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Luis Juez: “El nivel de excepcionalidad que ha logrado Cristina Kirchner es de un privilegio irritante”

POLÍTICA 28/11/2021 Ricardo Carpena*
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Hay un dato que revela lo compleja que es la situación del país: Luis Juez, el dirigente cordobés que ganó las elecciones en su provincia por más del 54% de los votos como candidato a senador de Juntos por el Cambio, casi no apeló al humor, su marca registrada, durante la entrevista con Infobae.

Lo más parecido a su estilo de siempre fue cuando le puso límites al diálogo político al que convocaría Alberto Fernández: “Cualquier discusión con el Gobierno se tiene que dar en el Congreso. ¿Con quién vamos a discutir en Olivos, con Dylan?”. Sin embargo, otro de sus sellos indelebles es la contundencia de las definiciones y en ese terreno se mostró fiel a su identidad: fue implacable incluso al referirse a la “composición muy capitalina” de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio. Tampoco evitó hablar sobre el sobreseimiento de Cristina Kirchner en las causas “Hotesur” y “Los Sauces”. “El nivel de excepcionalidad que ha logrado Cristina es de un privilegio irritante”, comentó.

En la charla, Juez explicó por qué la semana pasada se reunió con legisladores electos de JxC como Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, y Carolina Losada, de Santa Fe, para defender la “agenda productiva” de las provincias de la Región Centro y aportar “una mirada federal” a la coalición opositora.

Ex intendente de Córdoba entre 2003 y 2007, ex senador nacional entre 2009 y 2015, ex embajador en Ecuador entre 2016 y 2017 y actual diputado nacional, Juez tiene una extensa carrera política, pero no parece un dirigente profesional: habla sin libretos estudiados ni muletillas de coaching político.

Su impactante triunfo electoral, que dejó en segundo lugar a la agrupación provincial que lidera el gobernador Juan Schiaretti y tercero al Frente de Todos, le permitirá avanzar hacia una proyección nacional de su figura. El mismo admitió que quiere ocupar espacios de más relevancia: “¿De qué sirve que hayamos juntado 1.100.000 votos en Córdoba si valemos sólo cada vez que la gente vota?”.

—¿Qué piensa del sobreseimiento de Cristina Kirchner en las causas “Hotesur” y “Los Sauces”?

—Soy abogado penalista desde hace treinta y pico de años, ejerzo mi profesión y lo digo con mucha humildad porque quizá soy mejor abogado penalista que político: ese nivel de excepcionalidad que ha logrado Cristina de haber conseguido su tercer sobreseimiento por tribunales orales antes de empezar el juicio oral y público es de un privilegio irritante, de un altísimo nivel de corrupción procesal. No lo he visto en mi vida. Es muy difícil que en una causa que ha sido elevada a juicio, el tribunal de mérito que te va a a juzgar te sobresea antes de ese proceso. Para eso tienen el juicio oral y público, para examinar la prueba, así como todas las partes tienen la posibilidad de examinarla. Es de una irracionalidad, una torpeza procesal y una promiscuidad que no he visto en mi vida. Preguntale a los abogados que litigan si alguna vez han podido conseguir situaciones de esas características. Van a decir que no.

—Por lo que usted describe, es como si existiera un lawfare para favorecerla.

—Claro. Perdón por la autorreferencia porque hice mi campaña “Un Juez para Cristina”: ella va a poder comprar cualquier juez del Poder Judicial, pero no me va a poder comprar a mí. Cada vez que pueda, aunque se moleste o se ponga incómoda, le voy a recordar cómo abusó de los privilegios y ha hecho de eso una mecánica de un nivel de obscenidad imposible de soportar.

—¿Tiene posibilidades de revertirse el fallo del Tribunal Oral Federal Nro. 5?

