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La economía rusa, del BRIC al colapso

ECONOMÍA 13/03/2022 Daniel BLANCO GÓMEZ
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La invasión de Ucrania es el último eslabón de una cadena de traspiés, errores de cálculo y giros negativos de la situación internacional que desviaron a Rusia del intento por recuperar el rol de potencia económica que supo ostentar en el pasado. El daño que sufre su economía por los costos de la guerra, el aislamiento político en el que quedó ubicado y las sanciones de las que es blanco no será sólo de corto plazo: tardará décadas en recuperarse.

Infobae consultó a especialistas nacionales e internacionales respecto al efecto que tendrá el conflicto bélico y el futuro que se puede bosquejar para Rusia en los planos económico y geopolítico que se configuran a partir de ahora.

Renacimiento trunco
 
Iniciado el siglo XXI, y luego de la caída del Muro de Berlín, Rusia había empezado el lento camino en dirección a recuperar su lugar en el mundo y se posicionó como uno de los grandes mercados emergentes, formando junto con Brasil, India, China y luego Sudáfrica, un bloque denominado BRICS llamado a dominar la economía global por su gran población, extensión territorial, recursos naturales y altísimos crecimientos del Producto Interno Bruto (PIB). Pero pasaron los años y esa promesa no se cumplió: los países que conforman el bloque navegan hoy aguas bien distintas y en los últimos años empezaron a surgir ciertas diferencias económicas tan notorias entre ellos que la agencia de ratings S&P llegó sentenciar la “muerte” del grupo.

Posteriormente, la crisis económica global de 2008 luego de la burbuja inmobiliaria y de crédito que venía inflándose en Estados Unidos, seguida de las sanciones impuestas por ese país y por la Unión Europea en 2014, empujaron a Rusia a la recesión y el gobierno de Putin relanzó su política de austeridad.

Desde entonces, la economía del país europeo empezó a sufrir una serie de altibajos como la caída de los precios del petróleo, la pandemia de Coronavirus que azotó a todo el planeta y, más recientemente, la invasión de Ucrania el 24 de febrero de este año.

Esta última acción trajo como consecuencia una contraofensiva por parte de Occidente a través de fuertes sanciones económicas que diezmaron la economía rusa con consecuencias todavía difíciles de mensurar. La aventura bélica puede ser el tiro de gracia para el intento de la antigua potencia de volver a ser un intérprete protagónico en el concierto internacional.

Los costos por venir
Luis Palma Cané, economista y experto en finanzas internacionales dijo a este medio que “la jugada” de Putin va a tener para Rusia extremadas consecuencias negativas. En ese sentido, advirtió: “Con cada día que pase, Rusia va a estar peor. Si esto sigue por ejemplo seis meses, el PBI puede caer 20 o 25% sin ninguna duda”.

“Mientras más se demore la guerra más caerá Rusia en términos económicos. El 65% de los ingresos fiscales de Rusia vienen de la exportación de energía y ahora tienen una economía ahogada y aislada. El rublo está destrozado, el mercado bursátil también y están técnicamente en default. Cualquier bono que venza hoy no pueden pagarlo”, destacó.

Al trazar el diagnóstico de Rusia, Palme Cané consideró que hoy el país europeo tiene una economía ahogada y aislada financieramente del mundo. “No puede importar ni exportar. El panorama es caótico. Va a haber más inflación, más pobreza y caída del nivel de actividad. De esta manera, va a dejar de ser el factor de poder que representa en este momento”, analizó.

El analista económico Marcelo Elizondo hizo hincapié en los efectos de las restricciones económicas que pesan sobre Rusia y estimó un panorama espinoso para el país que conduce Putin de cara al futuro. Para el especialista, por su tamaño y relevancia en el comercio internacional el país no puede darse el lujo de aislarse durante un período prolongado ya que necesita de sus compradores para financiarse y de sus proveedores para mantener a su economía en marcha.

