que implique una mayor dotación laboral hoy está frenado, dado que nadie puede calcular la rentabilidad de cualquier proyecto por la elevada incertidumbre. Por su parte, las familias también sólo pueden planear en el corto plazo, dado que cualquier eventual endeudamiento que puedan llegar a tomar, para realizar una mejora en su casa o comprar algún bien durable, no es factible por la falta de un horizonte estable.

-El dólar es una de las variables que más preocupan a los argentinos, ¿qué considera que puede ocurrir con su precio y con la brecha tan grande?
-La primera reacción que se vio tras los resultados electorales fue un reacomodamiento parcial; el dólar libre exhibió un leve descenso al reducirse la incertidumbre política y el oficial siguió a su ritmo cansino, sin cambios. Creo que esto, en ambos casos, es un impasse, mientras se va develando el programa que se acordaría con el FMI y empieza el desarrollo de las negociaciones con el organismo internacional y la oposición.

Entonces, si el acuerdo no sale rápido, se van a resentir las reservas internacionales netas por los pagos al FMI y la mayor demanda de servicios del MULC. Con lo cual, es factible que se acelere la suba del dólar libre y el tipo de cambio oficial lo siga, pero a un ritmo menor al esperado, aunque superior al anclaje actual.

-¿Hasta cuándo alcanzan las reservas?
-Según nuestras estimaciones, hoy las reservas internacionales hoy se ubican en torno a los u$s5.400 millones. Las amortizaciones que tiene que realizar el Gobierno alcanzan a u$s2.732 millones hasta fin de año, y luego, en el primer trimestre del 2022, serían de u$s5.519 millones. De este modo, las reservas serían insuficientes ya en marzo para poder cancelar los compromisos necesarios.

Esta situación es la que pone un límite al período de negociación que tiene el Gobierno para refinanciar su deuda con el FMI, y es la que, en la medida que se vayan consumiendo las reservas, puede provocar una situación de mayor incertidumbre e inestabilidad, aumentando la brecha cambiaria y trasladándose a los precios.

-En este aspecto, ¿cuáles son los caminos que tiene el Banco Central para no complicarse?
-Si bien el Banco Central podría utilizar la tasa de interés y un deslizamiento del tipo de cambio más agresivo para intentar compensar la pérdida de reservas, las herramientas serían insuficientes para equilibrar la balanza. Solamente un nuevo acuerdo con el FMI podría salvar la situación.

-La inflación volvió a mostrar datos alarmantes, ¿qué puede suceder con la marcha de los precios en los próximos meses?   
-Hoy la situación de los precios marca la falta de capacidad del Gobierno de poder anclar las expectativas. Empresas y comerciantes remarcan sus productos, dado que nadie sabe cuál va a ser el precio por el que va a poder reponer mercadería. Esto se da por la eventual suba del tipo de cambio oficial o la falta de disponibilidad de productos importados. Todo ello se da en un contexto de amplios márgenes de rentabilidad, a pesar de las menores cantidades vendidas, con lo cual ni empresas ni comercios se preocupan por la eventual falta de venta por la suba de los precios.

En resumen, esta situación puede llegar a ser peor si la falta de dólares en la economía se agudiza, algo que es factible que ocurra en el primer trimestre del año. Sobre todo, si las negociaciones con el FMI se dilatan. De este modo, prevemos que la suba de precios se ubique en torno al 52% en todo este año, y que se ubique en alrededor de 65% el próximo año.

-Al pensar en los dos años de gestión que le quedan al Gobierno, ¿qué salidas tiene para poder controlar esta situación tan compleja hasta el final de su mandato?
-El Gobierno tiene dos opciones de políticas claras, pero no es evidente su capacidad de llevarlas a cabo, dada la falta de gobernabilidad y de aceptación popular, tras haber tenido que atravesar una pandemia y la derrota electoral. La primera opción sería encarar un programa económico que restablezca la solvencia pública y reduzca la necesidad de emisión monetaria, para poder financiar el gasto. El problema es que un programa de esta índole, necesariamente, tiene que realizar correcciones sobre precios relativos y niveles de gasto, como tarifas y jubilaciones, en su mayoría, que, probablemente, no se puedan llevar a cabo por falta de apoyo.

En tanto, la segunda mejor opción es tratar de encarar un programa gradual que le permita "sostenerse a flote" en los próximos dos años, pero con reservas internacionales escasas e inflación elevada. Y, sobre todo, persistencia de los problemas laborales y sociales por la falta de crecimiento económico. El riesgo de esta segunda opción es que las medidas adoptadas no sean suficientes y, por lo tanto, surja una nueva crisis de carácter económico que derive en una estanflación.

-En los hechos, ¿qué opina que terminará ocurriendo en la economía en los próximos meses?
-Creo que de acá al primer trimestre del año que viene, la economía va a estar dependiente del programa a negociar con el FMI. Entonces, teniendo en cuenta la preferencia que ha mostrado el Gobierno en tensar la cuerda para las negociaciones, y que las mismas ya se encuentran más de un año atrasadas, es factible que pasemos un verano caliente con alza de las brechas cambiarias, mayores cepos e inflación en alza.

Todo ello en un contexto donde cualquier shock externo, como puede ser una baja de los precios de las materias primas, o uno interno (una sequía), nos va a golpear de manera importante. Esto se debe a la falta de murallas de contención que tenemos en la actualidad tanto a nivel fiscal como en las variables del sector externo.-

 

 

* Para www.iprofesional.com

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