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Una mujer policía y su novia lucha por ser madres en una fuerza dominada por hombres

CIUDADANOS 08/03/2022 Myrna LEAL
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Llegará un tiempo, muy pronto, en que las historias de vida y de lucha de dos mujeres o dos hombres que se aman y deciden formar una familia serán tan habituales como la que encara cualquier pareja heterosexual. Mientras tanto, la aventura de Elina y Noelia, quienes comparten su vida desde hace tres años y serán madres en pocos días más, vale la pena ser contada desde el principio.

Elina Sotelo, de 42 años, y Noelia Tojeiro, de 36, fueron presentadas por una amiga en común y su relación fluyó hasta la rápida decisión de compartir su vida. Elina, quien llevó la voz cantante en el diálogo con Infobae, con el respaldo de Noelia que la apuntaló en el relato y completó cada frases a la que le quedaba suelto algún detalle, es policía desde hace 17 años. Su trayectoria comenzó en la Policía Bonaerense y actualmente forma parte de la Policía de la Ciudad.

La vida de esta pareja parece dar la pista de que pronto ya no habrá excepcionalidad en estas historias. Elina, aún perteneciendo a un ámbito conservador como puede ser cualquier fuerza de seguridad, ha encontrado el respaldo de sus jefes y el cariño de sus pares en este camino de ser madre junto a su novia. El afecto de sus familias siempre estuvo descontado. Elina tiene a sus padres, ya mayores, y a sus hermanos, quienes siempre se mostraron de su lado. Noelia, ya no tiene padres, pero su hermana, que vive en Estados Unidos, la acompaña a la distancia de la mejor manera posible.

“El año pasado decidimos iniciar el tratamiento” para quedar embarazadas y “estamos en los 8 meses”, cuenta Elina. Siente tal emoción, que se le trasluce en los ojos: en la semana del 25 de abril llegará Luisana. Será por cesárea, para evitar posibles complicaciones que el médico vislumbró en el transcurso de una gestación que no fue sencilla.

El tratamiento para conseguir el embarazo con óvulos propios lo realizaron en Fecunditas, una institución especializada, donde realizaron la “fertilización in vitro, que es de alta complejidad”, cuenta Elina. “Anteriormente hicimos una inseminación artificial”, pero no dio resultado. Luego de este traspié, bajar los brazos no estaba en los planes de ninguna de las dos. El tratamiento lo “empezamos en marzo (de 2021) y recién en agosto se dio el embarazo”, cuenta.

“Tuve algunas complicaciones en el embarazo, perdimos un bebé”, relata Noelia que, promediando la conversación, se suma a la charla. La gestación se inició con dos embriones, pero “en la semana 8 se detuvo el corazoncito de uno de ellos y seguimos adelante con el otro bebé”, completa Elina. “Nos sentimos muy triste y yo traté de ser más fuerte para que no decayera Noe, tratamos de concentrarnos en que todavía teníamos a uno”.

Al menos dos meses fueron de temor, de esperar que todo saliera bien a pesar de un hematoma y pérdidas insistentes, que llevaron a Noelia a la cama durante dos meses, un reposo obligado que dio sus frutos, ya que hoy, ya saben, Luisana nacerá a fines de abril. “Del cuarto al sexto mes hice reposo, pero el hematoma se absorbió y ya nadamos por todos lados”, dice feliz Noelia. Aún así, “el obstetra nos recomendó ir a cesárea para evitar complicaciones al final”.

Esta pareja no se siente diferente. “Somos dos mamás y a Luisana le vamos a dar todo el amor del mundo y la vamos a guiar en el camino y a enseñarle todo lo bueno que tenemos nosotras”, afirma Elina. Aunque aún no saben cuándo, aseguran que pronto buscarán un hermanito. “Porque acá la señorita —dice Noelia con una sonrisa cómplice— quiere un varoncito. Vamos a esperar dos o tres años para el próximo embarazo, más no podemos porque las mujeres después de los 40 se nos complica por la calidad de los óvulos. Los especialistas nos recomendaron hacerlo antes de los 40″, subraya. Antes de eso, planean, habrá boda y una fiesta, según quiere Noelia, aunque Elina duda, teme por sus padres que son mayores y un posible contagio, ya que la pandemia aún no finalizó.

Elina se desempeña desde hace 9 años como policía en la Comuna 12 de la Ciudad de Buenos Aires. Su vocación es fuerte y la descubrió luego de ingresar a la escuela de policía. “Para mi la vocación se crea cuando uno está dentro de la fuerza, ahí uno sabe si eso es lo que quiere. Una vez que empecé a trabajar dije, ‘esto es lo que me gusta’”, relata. Actualmente, maneja un patrullero por el barrio de Villa Urquiza y no siente que sea una actividad peligrosa, aún cuando recorre sola las calles de su zona. “Me gusta mi trabajo, no pienso en que es peligroso, si bien soy consciente del peligro, no pienso en eso, salgo a trabajar y a dar lo mejor” y, aunque nunca se vio involucrada en un enfrentamiento, sí tuvo “muchas situaciones diferentes”, remarca. Le da satisfacción que los vecinos la reconozcan. “Me dicen, ‘yo siempre te veo, gracias por estar’. Eso me llena. Me gusta ayudar”, afirma.

En cambio, Noelia no se muestra tan satisfecha. “Sé que es un riesgo. Ella sale todos los días de casa y yo le digo ‘no te vayas sin saludarme, avisame cuando llegás’. Yo sé a lo que se expone a diario. Lo acepto porque sé que es feliz en su trabajo y ama lo que hace. Hay que apoyar, para eso estamos”, se resigna.

Elina pertenece a una fuerza dominada por hombres, aunque en los últimos años las mujeres han mostrado avances en los cargos jerárquicos, aún son minoría. Pero su experiencia hasta aquí la tranquiliza y enorgullece. “Yo soy bastante reservada. En el trabajo mis compañeros recién se enteraron del embarazo recién en el tercer mes”, pero las autoridades “supieron después del quinto mes”. “No tuve problemas, me viven preguntando si va a ser nena o varón, cuándo nace. Eso me pone muy contenta”.

“El comisario me habló y me pregunto” por la nota prevista con Infobae. “Me dijo, ‘si, vení, que te saquen las fotos acá”. Se trata del jefe de su comisaría que recién fue asignado allí en los últimos días. “Lo voy a conocer hoy, es nuevo”, dice. También la reacción del antecesor en el cargo había sido cordial, asegura. “La subcomisario ya me felicitó” y pidió fotos de Luisana pensando que ya había nacido, cuenta Elina divertida con la confusión. “No me puedo quejar de la fuerza”.

Ahora aguarda la decisión de las autoridades en torno de su licencia por maternidad. Estima, dice, que le darán tres meses del mismo modo que si fuera una madre gestante. Mientras tanto, ya decidieron que Luisana será Sotelo Tojeiro, en ese orden y que nacerá en el Sanatorio Otamendi. “Ya no veo la hora de que vayamos a la clínica y tenerla en los brazos”.

Fuente: Infobae

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