“Rusia es una economía de tamaño intermedio, no es de las más poderosas. Su PIB es de 1,7 billones de dólares. Es la economía número 12 del mundo. No es una potencia. De modo que es más vulnerable económicamente que políticamente. Eso le da bastante sentido a que Occidente haya reaccionado por el lado económico y no militar”, dijo a Infobae.

“Sus exportaciones son unos 400.000 millones de dólares por año, por lo que afectarlas resulta un golpe duro. Mientras que sus importaciones son unos 350.000 millones de dólares y también están golpeadas. Eso hace que a las empresas se les dificulte el acceso a insumos o bienes de capital para producir”, señaló.

Asimismo, Elizondo evaluó que el éxodo de empresas extranjeras en Rusia a partir de la invasión a Ucrania puede debilitar al entramado productivo del país de una manera mucho más profunda que el golpe inicial a la actividad, por la pérdida de piezas clave de los engranajes que mueven a distintos sectores y cuya eficiencia, conocimiento y capacidad de innovación no pueden ser reemplazados de la noche a la mañana.

“El default, el no funcionamiento del sistema financiero, la devaluación del 40% y la dificultad de acceso a divisas obstruyen, tanto internamente como en la relación de Rusia con el resto del mundo, el funcionamiento de su economía. Esto puede generar primero una caída del PIB, después una caída del empleo y posteriormente un debilitamiento del funcionamiento de las cadenas de valor domésticas que va a ir abortando despacito la normalidad económica”, sentenció.

Un paria sin precedentes
Las bombas estallan en distintas partes del territorio ucraniano y si bien la ofensiva final que termine con la resistencia todavía no aparece en el horizonte cercano, los analistas ya se preguntan cuál va a ser la posición de Rusia una vez que el conflicto se termine.

Mauricio Jaramillo, especialista en relaciones internacionales y profesor en la Universidad del Rosario, Colombia, dijo a Infobae que hay dos escenarios para el futuro de la economía rusa posterior a la agresión a Ucrania.

“Uno es que efectivamente se conviertan en una suerte de paria, pero es difícil de prever porque nunca antes había habido sanciones de semejante calado contra uno de los cinco grandes del consejo de seguridad conformado por Rusia, China, Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Había habido sanciones muy duras a Irak, Cuba, Venezuela, Siria y Birmania, que se habían convertido en parias. Pero nunca habíamos estado en una situación en la que hubiese semejante consenso para aislar a unos de los grandes. Esa es una opción, que se convierta en un paria y que fracasen estos sistemas alternativos de redes sociales, financieros y monetarios por los que está apostando Rusia con el apoyo de China”, planteó.

“El otro escenario es que volvamos a una guerra por bloques, una ‘guerra fría’ en la que se enfrenten en territorios de terceros, como Siria”, añadió.

Para Jaramillo, con la situación de Rusia se benefician estados que puedan poner en el mercado stocks de bienes que escasean. “Uno podría pensar inmediatamente en Venezuela, Estados Unidos e Irán como algunas de las naciones que pueden beneficiarse del debilitamiento ruso. Pero no creo que desde la logística sea fácil reemplazarlo como proveedor de energía y granos porque esta dependencia entre Rusia y Europa suma ya más de 30 años. No se puede modificar una cadena de intercambios en el curso de unos meses”, afirmó.

Heridas duraderas
A su turno, Gabriela Siller Pagaza, directora de Análisis Económico en Banco Base de México dijo a Infobae que si bien todavía la guerra no terminó, “sí queda una herida sobre Rusia porque invadió un país y de alguna manera sus activos van a seguir afectados por un período de tiempo”.

“No va a ser fácil que las empresas vuelvan a ese país después de que Putin dijo que iba a nacionalizar los activos que se marcharon de Rusia. Por otro lado, el rublo no se va a recuperar tan rápido”, consideró.