—Sí, probablemente. Pero con un sobreseimiento todo queda pendiente después de los humores políticos y, en definitiva, esta es una cuestión de pleno derecho. Es una causa en la que ella no tiene ningún justificativo. ¿Era Presidenta de la Nación? Era Presidenta. ¿Los hoteles fueron construidos por proveedores y contratistas del Estado? Sí, Lázaro Báez era un proveedor y contratista del Estado. ¿Está probada la utilización de esas habitaciones que nunca fueron ocupadas y que ese hotel se utilizaba para lavar dinero? Sí, está probado: fueron a la cocina y encontraron cuatro medialunas y tres panes de manteca y decían que las habitaciones estaban completas al 100% los 365 días del año. ¿Alquilada a Cristóbal López, un proveedor y contratista del Estado? Sí. Si eso no es una negociación incompatible con la función pública, no sé de qué estamos hablando. Cuando fui intendente de Córdoba lo denuncié al anterior intendente, Germán Kammerath. Demoramos 20 años, pero lo acusamos y logramos que lo condenaran a tres años y seis meses, y la Corte Suprema de Justicia, después de 18 años, hizo lugar y ordenó la detención. En estos momentos está preso. ¿Cuál era la acusación? Negociación incompatible con la función pública. Siendo intendente, el tipo había contratado servicios para una empresa de su cuñado. Es exactamente lo mismo que hizo Cristina, y eso que en Córdoba la Justicia es absolutamente genuflexa con el poder político. Sin embargo, la Corte terminó confirmando todo.

—Hay quienes interpretan que la Vicepresidenta necesitaba un fallo de estas características porque perdió las elecciones y los jueces dictan sentencias en función de un poder en retirada.

—Claramente, si no podían hacer esto ahora, después se le iba a hacer mucho más difícil en la Justicia. Las nuevas integraciones parlamentarias van a obligar a una recomposición del Consejo de la Magistratura y eso hace que sea una situación bastante más frágil. Por eso se están apresurando de esta manera. Esto lo podés hacer solamente en la Argentina, donde el pueblo tiene un nivel de mansedumbre pasmoso. No sé si en otros países podés actuar con semejante descaro. Me atrevería a decir que no, y no estoy alentando ninguna locura. Solamente en la Argentina podés manejar la opinión pública, golpear al ciudadano y pretender que no responda porque no va a pasar nunca nada.

—¿Qué se proponen con legisladores electos como Rogelio Frigerio y Carolina Losada?

—La idea es articular un grupo de diputados y senadores nacionales para poner en valor una agenda de la Región Centro, que es una agenda que pocas veces la política le presta atención y que tiene que ver con gran parte de la Argentina productiva. Una agenda que pueda expresar lo que hoy plantea el sector agropecuario, ganadero, la lechería, el de la metalmecánica, el de las industrias de cosechadoras, de maquinarias agrícolas, de fábricas increíbles que tienen Córdoba, Santa Fe y una parte de Entre Ríos. Y también una agenda para tratar de darle un criterio más federal a la mirada de Cambiemos. No podemos repetir los errores de otra época. Cambiemos tiene que tener una mirada no tan porteña, no tan “ambarizada”. El AMBA le genera miopía a la dirigencia política y le resta panorama. La mirada que tiene mucha dirigencia política está “conurbanizada”: todo lo que pasa en el conurbano es lo que pasa en la Argentina, y no es así. Cómo será de tóxica esa mirada que al kirchnerismo le sirvió tener una remontada en el conurbano bonaerense en la elección del 14 de noviembre aun cuando perdió, pero le permitió nacionalizar una elección, como si lo que no pasa en el conurbano no pasara en la Argentina.

—¿No se sienten representados por la conducción nacional de Juntos por el Cambio?

—No, no estamos queriéndole pisar el callo a nadie. Simplemente creemos que debe haber una mirada mucho más federal. La Argentina pide a gritos una mirada mucho más abarcativa. La agenda de hoy de los argentinos pasa por otro lado, no por las discusiones que muchas veces se suscitan en el ámbito metropolitano del conurbano. Si queremos ser una opción de gobierno en 2023, necesitamos que se tome en cuenta la agenda de la producción, del empleo, es decir, la agenda industrialista. Pareciera que se toman decisiones arbitrariamente, como suspender por 30 días la exportación de carne. A nosotros nos mata en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos. Mata a la industria frigorífica.

—¿Hay más decisiones del Gobierno que considere arbitrarias?

—La primera amenaza que tira (Roberto) Feletti cuando fracasa el tema de los Precios Cuidados es “Vamos a subir las retenciones” y no escuchás que nadie salga a decir: “Che, a quién se le va a ocurrir, es una locura, qué carajo tienen en la cabeza, qué les pasa”. Con el dólar como está, al sector agropecuario lo están destrozando y están haciendo que muchas inversiones agropecuarias y ganaderas se estén yendo a Paraguay, Brasil o Uruguay. Esa agenda también nos obliga a tener una mirada desde el espacio político en el que estamos.

—¿Ustedes buscan también tener espacio en la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio?

—Sí. No por la veleidad de estar sentado en algún lugar ocupando un espacio, pero hay una composición muy capitalina. Se repiten un montón de actores. Aparte, ¿para qué vota la gente si no es para generar representatividad?

