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Occidente redobla los esfuerzos diplomáticos para evitar el conflicto en Ucrania

INTERNACIONALES 19/01/2022 Elena G. SEVILLANO|Amanda MARS|María R. SAHUQUILLO
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Los esfuerzos diplomáticos para evitar un nuevo conflicto en Ucrania se multiplican. Disuadir a Rusia de una invasión se ha convertido en el principal objetivo de las potencias occidentales, que tratan de reducir la tensión con continuos viajes a los dos países enfrentados, llamadas entre altos cargos y la convocatoria de distintos formatos de conversaciones entre las partes afectadas.

“El riesgo de un conflicto es real”, subrayó este martes en Berlín el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Tras reunirse con el canciller alemán, Olaf Scholz, el jefe de la Alianza lanzó varios mensajes a Moscú, todos en la línea de pedirle que reconsidere su postura y de recordarle las consecuencias que tendría un nuevo ataque contra Ucrania. Stoltenberg anunció que ha vuelto a convocar a los miembros del consejo OTAN-Rusia (NRC, en sus siglas en inglés) a nuevas conversaciones. “La tensión es muy alta y por eso el diálogo es especialmente importante. Debemos hacer todo lo posible por alcanzar una solución política”, añadió.

Dentro de la ofensiva diplomática, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, comenzó este martes un viaje con escala en Kiev, Berlín y Ginebra. En la ciudad suiza tiene previsto reunirse el viernes con su homólogo ruso, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. El mensaje que le transmitirá, según avanzan fuentes del Gobierno norteamericano, no dista mucho de lo que Washington ha advertido desde hace semanas: que es necesario asegurar “una respuesta diplomática”. Lo que ha cambiado es el contexto: el temor a que Rusia invada Ucrania es cada vez mayor.

 

Gira de Blinken en Kiev, Berlín y Ginebra

“Estamos en un momento en el que Rusia podría lanzar un ataque sobre Ucrania en cualquier momento”, señalan fuentes de la Administración estadounidense. “Estados Unidos no quiere conflicto, quiere paz”, añaden, si bien insisten en que la pelota está en el tejado del Kremlin. “Hemos sido muy claros, un progreso significativo en la vía diplomática solo puede ocurrir en un entorno de desescalada, pero hemos visto lo contrario por parte de Rusia”, concluyen las fuentes consultadas.

La desescalada, para Estados Unidos y los aliados, consiste en que Putin rebaje la presión militar en la frontera con Ucrania, donde se calcula que ha situado alrededor de 100.000 soldados. Pero no solo ha ocurrido eso. EE UU acusa al Kremlin de operaciones de ciberataque y un complot para fingir una agresión en sus tropas que les sirva de pretexto para intervenir en la antigua república soviética.

Blinken habló con Lavrov el martes, conversación en la que el estadounidense recalcó el compromiso “inquebrantable” de Estados Unidos con la soberanía de Ucrania. El encuentro que ambas delegaciones mantuvieron la semana pasada en Ginebra también arrojó escasos resultados. En Kiev, Blinken se verá el miércoles con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, y con su ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba. Al día siguiente se citará en Berlín con su homóloga alemana, Annalena Baerbock, para coordinar cualquier respuesta “si Rusia decide elevar la tensión”. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, recalcó este martes en Washington “el compromiso español y de los aliados” con la soberanía y la integridad de Ucrania “incluida Crimea”, península que Rusia invadió en 2014.

 

“Momento definitorio”

La reunión de los miembros de la OTAN con representantes del Gobierno ruso en Bruselas acabó la semana pasada con las posturas muy enfrentadas. La Alianza considera que las demandas de Putin son inasumibles. Entonces, como este martes en Berlín, Stoltenberg recordó lo que se juega Europa ante la exigencia rusa de impedir que nuevos Estados pasen a formar parte de la OTAN: “Estamos en un momento definitorio para la seguridad europea”.

