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Humberto Schiavoni: “El Gobierno todavía no le ha propuesto un plan a la ciudadanía”

POLÍTICA 18/12/2021 Ricardo Carpena*
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Tiene un perfil bajo, pero su condición de ratificado jefe del bloque de senadores del PRO le dará un papel mucho más protagónico en esta etapa de equilibrios políticos en la Cámara Alta. “Me imagino que con el oficialismo ahora va a ser una relación mucho más constructiva de la que tuvimos estos dos años, donde el kirchnerismo aplicó el número de una manera muy autoritaria”, afirmó el misionero Humberto Schiavoni, integrante de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio.

Durante la entrevista con Infobae, el senador del PRO, uno de los artífices del triunfo electoral de JxC en Misiones con el 40,8% de los votos, fue muy duro contra el Presupuesto 2022 que impulsa el Gobierno porque está “absolutamente alejado de la realidad” y puso en duda el apoyo de la oposición a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI): “Todavía no tenemos la más mínima idea qué se está negociando y requerimos que el oficialismo esté unido en la misma posición y tenga el aval de Cristina Kirchner; hasta ahora, ese acuerdo no se avizora que sea tal”.

Schiavoni, además, señaló que “es necesaria una reformulación” de la conducción nacional de Juntos por el Cambio que “contemple la representatividad de todos aquellos que fueron ganadores o con una mesa federal, estableciendo reglas muy claras”, y relativizó la pelea en la UCR: “Si me pregunta si me gusta, digo que no, pero tampoco hay que dramatizar. Es una disputa que se da dentro de la familia de Juntos por el Cambio. Acá nadie está pensando en sacar los pies del plato”.

— Con el debate legislativo sobre el Presupuesto 2022 fue evidente que la relación de fuerzas en el Congreso no es la misma de antes. ¿Cómo imagina la etapa parlamentaria que se abre?

— Hay una situación de mucho mayor equilibrio. Hoy, tanto en Diputados como en el Senado las fuerzas están muy parejas y el oficialismo en ambas Cámaras para tener quórum propio requiere de alianzas que van a ser variables, seguramente van a estar vinculadas a los temas, y se abre una etapa de negociación también con los senadores y diputados de Juntos por el Cambio.

— ¿Qué espera de la relación con Cristina Kirchner en el Senado? ¿Ya hablaron con ella?

— No, nosotros no hablamos con Cristina. En esta etapa nuestro interlocutor fue José Mayans, el presidente del bloque del Frente de Todos, y Anabel Fernández Sagasti. Tuvimos una reunión de labor parlamentaria para preparar la última sesión. Si bien todavía ellos tenían la mayoría holgada, la actitud fue de buscar acuerdos en el temario y en cómo se iba a desarrollar la sesión. Si tengo que tomar esta primera reunión como un preanuncio de lo que viene, me imagino que con el oficialismo va a ser una relación mucho más constructiva de la que tuvimos estos dos años, donde el kirchnerismo aplicó el número de una manera muy autoritaria.

— ¿Por qué son tan críticos del Presupuesto 2022, que el Gobierno necesita para la gestión?

— Por lo que pudimos ver hasta ahora, es un presupuesto absolutamente alejado de la realidad a partir de que toma como meta de inflación 33% cuando no se ha parado la emisión ni el gasto público, No vemos ninguna chance de que los números no sean prácticamente el doble de estos. También es irreal la devaluación del peso: pone el tipo de cambio a 133 cuando hoy tenemos una brecha en algunas de las cotizaciones libres de más del 100%. Tampoco son realistas este tipo de previsiones. Nos parece que es un presupuesto más de forma que de fondo. No nos parece serio acompañarlo.

— ¿Tampoco van a apoyar el acuerdo del Gobierno con el FMI?