—Suena muy crítico de sus compañeros de coalición.

—Lo digo con mucha claridad: hay dirigentes políticos que una reunión la tienen que hacer en una cabina de teléfono. Entonces, ¿de qué sirve que hayamos juntado 1.100.000 votos en Córdoba si valemos solamente cada vez que la gente vota?

—¿La idea es que está sociedad de representantes provinciales que estrenaron con Frigerio y Losada se extienda en el Congreso a legisladores que integran otros bloques?

—No sé, yo no participo de la rosca de los bloques, pero estaría bueno que así sea. Si no, vos te apoltronás en un lugar y creés que es para toda la vida y resulta que la gente cuando elige también quiere poner a sus representantes, tomar decisiones. Si no, seguimos con una mirada muy de trenza, muy de rosca. Ojalá esto también se pueda expresar de alguna manera en las futuras representaciones parlamentarias porque oxigenaría nuestra representación con criterio federal.

—¿Quieren sumar a legisladores de otras regiones del país?

—Sí, por supuesto, pero primero hay que hablar de una representación que ostentamos y que no es menor porque es de la zona más productiva de la Argentina. Yo estuve 80 días de campaña hablando con productores agropecuarios, ganaderos, dueños de frigoríficos, la industria metalmecánica de mi provincia, con los exportadores de maquinaria agrícola, y esa gente nos dice: hace rato que nadie habla por nosotros. Entonces, cómo no visibilizar ese espacio que está pidiendo a gritos representación.

—Después de la reunión que mantuvieron, ¿cómo son los pasos a seguir?

—Antes de fin de año, una vez que asumamos y tengamos ya nuestra representación, vamos a hacer una reunión ampliada con otros diputados nacionales. Hablar de la Región Centro nos permite hablar de integraciones con otros diputados que pueden ser de nuestro espacio político y otros que también pueden adherir al reclamo que estamos planteando. Los tiempos nos apremian, pero vamos a tratar de hacer una reunión como para ir armando una agenda y darle en los próximos 16 o 17 meses una fuerte representatividad a este tema. Están Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos y después se puede sumar a algunas otras provincias productoras como para salir también de la agenda parlamentaria. Si no, el kirchnerismo nos va a congelar y nos va a mandar a discutir los temas que quiere Cristina.

—¿Cree que son temas que sólo le interesan a ella?

—En los últimos 60 días en la Argentina se discutió el tema del Etiquetado Frontal y la semana que viene, después de estar paralizado, en el Congreso vamos a ir a discutir la Ley de Envases. Ahora, ¿eso le cambia la vida a los argentinos cuando en este país la seguridad, el tema impositivo, productivo o laboral forman parte de agendas imperiosas? Vamos a ir a discutir temas que se instalan en la agenda mediática, pero no tienen nada que ver con lo que la gente necesita. Si nos devora la agenda mediática parlamentaria, estamos muertos. La gente no va a entender para qué nos eligió.

—¿Qué imagina que puede pasar en el país después del resultado de las elecciones y ante la perspectiva de un acuerdo con el FMI que puede traer aparejado más ajustes?

—Todavía no he visto que el Gobierno haya reaccionado. Pasaron 15 días de la elección y todavía no hemos visto una sola señal de que el Gobierno haya decidido arrancar hacia un determinado lugar. Son todos amagues, todas amenazas, pero no se ha concretado nada. La incertidumbre también te va devorando y uno espera, pero hasta cuándo vamos a estar pendientes de que el Gobierno se anime a instalar los temas que la Argentina está pidiendo a gritos. Yo lo veo complicado. El Gobierno ha perdido 15 días increíbles para plantearse la posibilidad de discutir una agenda distinta y no lo ha hecho, pero tampoco le vamos a regalar todo el tiempo del mundo. Por eso hablamos de instalar una agenda en la Región Centro que tenga que ver con los reclamos que hemos recogido en estos 80 días de campaña. Es para plantearle al Gobierno “acá tienen una pequeña hoja de ruta”, como los temas productivos, impositivos y algunas cuestiones que la Argentina necesita discutir inmediatamente.

—Si hubiera alguna instancia de diálogo político, ¿ustedes plantearían esa hoja de ruta?

—Claro, porque si te van a convocar a discutir los problemas judiciales de Cristina que no cuenten con nosotros. Pareciera que Cristina dejó de opinar y no hay nada para discutir en la Argentina. Estamos en la vereda de enfrente de esa mirada.