Las nuevas charlas que plantea Stoltenberg permitirán “abordar las preocupaciones [de los países de la OTAN], pero también escuchar las de Rusia y tratar de buscar una salida a la crisis”, señaló en una breve rueda de prensa con Scholz. La Alianza tiende la mano al Kremlin para negociar una salida, pero la postura occidental sigue estando muy clara: “Cualquier nueva escalada en Ucrania tendrá un alto precio para Rusia”, advirtió el jefe de la OTAN. Stoltenberg defendió el derecho de la antigua república soviética a defenderse y recordó que los aliados de la OTAN están “unidos” y actuarán de forma concertada en caso de agresión. “Habrá costes muy elevados, tanto políticos como económicos”, subrayó el canciller.

 

Bautismo de la ministra alemana

Alemania no ha escatimado esfuerzos para mediar en la crisis. Al mismo tiempo que Scholz recibía a Stoltenberg en Berlín, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock se reunía en Moscú con su homólogo ruso en un encuentro que la prensa alemana ha calificado de auténtico bautismo diplomático para la política verde. El veterano Lavrov, que el año pasado mantuvo una tensísima rueda de prensa en Moscú con el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, tras la que Rusia expulsó además a varios diplomáticos occidentales, mantuvo un tono tranquilo y no demasiado ácido con Baerbock.

Baerbock plantea una línea más dura respecto a Rusia que la defendida por los socialdemócratas con los que gobierna. El polémico gasoducto Nord Stream 2 es buen ejemplo de ello. La ministra fue mucho más contundente que Scholz a la hora de recordar a Rusia que su puesta en funcionamiento estará supeditada al respeto a las fronteras de Ucrania. El mes pasado, el canciller aún se refería a esta infraestructura —que transportará gas ruso directamente a Alemania bajo el mar Báltico y sin pasar por Ucrania y cuya certificación está paralizada por no cumplir los trámites regulatorios europeos— como “un proyecto económico privado”, minimizando su importancia geopolítica.

Stoltenberg también se refirió al gasoducto y a la política energética europea este martes en Berlín. “No hay una posición común entre los miembros de la OTAN”, aseguró, pero a la vez animó a Europa “a diversificar sus fuentes de energía”, en clara referencia a la dependencia del gas ruso. Las razones para hacerlo son de índole climática, pero también “de seguridad”. La líder de Los Verdes alemanes advirtió también a Lavrov de que si Rusia utiliza la energía como arma habrá “consecuencias” que pueden incluir el controvertido gasoducto Nord Stream 2.

Scholz reafirmó este martes la negativa alemana a suministrar armas a Ucrania. El canciller recordó que Alemania “hace años” tomó la decisión de no exportar armas a zonas en conflicto y que tampoco su antecesora, Angela Merkel, consideró cambiar esa norma. Stoltenberg recordó que otros miembros de la OTAN tienen distintos puntos de vista sobre la cuestión, pero evitó pronunciarse. Ambos políticos reiteraron que Ucrania cuenta con su apoyo. Político en el caso de Alemania y de defensa en el de la OTAN. “Les apoyamos con el entrenamiento y la mejora de las capacidades de su marina”, dijo Stoltenberg.

La ministra de Exteriores alemana advirtió a Lavrov en Moscú de que el tiempo de las conversaciones diplomáticas se está agotando y que tanto Alemania como la Unión Europea se verán obligadas a tomar medidas contra Rusia ante cualquier amenaza a las normas de la UE, incluidas las de derechos humanos. Aunque eso tenga un coste económico, dijo Baerbock tras una reunión observada atentamente para analizar la futura relación del nuevo Gobierno alemán y el Kremlin tras la era Merkel.

“En las últimas semanas, más de 100.000 soldados rusos con tanques y armas se han reunido cerca de Ucrania sin una razón comprensible, y es difícil no entender eso como una amenaza”, dijo Baerbock con gesto serio junto a Lavrov en una rueda de prensa en la que también mencionó al opositor encarcelado Alexéi Navalni y los ataques a la sociedad civil rusa con la liquidación de la organización Memorial.

“No podemos aceptar demandas sobre nuestras Fuerzas Armadas en nuestro propio territorio”, subrayó Lavrov, que apuntó a que las maniobras y entrenamientos militares son algo común en todos los países. “No estamos amenazando a nadie, pero sí estamos escuchando amenazas hacia nosotros”, concluyó.

Fuente: El País

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