En línea con el resto de los colegas, Siller Pagaza aseguró que Rusia va a sufrir las consecuencias de la invasión a Ucrania. “El PIB se va a contraer y también habrá un impacto sobre los números de su comercio exterior. Es muy posible que Rusia viva una recesión y luego una etapa de estancamiento económico larga. Quedará una herida. Creo que habrá algún tipo de tratado o reglas para que no vuelva a suceder algo así”, afirmó a este medio.

Mientras que Brenda Estefan, analista internacional mexicana dijo a Infobae que lo que puede afectar más a Rusia son las sanciones que vengan de la Unión Europea, dado que en el caso estadounidense el impacto es más limitado.

“La economía rusa está muy concentrada en los hidrocarburos. Como Europa tiene una enorme dependencia, los tiene amarrados. En ese contexto, las sanciones impuestas van a limitar la exportación de tecnología a Rusia y eso es algo que sí necesitan. Los elementos tecnológicos son importantes para seguir con la extracción de sus yacimientos petroleros. En el mediano plazo van a necesitar tecnología y no la van a poder importar”, señaló.

Según Estefan, la relación de Rusia con China puede llegar a morigerar el impacto sobre su economía, aunque consideró que eso no bastará. “Rusia tendrá que tener relación con otros países. Hay que ver qué pasa con Brasil, Argentina, Turquía, Israel, entre otros. Estos países pueden llegar a seguir comerciando con Rusia”, afirmó.

Y añadió: “Sí se va a convertir en un país alejado de la mayor parte de los mercados globales. Y alejado también en términos de conectividad aérea. La economía rusa se va a despegar del resto del mundo. Van a apretar el cinturón de manera brutal y también los ingresos y las fuentes de empleo. Eso pasará como castigo por la invasión a Ucrania”.

Rusia y una economía sin piso
El presidente de Rusia Vladímir Putin ganó las elecciones presidenciales en marzo de 2000 y, tras la victoria, comenzó a dar un giro a la política económica de su país luego de la disolución de la Unión Soviética. El Producto Interno Bruto comenzó a crecer, el rublo se estabilizó, la inflación fue controlada y la inversión comenzó a crecer lentamente.

Ya entrado el Siglo XXI, el país europeo hizo grandes reembolsos de deuda por préstamos del FMI y logró hacer crecer sus reservas internacionales. Fueron años en los que Rusia empezó a recuperar su lugar como potencia económica y se posicionó como uno de los grandes mercados emergentes, uno de los pujantes BRICS.

No obstante, la crisis económica global de 2008 luego del estallido de la burbuja inmobiliaria y de crédito que venía inflándose en Estados Unidos, seguida de las sanciones impuestas por ese país y por la Unión Europea en 2014, empujaron a Rusia a la recesión. Desde entonces, la economía rusa empezó a sufrir una serie de altibajos también como consecuencia de la caída de los precios del petróleo.

Para Pablo Kornblum, economista y doctor en relaciones internacionales, el rol de Rusia en el último tiempo fue el de sostener una pujanza con el modelo de acumulación de principios de este siglo basado en una potenciación de la producción de hidrocarburos y el renacimiento de la economía de guerra.

“Rusia será un paria por muchos años del mundo OTAN, con claros efectos económicos y financieros adversos de corto plazo. Lo que no va a pasar es una implosión como con la caída de la Unión Soviética, que se debió a la expansión hacia el área tecnológico militar en detrimento de otras áreas de la economía donde se desoyeron las necesidades internas”, dijo el experto a este medio.

En tanto, Gustavo Perego, director de la consultora Abeceb, opinó que lo que Rusia va a lograr con este proceso es sufrir un duro golpe a su moneda en el mercado financiero internacional. En ese orden, consideró que a Rusia “se le va a complejizar bastante la operatoria de comercio internacional porque van a aparecer también muchos países negando la utilización de sus puertos como puerto secundario para hacer comercio con Rusia”.

“Ahí tienen un problema porque se complica todo el esquema de crédito y financiamiento internacional para poder negociar cartas de crédito con los bancos de Occidente. Ahí van a estar los bancos chinos como actores principales y ya de inicio eso es una complicación”, dijo.