— En este tema hay dos incógnitas que tenemos que despejar. Primero, el acuerdo en sí mismo. Todavía no tenemos la más mínima idea sobre qué se está negociando. Lo que ha trascendido son cuestiones muy preliminares y tampoco hay una fuente oficial. Y el segundo tema, que tampoco no es menor, es que requerimos que el oficialismo esté unido en la misma posición. Alfredo Cornejo se pronunció en contra de votar el acuerdo si no está el aval de Cristina Kirchner, y tiene razón.

— ¿Juntos por el Cambio va a suscribir esa postura?

— Es un tema que vamos a debatir en la Mesa Nacional, pero es de toda lógica política. Si el oficialismo está pidiéndonos el acompañamiento en un tema de tanta trascendencia como es el acuerdo con el Fondo, lo mínimo que tienen que hacer es tener ellos un acuerdo previo. Y hasta ahora ese acuerdo, por lo menos en lo discursivo, no se avizora que sea tal.

— En materia de agenda parlamentaria, ¿cuáles son las prioridades de JxC?

— Vamos a seguir en una posición muy firme respecto de todos los temas que tengan que ver con lo institucional, como la independencia de la Justicia. Por eso fuimos muy contrarios a la modificación de la Ley de Ministerio Público y a la Ley de Reforma de la Justicia, como ejemplos más importantes. Vamos a tratar de imponer nuestra agenda en la boleta única, por ejemplo. Lo ideal sería electrónico, pero puede ser de papel. Con la boleta única, la Argentina le debería dar a sus ciudadanos la posibilidad de un sistema mucho más transparente en la votación. Y los representantes del interior vamos a trabajar por aquellos temas que les interesan a nuestras provincias, donde está comprometido el interés de nuestros distritos, tratando de que haya menos discrecionalidad en el reparto de fondos y que haya más automaticidad porque eso le da mucha mayor autonomía a los gobiernos provinciales.

— Nuevos legisladores de Juntos por el Cambio como Luis Juez, Carolina Losada y Rogelio Frigerio se unieron para armar una suerte de polo federal y defender los intereses de la Región Centro. ¿Es legítimo que se vayan agrupando de acuerdo con los intereses de sus provincias?

— Creo que sí. Tiene que ver con la afinidad de los temas que hacen a cada provincia o cada región, en este caso a la Región Centro. Por lo menos hasta donde está planteado, se hace dentro del marco de Juntos por el Cambio, por lo tanto me parece absolutamente legítimo que cada región o cada provincia plantee la agenda de los temas que le interesa tratar.

— ¿Y esto cómo se va a traducir? Está pendiente un debate en Juntos por el Cambio para que en la Mesa Nacional tenga más presencia el interior o eventualmente armar una Mesa Federal.

— Es necesaria una reformulación. Sé que están trabajando los presidentes de los partidos. Por lo menos es lo que me comentó Patricia Bullrich. Con Cornejo, Maximiliano Ferraro y Miguel Angel Pichetto se busca un formato que contemple la representatividad de todos aquellos que fueron ganadores o con una mesa federal, estableciendo reglas muy claras. Se está trabajando en eso y calculo que antes de fin de año vamos a tener una redefinición institucional de Juntos por el Cambio.

— ¿Se va a hablar de la posibilidad de fijar reglas de juego o algún tipo de sistema que permita dirimir las diferencias y evitar peleas que son históricas dentro de la coalición?

— Ahora, las disputas que vienen son las de las candidaturas. Dentro de pocos días vamos estar a un año y medio de las elecciones generales del 2023. A Juntos por el Cambio le ha ido muy bien utilizando el mecanismo institucionalizado de las PASO para dirimir las distintas candidaturas. Es cierto que hay algunos distritos que no tienen a nivel de gobernador un mecanismo similar. Córdoba es el más importante. En ese caso seguramente vamos a buscar algún mecanismo que sustituya o que complemente el de las PASO nacionales para que también en esos distritos podamos elegir en competencia abierta y lo más transparente posible los candidatos que nos van a representar.

— En el PRO la batalla que se viene es entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. ¿Qué puede hacerse para evitar una lucha encarnizada que termine afectando a todo el espacio?

