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Por la guerra en Ucrania, el Banco Central perdería unos USD 2.300 millones

ECONOMÍA 14/03/2022 Mariano BOETTNER
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El shock de precios a nivel internacional podría costarle al Banco Central unos USD 2.300 millones de sus reservas, en un año en que deberá acumular USD 5.800 millones para cumplir con el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional. Algunos analistas, incluso, ya ponen en duda qué tan viable es ese objetivo este año.

La invasión rusa a Ucrania impactó de manera inmediata en los precios internacionales de dos commodities decisivos para la economía global y, en particular, para la argentina: la energía y los alimentos. Desde que se desató la guerra en el este europeo, el Gobierno y consultoras privadas buscan estimar un costo aproximado en términos de reservas entre dos efectos opuestos: la mayor cantidad de exportaciones de alimentos, que redundaría en un ingreso de divisas mayor para el Banco Central, con una cuenta de importaciones de gas más oneroso para los meses de alta demanda.

 
Hay distintas conclusiones al respecto: según el presidente del BCRA Miguel Pesce, el impacto combinado de los dos fenómenos debería ser nulo sobre las reservas de la autoridad monetaria. La semana pasada, el economista del Instituto Internacional de Finanzas (IFF) Martín Castellano había calculado un costo menor al 0,10% del PBI (unos USD 550 millones) por cada 10 dólares de incremento en los precios internacionales del barril de petróleo.

En las últimas horas, un trabajo de la consultora Invecq proyectó una sangría de reservas mayor. “Nuestro análisis para el intercambio comercial argentino nos indica que el efecto negativo del encarecimiento de la energía importada estaría dominando al efecto positivo del aumento de los precios de los commodities exportados”, publicó en un informe reciente.

Pasado a números concretos: la liquidación de la cosecha gruesa aportaría más de 4.000 millones de dólares extras en relación a la del año pasado, que ya había sido récord. Pero la importación de GNL y de gas de Bolivia incrementaría el monto de las importaciones en más de 6.300 millones de dólares, dejando así un saldo neto negativo de casi 2.300 millones de dólares como consecuencia de los cambios de los precios”, estimó Invecq, la consultora que dirige el economista Esteban Domecq.

“Es cierto que la volatilidad del precio de los energéticos es mayor que la de los commodities agrícolas, y una corrección hacia la baja podría dar vuelta este resultado negativo. Pero también es cierto que la energía está toda por comprarse, y sin precio fijado, mientras que la cosecha en parte ya está comprometida y fijada a precios menores que los vigentes actualmente en los mercados internacionales”, continuó el estudio.

“Ante este escenario y si bien, con el acuerdo, el BCRA tendrá un aire en las reservas internacionales dado el cronograma de desembolsos, el gobierno enfrenta una disyuntiva. Si no interviene de alguna manera en este intercambio ese saldo de casi 2.300 millones de dólares erosionará las escasas reservas y pondrá más presión sobre el tipo de cambio oficial”, consideró Invecq.

En ese sentido, un cálculo de Fundación Mediterránea va en el mismo sentido. “En cálculos muy preliminares, estimamos que la suba que puede esperarse para las exportaciones de la Agroindustria en 2022 es del orden de los 4 mil millones de dólares”, comenzó por explicar el reporte de Ieral.

“El problema está en que esos USD 4.000 millones no alcanzarían a compensar la ampliación del déficit externo del rubro Combustibles y Energía, que podría estar pasando de USD 628 millones en 2021 a un estimado de USD 7.000 millones en 2022 (guarismo que deberá ser revisado a medida que nos acerquemos al invierno). Vale decir, considerando esos tres ítems de la balanza comercial, se tiene una merma en el ingreso de dólares al país del orden de los USD 2.400 millones en 2022″, estimó ese centro de estudios.

Un escenario posible es que los efectos positivo y negativo del shock internacionales de precios no se den en simultáneo: la venta grande de la cosecha tiene lugar en las próximas semanas, mientras que el pago de importaciones de energía para cubrir la demanda de los meses fríos se concretará a mediados de año.

La letra chica del acuerdo con el Fondo Monetario prevé objetivos trimestrales para el refuerzo del colchón de divisas del BCRA. Así, hacia fines de marzo, por ejemplo, el Banco Central debería haber recompuestos unos USD 1.200 millones. Tres meses después la meta explicitada en el acuerdo habla de USD 4.100 millones netos, entre junio y septiembre solo espera que se sumen otros USD 300 millones más y, hacia fin de año, entonces, la hoja de balance de la entidad debería mostrar un incremento neto de reservas de USD 5.800 millones.

Una hipótesis que el informe de Invecq plantea es que, incluso a pesar del ritmo de desembolsos previstos este año desde el FMI al Tesoro -que superará la cantidad de vencimientos de deuda en el calendario- no sea suficiente para que el Banco Central pueda cumplir la meta de acumulación de reservas para este año que prevé el programa económico consensuado con el Fondo Monetario.

“Se dificulta así el objetivo acordado con el FMI de acumular 5.800 millones de dólares. Si no se quisieran sacrificar esas reservas se debería dejar ajustar por precio al mercado cambiario y que la tasa de devaluación administrada mensual se acelere. Eso generaría un incremento inflacionario que tampoco quiere enfrentar el gobierno”, aseguró el informe de Invecq. Otro informe, de la consultora Equilibra, pone en números esa hipótesis.

“Podría parecer que la meta de RIN (reservas internacionales netas) no es exigente, pero hay varias cuestiones para tener en cuenta: no se está partiendo de cero, ya que en los primeros dos meses del año se perdieron unos USD 1.500 millones; hay pagos de interés que realizar al FMI y otros organismos internacionales; y el resto de la cuenta corriente del balance cambiario no aportará recursos adicionales, ya que quedaría equilibrada”, mencionó un estudio de la consultora fundada por el ex director de Anses y ex diputado Diego Bossio.

“En la cuenta capital también hay otros pagos que realizar. Por eso, el Central deberá acumular alrededor de USD 3.800 millones por alguna otra vía para cumplir con la meta de reservas: un ingreso neto de capitales para inversiones financieras o productivas, endeudamiento de largo plazo público o privado, o una combinación de ellas”, continuó el informe.

“La meta de acumulación de reservas para 2022 es un objetivo posible, pero a expensas de una actividad económica estancada: el impacto de la guerra sobre el precio de los commodities energéticos, sumados a la meta de acumulación de reservas, dejarían pocas divisas disponibles para importar y crecer. Vemos probable un escenario en el que la acumulación de reservas se ubique en torno a los USD 4.300 millones, pero la meta se dé por cumplida con un waiver vinculado al shock externo post-guerra”, concluyeron.

Como publicó Infobae, el salto de los precios del mercado global por la guerra en Ucrania ya aparece como el principal factor de riesgo para los supuestos incluidos en el acuerdo con el FMI, algo que el propio Gobierno admitió abiertamente. Más allá de las fórmulas habituales en este tipo de programas económicos, en los que se bosquejan posibles elementos que desvíen las proyecciones macroeconómicas, el ministro de Economía Martín Guzmán reconoció que además el conflicto en el este europeo podría tener un impacto en la inflación.

La mayoría de las consultoras estiman que el ritmo de suba de precios de este año será superior al rango consensuado entre el Ministerio de Economía y el staff del FMI, que va de entre 38 y 48% anual. El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elaboró el Banco Central mostró una proyección de inflación de 55% para 2022.

Fuente: Infobae

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