—¿Es partidario de concurrir al diálogo político si Alberto Fernández formaliza una convocatoria?

—No a un diálogo genérico. ¿Concurrir adónde, si ellos tienen que venir al Parlamento a discutir? Cualquier discusión se tiene que dar en el Parlamento. ¿Con quién vamos a discutir en Olivos, con Dylan? No.

—¿y con una agenda de temas concretos?

—Claro, decime qué temas querés discutir y mandalos al Congreso que los vamos a discutir en las comisiones, como corresponde. No hay seriedad en otro ámbito. En democracia se discute en los Parlamentos.

—¿En la agenda de temas tiene que estar la negociación con el FMI? ¿Cree posible un acuerdo?

—Hasta ahora no lo sabemos porque el Gobierno tiene una doble mirada sobre este tema y sobre muchos otros. No sabés si va a prevalecer el ala más dura o si los tipos están planteando alguna nueva cuota de racionalidad. Tenemos que ser muy cuidadosos para no terminar en un discurso que le dé racionalidad a un montón de irracionales. El Gobierno va a tener que decidir una línea de conducta, a dónde quiere ir, y nosotros diremos si estamos o no de acuerdo, pero la primera movida la tiene que hacer el Gobierno y tiene que llevarla al Parlamento.

—Hay un repliegue de Cristina Kirchner luego de las elecciones y Alberto Fernández está gobernando con mayor autonomía y el apoyo de gobernadores, intendentes, la CGT y los movimientos sociales. ¿Es así?

—No sé, ya estoy grande para comerme la bomba de humo. No tengo ni idea. Además, cómo creerle a Alberto, un tipo que ha despreciado y degradado la palabra presidencial. No queremos interpretarlo sino que se exprese de alguna manera concreta para saber qué posición vamos a adoptar.

—¿Qué opina sobre la decisión del Gobierno de limitar el financiamiento en cuotas de los pasajes y servicios de turismo en el exterior?

—Es una locura y habla de la improvisación de este gobierno. El turismo es una industria a la que terminan condenando al cierre definitivo. Ni siquiera hay comunicación entre los funcionarios. Aerolíneas estaba promoviendo la llegada de dos aviones más grandes para vuelos internacionales y las empresas estaban promoviendo para este fin de semana la venta de pasajes, y el ministro de Turismo no tenía la menor idea de la medida. No puedo creer que un gobierno sea tan desprolijo. Además, no se leyó el resultado de las elecciones porque son medidas tomadas a espaldas de lo que votó la gente. El Gobierno salió a castigar al sector que no lo acompañó en las urnas. Son medidas que no van a mejorar ni optimizar, y cada vez que se tomaron decisiones de estas características siempre pasó lo mismo porque no van al problema de fondo. Pasó con la prohibición de las exportaciones, la suba de las retenciones, el cepo al dólar para el mercado interno. Si no tenés un plan económico y no sabés para dónde vas a ir, ante cualquier medida de corto plazo, la incertidumbre te gana.

—¿Habrá un mes de diciembre complicado en materia social por la situación económica?

—El Gobierno tiene que mandar señales claras y concretas para tranquilizar. Lo que pasó con el atentado a Clarín, lo que está pasando en el Sur argentino, este nivel de clima enrarecido no ayuda para nada. El Gobierno tiene que ponerse los pantalones largos y empezar a actuar con energía para despejar cualquier situación que podamos imaginarnos a la altura del año en la que estamos. Esas son señales que no podemos soslayar. El Gobierno no puede seguir jugando a las escondidas.

—Luego de las elecciones, en Juntos por el Cambio empezaron otra vez algunos tironeos entre los “halcones” y las “palomas”. ¿Qué desafíos afronta la oposición?

—No me preocupa eso porque si hay algo que está claro en Cambiemos es que la unidad está por encima de cualquier discusión. Juntos somos más fuertes, juntos la gente nos elige, juntos somos una opción, juntos la gente valora. Ahí no tengo mayores dificultades. Va a existir esta discusión y no está mal que lleguemos al 2023 con tres o cuatro candidatos fuertemente parados. Eso es una buena opción para la gente, va a tener cómo elegir y nos va ayudar a levantar la vara. Lo peor que nos puede pasar es que por ruptura, temor o ignorancia no nos animemos a tener una fuerte apuesta y una fuerte construcción política pensando en retomar el poder. Como político, si queda claro que juntos somos imbatibles y que la unidad no puede ser materia de discusión, todo lo demás no me debería asustar.

 

 

* Para www.infobae.com

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