— Es un error anticipar dos años una competencia que es absolutamente lícita que se dé. Habla de la fortaleza del PRO tener dos candidatos hoy instalados nacionalmente. Tenemos que trabajar en consolidar el partido, en consolidar Juntos por el Cambio, y ya vendrán los tiempos, incluso los que marca la ley, para empezar a trabajar las candidaturas.

— ¿Por qué en el PRO no tienen elecciones internas, como tiene el radicalismo, un mecanismo que les permite llegar a las PASO con un candidato único?

— Cada partido tiene su mecanismo propio.

— ¿Ustedes no tienen ninguno?

— Sí, nosotros tenemos y, como está previsto en la carta orgánica, es una interna partidaria. Pero hasta ahora hemos competido con candidatos en las PASO que salían de un consenso previo o de ver quién estaba mejor posicionado. Es un tema que todavía no se ha planteado, pero la carta orgánica tiene prevista un mecanismo similar al de la Unión Cívica Radical.

— ¿Falta decisión política para aplicarlo? Esa pelea interna va a venir, seguramente.,

— Esa pelea está a destiempo. Esa competencia se va a producir recién de acá a dos años. Insisto: es un error anticiparla. Éste es momento de consolidar el PRO y de consolidar Juntos por el Cambio.

— Desde que terminaron las elecciones hubo tensión en la oposición. Desde la misma noche del comicio en el búnker de Costa Salguero hasta las interpretaciones de Bullrich o de Rodríguez Larreta de que ellos habían sido los artífices del triunfo por haber hecho campaña en el interior.

— No puedo decirle qué pasó esa noche porque yo estaba en Misiones celebrando que por primera vez le ganamos una elección al gobierno provincial. No obstante, el resultado electoral fue mérito del conjunto de los dirigentes de Juntos por el Cambio. Nadie se puede arrogar el triunfo. Es el trabajo de un gran equipo que supo interpretar lo que la sociedad estaba demandando, primero consolidando la unidad y después sosteniendo en los peores momentos posiciones muy firmes en defensa de los valores y de los principios de la gente, que ya nos había dado el 41% de los votos en 2019.

— ¿Qué rol debería tener Mauricio Macri? ¿Candidato o consejero?

— El liderazgo de Macri dentro del PRO claramente está fuera de toda duda y el ex presidente ha demostrado suficiente espíritu de colaboración y de orientación en el mejor sentido de la palabra respecto a nuestro espacio y también contribuyendo a la unidad de Juntos por el Cambio.

— Cuando le preguntan si será candidato en 2023, nunca lo descarta. ¿Lo ve para competir?

— Eso va a depender de su decisión y de las circunstancias. Falta mucho tiempo. Y, en todo caso, está en su derecho si lo quiere hacer.

— ¿Qué lectura hace sobre las peleas en el radicalismo?

— Soy respetuoso de lo que pasa en otros espacios políticos. Si me pregunta si me gusta, digo que no, pero tampoco hay que dramatizar. Es una disputa que se da dentro de la familia de Juntos por el Cambio. Acá nadie está pensando en sacar los pies del plato, por lo tanto hay que ponerlo en perspectiva y tratar de ser muy consistentes en las posiciones en la agenda legislativa y ante cada una de las leyes que tengamos que votar. Es un tema que se puede manejar en ese marco.

— ¿Esa disputa en la UCR puede condicionar la estrategia general de Juntos por el Cambio?

— Creo que no. En el radicalismo hay suficiente grandeza como para trabajar por Juntos por el Cambio y este es un episodio que hay que enmarcarlo en una disputa interna. No afecta la unidad del espacio.

— De todas formas, ¿qué mensaje le dan a la gente que los votó cuando radicales como Gerardo Morales y Martín Lousteau estuvieron a punto de trompearse por sus diferencias?

— Lo que nos está reclamando la gente es que sigamos como hasta ahora, profundizando la unidad de Juntos por el Cambio. Y, además, siendo coherentes en las votaciones en las que participemos y en las posiciones políticas que adoptemos. Eso es lo que se votó. Tenemos que tomar esa lección.

