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La reconversión del clan Moyano: Hugo sostiene a Alberto Fernández, mientras Pablo y Facundo desafían a La Cámpora

POLÍTICA 28/11/2021 Ricardo Carpena*
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Hugo Moyano tiene por delante uno de los desafíos más complejos de su trayectoria. Dudó mucho antes de tomar una decisión porque sabe que son muchos los peligros que deberá afrontar y que un tropiezo lo dejará demasiado expuesto. ¿Se trata de algo vinculado con el Sindicato de Camioneros? ¿O relacionado con la política? No, dudó mucho porque si de algo no hay retorno es de los fracasos en el fútbol: el veterano dirigente, que lleva ocho mandatos consecutivos al frente de su gremio, decidió competir en diciembre por un tercer período como presidente del Club Independiente.

Hasta ahora, el fútbol le está resultando muchísimo más difícil que lidiar con las paritarias, los empresarios, la inflación o los gobiernos de turno. El Rojo navega entre la irregularidad deportiva que lo aleja del viejo apodo de Rey de Copas y el abismo financiero de un pasivo de casi USD 40 millones. Dicen que su hijo Pablo, secretario adjunto de Camioneros y vicepresidente de Independiente, no estaba de acuerdo con su papá en buscar la continuidad en el club. Pero Hugo Moyano, de 77 años, pertenece a esa generación de dirigentes que no renuncian a nada. Y que, cuando menos se lo espera, sorprende reinventándose con lo de siempre: mantenerse en el poder.

El líder camionero apuesta a su fórmula favorita en Independiente, adonde se enfrentará en las elecciones a una lista encabezada por el periodista Fabián Doman y que integran dos figuras del PRO como Néstor Grindetti, intendente de Lanús, y Cristian Ritondo, jefe del bloque de diputados. Y hace lo mismo en el terreno político-sindical: encumbró a su hijo Pablo como un miembro del triunvirato de la nueva CGT y tomó distancia del armado kirchnerista del Frente de Todos para reforzar su alianza con Alberto Fernández, con quien mantiene una relación personal muy estrecha.

Esta semana almorzaron a solas en la Casa Rosada, pero suelen verse en la Quinta de Olivos, como el 22 de agosto de 2020, cuando almorzaron con sus familias y se fotografiaron sin barbijos ni distanciamiento en plena cuarentena obligatoria. “Alberto lo contiene desde lo personal porque no le da nada concreto”, afirmó un dirigente que los conoce a ambos. En lenguaje político, “concreto” significa cargos, espacios de poder, beneficios o privilegios. En el moyanismo creen que el Presidente tuvo gestos hacia el jefe camionero, como haberlo llamado “dirigente ejemplar”, pero que le negó los puestos que pretendía en el Ministerio de Transporte y lugares en las listas de candidatos.

Aun así, y en la medida en que se fue desencantando nuevamente del kirchnerismo, Hugo Moyano construyó con Alberto Fernández un vínculo personal muy fuerte. ¿Se convirtió en su consejero político? “No, está en una posición más pasiva, acompañando al Presidente”, aseguró un allegado.

Se conocen de memoria desde que el primer mandatario era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y el sindicalista se convirtió en el elegido por el santacruceño para conseguir apoyo sindical que le sirviera para superar el defecto de origen de su gobierno de haber llegado con el 22% de los votos.

Hoy existe una reconversión del clan Moyano. El jefe camionero pasó de ser un dirigente acostumbrado a estar en primer plano a uno que se repliega para manejarse desde las sombras, y esa transformación alcanzó a Pablo y Facundo, los más involucrados en la política y en el sindicalismo: ambos, desde caminos distintos y con personalidades casi opuestas, terminaron confluyendo en estos días en un incipiente polo peronista que quiere disputarle espacios y legitimidad a La Cámpora.

La mejor demostración de esa intención fue lo que sucedió el miércoles pasado en la sede de la CGT: los hermanos Moyano recibieron a Claudio Vidal, el sindicalista petrolero que se convirtió en una pesadilla para el kirchnerismo cuando decidió competir en las últimas elecciones contra Alicia Kirchner en Santa Cruz y quedó segundo con el 28,27 por ciento de los votos, detrás de Roxana Reyes, de Juntos por el Cambio. El Frente de Todos quedó tercero por primera vez en 30 años de reinado K.

No fue un encuentro casual. Lo organizó Facundo Moyano, amigo de Vidal desde hace años y decidido a tomar distancia del kirchnerismo desde que en agosto pasado renunció a su banca de diputado del Frente de Todos. Dicen que se sentía ninguneado por Máximo Kirchner, el jefe del bloque, y que no se resignaba a ser un levantamanos de los proyectos que bendecía La Cámpora. Ese germen de autonomía es el mismo que lo llevó a proponer en soledad un proyecto de democratización sindical y luego a proponer debatir la legislación laboral para revertir el 40% de trabajo no registrado.

En la charla con los Moyano, Vidal, quien tiene un partido propio y aspira a gobernar la provincia en 2023, les dio una fórmula para enfrentar al kirchnerismo con éxito: “Si no te plantás, no te respetan”. Llevar a la CGT al enemigo número 1 de los K en Santa Cruz y sacarse una foto con él fue el primer paso de la decisión de plantarse y hacerse respetar. Facundo Moyano puede hacerlo con libertad desde que dejó el Frente de Todos. De por sí, rompió el silencio la semana pasada, en una entrevista con María Laura Santillán, en Infobae, con fuertes críticas a La Cámpora. ¿Seguirá su hermano Pablo por el mismo andarivel? Quienes lo rodean aseguran que sí. Lo inquietante no es sólo que se trata del adjunto del poderoso Sindicato de Camioneros: ahora también es cotitular de la CGT.

El hijo mayor de Moyano palpitará desde la trinchera cegetista una etapa de la economía que algunos imaginan convulsionada, con alta inflación y un posible acuerdo con el FMI que requerirá de más ajustes. Y, en ese escenario, existen indicios de que La Cámpora se distanciará aún más de Alberto Fernández y del rumbo de su gobierno. Por eso es clave el papel que asuma Pablo Moyano en la central obrera, así como lo será el de Facundo afuera de ella: volvió a sus orígenes como secretario adjunto del Sindicato de Peajes y mantiene un rol activo como armador gremial del moyanismo (lo hizo al acercar al ferroviario Sergio Sasia a su papá para liderar la Confederación de Trabajadores del Transporte o al apadrinar una lista opositora a Armando Cavalieri en Comercio).

Pero, sobre todo, Facundo Moyano tiene un objetivo mucho más ambicioso: crear una estructura que agrupe a los sindicalistas sub-40 y disputarle palmo a palmo el peronismo a La Cámpora. Su hermano Pablo, que lo acompañaría desde la normalización de las regionales de la CGT en el interior, tendría otros motivos para estar molesto con la agrupación juvenil kirchnerista: se queja de que sus militantes, que conducen la Inspección General de Justicia, beneficiaron al presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, al autorizar la elección de autoridades en la que fue elegido, en mayo pasado (los Moyano están peleados con Tapia, ex marido de Paola Moyano, hermana de Pablo y Facundo).

Este es otro de los motivos inesperados de una batalla política que recién se insinúa, pero que promete helar la sangre de muchos en un oficialismo que está lejos de encontrar la paz interna: los Moyano vs. La Cámpora, que es como decir el peronismo contra Cristina Kirchner.

 

 

* Para www.infobae.com

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