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Santa Fe en llamas: Perotti se jugó la última ficha, después el abismo

POLÍTICA 09/12/2021 Agencia de Noticias del Interior
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Vuelta de página y rumbo en Seguridad tras la novela Sain. El gendarme salvador con respaldo. Un jefe al que se le escaparon presos. ¿Quién conduce la fuerza? 
Finalmente Omar Perotti consiguió la figurita difícil y quedó estampada en el nuevo gabinete de Seguridad provincial, un área arrinconada por la violencia urbana y por una crisis interna política y de supuesto espionaje que hizo saltar los fusibles de todo el ministerio. Se trata de Claudio Brilloni, un comandante general retirado de Gendarmería, nombrado secretario de Prevención y Control, un cargo que no es el de mayor relevancia por debajo del ministro, pero es el que demanda operatividad y acción. Corre con una ventaja: tanto el oficialismo como la oposición le reconocen su prestigio y conocimiento profundo en la materia. De hecho, el intendente de Rosario, Pablo Javkin, lo sugirió en las mesas de trabajo con la Provincia porque compartió reuniones de coordinación de seguridad junto a él cuando fue secretario General de Rosario durante la gestión socialista.  

 

“Nos costó mucho convencer a Brilloni para que acepte este desafío ya que tenía otro horizonte”, reconoció el ministro de Seguridad, Jorge Lagna. El exgendarme de 60 años tuvo un rol importante coordinando el Operativo Conjunto de las fuerzas federales que enviaba a la provincia de Santa Fe la, por entonces, ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. 

 


De aquel paso por Santa Fe le destacan un buen desempeño operativo que logró aceptables índices en años puntuales y que conoce los territorios calientes. El gancho era el exsecretario de Seguridad Pública, Omar Pereyra, de quien Brilloni había sido subordinado en intervenciones como en Fuerte Apache y en la villa 1-11-14. Un dato nada menor en una ciudad comida por el narcotráfico, las extorsiones y las balaceras es que tiene fuerte experiencia en investigaciones judiciales federales. 

“Es lo mejor en seguridad del país”, sostuvo sin vueltas el radical Maximiliano Pullaro, ministro de Seguridad provincial por aquellos años. “Tengo una gran consideración de él, en lo profesional y personal”,  y agregó Javkin, quien participó de varias reuniones con el gobernador y el ministro al respecto. Entre tanto elogio surge una pregunta: por qué, entonces, no se designó a Brilloni como secretario de Seguridad Pública, un virtual viceministro, en lugar de Jorge Bortollozi, quien viene del servicio penitenciario. 

 


Quizás la respuesta sea una posible preferencia por tener a alguien de mayor afinidad política y preservar más poder en la cúpula ministerial. En rigor, el rodaje demostrará el rol de fondo que tendrá cada uno, sobre todo porque el Servicio Penitenciario retornó a la cartera de Seguridad tras su paso por Gobierno. Algo lógico indica que Bortolozzi, de larga trayectoria ejecutiva en materia penitenciaria, abarcará en profundidad esa área por sobre otras. 

 

“Se le escaparon presos en una caja de bananas”, graficó un dirigente de la oposición con algo de malicia. A mediados de año, dos internos del penal de Piñero fueron sacados por su familia dentro de dos cajas de alimentos. Un mes después hubo una fuga de ocho presos en un golpe comando cinematográfico. Dos goles en contra de la gestión. 

Al provenir de esa área tan particular y su recorrido, es una incógnita si posee las condiciones de conducción de las fuerzas de seguridad, algo determinante en su cargo. Podría pensarse que una influencia mayor pueda tener el designado subsecretario de Seguridad Preventiva Gustavo Pucheta. Participó en el proyecto de creación de la Policía Metropolitana, y tuvo experiencia en la formación de cadetes y en el Instituto Superior Seguridad Pública.

 

Hay un detalle: se retiró como comisario mayor de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, una jerarquía menor de la de muchos policías de Santa Fe donde hay al menos veinte generales. De hecho, la jefa de la policía santafesina, Emilce Chimenti, tiene mayor rango. Las fuerzas de seguridad son verticales y funcionan a partir de la subordinación, la cual se da a partir de la jerarquía y la antigüedad. Podría haber allí un conflicto con la cadena de mando, un problema determinante para la seguridad pública que algunos afirman que existe desde hace un tiempo.

 

Hasta el momento, Andrés Rolandelli era el subsecretario de Formación y Capacitación en Seguridad Pública en el Gobierno y ahora pasará a ser subsecretario de Investigación Criminal. Sociólogo de 38 años, mostraba cierta ascendencia en algunas decisiones de la mesa de Seguridad, principalmente durante el desmadre en el ministerio en los últimos meses. La investigación criminal es un área delicada porque debe actuar en consonancia con el Ministerio Público de la Acusación (MPA).

 

A la hora de encontrarle un perfil al nuevo gabinete podría decirse que hubo un cambio radical al que se tenía con la designación de Marcelo Sain, de un enfoque más académico y proyectos de fondo que naufragaron. Vuelta de página total, sobre todo para Lagna. En la presentación de las autoridades, el ministro no dio directrices claras sobre lo que apunta el nuevo esquema, sólo trascendió que optará por mayor presencia policial en la calle, algo que promete desde que asumió en abril. Lo cierto es que Perotti tiene dos años clavados por delante con nuevo ministerio, y no muchas más oportunidades, para empezar a cambiar una película de tiros que se ha vuelto de terror.

Fuente: Letra P, sobre una nota de Facundo BORREGO

 

 

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