— ¿La pelea en la UCR sirvió para que en el PRO aplaquen sus diferencias?

— No, es una cuestión que está superada, fue un episodio interno. Nadie saca los pies del plato de Juntos por el Cambio. Eso es lo relevante. El dato político es que Juntos por el Cambio sigue unido.

— Falta mucho para 2023, pero de alguna forma ya comenzó la carrera presidencial. ¿Cómo cree que impactará esa disputa en la vida interna de Juntos por el Cambio?

— Desde hoy hasta un supuesto ballotage hay prácticamente dos años. En un país que tiene dificultades gravísimas, debería ser la principal preocupación de los dirigentes políticos ver cómo vamos tomando decisiones que nos permitan ir superando los problemas. No creo que nadie esté pensando hoy en priorizar la lucha de candidaturas.

— ¿A Juntos por el Cambio lo fortaleció o lo debilitó el hecho de que la UCR aspire a tener un rol distinto dentro de la coalición y dejar de ser furgón de cola del PRO?

— No creo que el radicalismo haya sido furgón de cola del PRO ni mucho menos. El radicalismo, al igual que el PRO y la Coalición Cívica, son partidos que tienen presencia protagónica cada uno en sus ámbitos. La gran riqueza de Juntos por el Cambio es que tengamos hoy candidatos a presidente de las tres fuerzas. Es un punto a favor. Sobre todo cuando existe un mecanismo para dirimir las candidaturas como las PASO, que nosotros hemos utilizado este año y con el que nos ha ido bien.

— ¿Cómo interpreta la reacción de Alberto Fernández luego de las elecciones? ¿Está fortalecido?

— Todo es muy preocupante porque cuando el jefe del Estado, que es el jefe de esa coalición política, pierde una elección lo primero que tiene que hacer en reconocer el triunfo y felicitar a los ganadores. Es lo que hemos hecho cada uno de nosotros cuando nos tocó perder una elección en el ámbito que sea. No haberlo hecho y haber salido esa misma noche a proponer un festejo de esa elección fue una tomadura de pelo a la gente que acababa de votar con una diferencia de casi 2 millones de votos a favor de Juntos por el Cambio. Porque esa fue la diferencia, 9 millones contra 7 millones. Ganamos en 16 provincias de las 24 que tiene el país. Como actitud política es absolutamente deplorable. Pero, además, lo grave es que el Gobierno no le dice a la ciudadanía cuál es el rumbo que va a adoptar para solucionar los gravísimos problemas. Y estamos viendo esta guerra de discursos, donde depende cuál sea el acto se denosta un acuerdo con el Fondo o se dan señales de que se está buscando el acuerdo con el Fondo. El marco ordenador de un acuerdo con el Fondo es que haya un plan. Al día de hoy, todavía el Gobierno no le ha propuesto a la ciudadanía un plan. Y lo que podría haber sido una hoja de ruta de ese plan, que era el presupuesto, no tiene ningún tipo de consistencia. Entretanto, sigue con la emisión indiscriminada de pesos, se sigue alentando el consumo sin bases sólidas, no hay dólares siquiera para las importaciones más mínimas que requiere el aparato productivo para seguir funcionando y para sostener este incipiente rebote después de una caída de 10 puntos del Producto Bruto. También vemos una agenda internacional muy errática porque el alineamiento internacional de la Argentina no queda nunca claro entre lo discursivo y las votaciones en los organismos internacionales. Vemos con mucha preocupación el accionar del Gobierno.

— ¿Piensa que es posible, como le prometió el ministro Martín Guzmán a la CGT, que es posible llegar a un acuerdo con el Fondo sin un ajuste económico?

— Esas son cuestiones semánticas, lo importante es tomar medidas que le permitan a la Argentina recuperar el proceso inversor. Porque sin inversiones genuinas, que tienen que surgir del sector privado, no hay ninguna posibilidad no solamente de salir de esta coyuntura sino de darle a la Argentina un horizonte de desarrollo sostenido. Entonces, todas las medidas que se tomen tienen que tener como norte la recuperación de la inversión. Todo lo que estamos viendo va en sentido contrario.