El detonante que hizo colapsar la economía rusa
El 24 de febrero de este año el presidente ruso Vladimir Putin se lanzó al vacío y concretó la invasión a Ucrania a través de su “operación militar especial”. Occidente se negó a intervenir con tropas o con sus fuerzas aéreas, pero la respuesta en materia de sanciones fue mucho más dura de lo que se podría haber calculado en un principio,

Las principales medidas abarcan desde la decisión de los países occidentales de excluir a Rusia del sistema SWIFT (acrónimo en inglés de Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication), la red de alta seguridad que facilita los pagos entre 11.000 instituciones financieras de 200 países, y que permite transacciones de miles de millones de dólares alrededor del mundo, hasta la decisión de Estados Unidos de prohibir las importaciones de gas y petróleo ruso.

Además hubo nuevas restricciones a la deuda y al capital de las principales empresas y entidades rusas. Y sanciones adicionales de bloqueo total a las élites rusas y sus familiares.

Algunas de las consecuencias hasta el momento fueron la caída de más del 50% de la bolsa de Moscú, el desplome del rublo, que alcanzó su mínimo histórico frente al dólar tras recuperar más del 60% desde el día previo al inicio de la invasión a Ucrania.

En tanto, las sanciones económicas que desataron Estados Unidos, la Unión Europea y otros países en respuesta a la invasión de Ucrania tienen al sistema financiero al borde del colapso, a las reservas internacionales congeladas y a los ahorristas rusos haciendo largas filas para recuperar su dinero. Tan es así que el banco central de Rusia tuvo que recurrir a una medida como la que rige en la Argentina desde 2019 para intentar limitar las compras de divisas: se impuso una comisión del 30% a las compras de moneda extranjera en un intento por sostener al rublo ruso.

En ese marco, la inflación en Rusia se aceleraría a un 20% y su economía podría contraerse hasta un 8% este año, según una encuesta independiente a analistas solicitada por el banco central de ese país.

Asimismo, tras las sanciones económicas aplicadas por Occidente, el FMI se unió a un creciente grupo que advirtió sobre el riesgo de que el país presidido por Vladimir Putin incumpla sus obligaciones de deuda luego de su invasión a Ucrania, según informó la agencia de noticias Bloomberg.

Un default de deuda de Rusia ya “no es un evento improbable”, dijo el jueves la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, a los periodistas. “No es que Rusia no tenga dinero, no puede usar este dinero”, destacó.

De hecho, la calificadora Fitch Ratings dijo esta semana que el default de los bonos por parte de Rusia es “inminente” como resultado de las medidas introducidas desde que estalló la guerra.

Sin embargo, el descalabro de la economía rusa no termina ahí: desde que invadió Ucrania, cientos de empresas anunciaron el abandono de sus operaciones en Rusia. Algunas de las firmas que dejaron de operar son: Nike, Apple, Microsoft, BP, Shell, Equinor, Exxon Mobil, PWC, General Motors, Ford, Volkswagen, Toyota, Samsung, Microsoft, Apple, HP, Intel, Inditex, Netflix, EA, Airbnb, Google, Ikea, Oracle, Dell, Boeing, Airbus, Spotify, Walt Disney, Paramount, WarnerMedia, Universal y TikTok, entre otras de una larga lista de más de 300 compañías.

Se trata de empresas transnacionales, con cadenas productivas que trascienden a las fronteras y que difícilmente puedan ser reemplazadas con nuevas corporaciones patrocinadas desde el Gobierno con la esperanza de llenar el vacío que dejan.

Putin puede haber tenido en mente devolver la vieja gloria imperial a Rusia cuando ordenó a sus tropas cruzar la frontera. Pero desde el momento en que el primer soldado apoyó un pie en Ucrania puso a su país en la dirección contraria. Cada vez más cerca de quedar fuera del mundo.

Fuente: Infobae

 

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