— ¿Le parece un tema semántico hablar de ajuste?

— Digo semántico en el sentido de qué es ajuste...

— Me refiero a un ajuste de jubilaciones, de salarios, de aumento de tarifas...

— Hay que sincerar las tarifas de los servicios públicos a los valores que permitan que se sigan prestando esos servicios y segmentando las tarifas para aliviar a aquellos sectores que hoy no tienen la posibilidad de solventar ese aumento. Si eso es ajuste, es lo que hay que hacer. Insisto, más allá de lo semántico, hay que buscar la forma de que la Argentina recupere el proceso de inversiones. Y eso tiene que venir del lado de la realidad económica y del sector privado. Si seguimos escamoteando la realidad no vamos a tener nunca la posibilidad de que existan inversiones en la Argentina.

— ¿Ese rumbo es el que está tomando el Gobierno?

— El rumbo es muy contradictorio porque el propio Guzmán había planteado un sinceramiento de las tarifas de servicios públicos que tengan alguna aproximación al costo de su servicio. Pero, por otro lado, escuchamos los discursos de la Vicepresidenta o de La Cámpora en alguna de las plazas en el sentido contrario. Y no hay ninguna pista que nos permita avizorar que eso sea así.

— ¿Qué imaginas para el año que viene en materia económica?

— Va a depender mucho de las decisiones que tome el Gobierno. Si seguimos así, va a ser un muy mal año económico porque ninguna de las variables van a ser encaminadas y lo más probable es que sigamos con esta emisión descontrolada, que deriva en una mayor inflación y en una erosión del salario. Son muy malas señales para el país.

— ¿Ve posible alguna instancia de diálogo político con el Gobierno?

— El lugar donde la oposición tiene presencia institucional es el Parlamento y no ha habido ninguna posibilidad de diálogo político ni siquiera para consensuar la agenda legislativa. Nunca hemos sido convocados por las autoridades de las Cámaras y mucho menos por las autoridades del Poder Ejecutivo. Y a nivel de los partidos políticos, que son también instituciones consagradas en nuestra Constitución, tampoco ha habido ningún tipo de diálogo, pese a que los jefes de los partidos habían enviado una nota al Presidente para charlar cuando arrancaba la pandemia. La última conversación que hemos tenido fue en marzo de 2020 cuando el Presidente nos anunció que venía la cuarentena. Ésa fue la última vez que tuvimos un encuentro cara a cara con el Poder Ejecutivo.

— ¿Cree que el resultado de las elecciones va a determinar algún tipo de cambio de actitud del oficialismo en temas ríspidos como la reforma judicial o la elección del Procurador?

— Después de un mes de las elecciones, no se avizora absolutamente ninguna señal en ese sentido. Sigue todo como antes. No hubo ningún cambio en la relación política con el oficialismo.

— La Mesa Nacional del PRO rechazó el proyecto que impulsa el Frente de Todos para permitir la reelección indefinida de los intendentes, pero los jefes comunales de su partido no están de acuerdo. ¿Qué puede pasar con el malestar de los intendentes de su propio espacio?

— La posición es clara. Es una ley de nuestro gobierno, que impulsó María Eugenia Vidal. Tiene que ver con principios constitutivos de nuestro partido. Por lo tanto la oposición fue muy clara en el sentido de sostener la ley de María Eugenia de limitar la reelección indefinida de intendentes, concejales, diputados, senadores provinciales y consejeros escolares.

— ¿Puede haber algún tipo de resistencia por parte de los intendentes del PRO?

— No, justamente los intendentes del PRO son los que pidieron una reunión para fijar esta posición.

— Pero ellos no estaban de acuerdo.

— No, ante un proyecto de ley concreto, ellos consultaron cuál iba a ser la posición del partido.

— ¿Aceptaron el rechazo a la nueva ley?

— Sí, absolutamente.

 

 

* Para www.infobae.com

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