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Guzmán comenzará a negociar en junio un nuevo acuerdo con el Club de París

ECONOMÍA 26/05/2022 Carlos Burgueño*
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Empoderado, y a días de cerrar las fiscalizaciones por la misión correspondiente a la revisión del primer trimestre del Fondo Monetario Internacional (FMI) dentro del acuerdo de Facilidades Extendidas, Martín Guzmán prepara el próximo paso para terminar de ordenar la deuda externa argentina. Una vez que culminen las series de reuniones virtuales, el ministro de Economía retomará el dialogo con el Club de París para cerrar el último capítulo de renegociaciones de la deuda externa aún abierto. Y que implica que el país termine de saldar, con una negociación a plazos, el pago de los aproximadamente u$s2.000 millones que se le deben a ese organismo.

Para esto, y tal como adelantó este diario, Guzmán cuenta con un apoyo fundamental: Alemania y Francia ya dijeron que le abrirán las puertas al ministro para llegar a un acuerdo conveniente para las dos partes, y que este sea ejecutado lo antes posible. Sólo se deberá esperar a que la primera misión del FMI se complete, dado que se le avisó ya al ministro que debe haber un “sello de calidad” en el manejo de la deuda futura de la Argentina, y que el aval de la primera misión del Fondo es la mejor garantía disponible.

La intención de Guzmán es llegar a un acuerdo durante junio, antes que el 30 de ese mes venza el plazo establecido en marzo entre las partes para cerrar un acuerdo. Mientras tanto, rige el plazo del Puente de Tiempo en el que el país debía cerrar el Facilidades Extendidas con el Fondo y comenzar a aplicarlo cumpliendo las metas establecidas.

La fecha del 30 de junio había sido negociada por Guzmán en París el 23 de marzo pasado, cuando el ministro se había encontrado en Francia con el presidente formal del Club de París, Emmanuel Moulin, extendiendo el “puente de tiempo” que vencía el 31 de marzo, y comprometiéndose Argentina a discutir un nuevo plan de pagos que cierre definitivamente el pasivo. O, en su defecto, un compromiso de pago al contado para cuando el gobierno disponga del dinero que surja de la aplicación del blanqueo que Diputados discutiría también durante junio, y que implica la disponibilidad de un dinero reconocido como evadido por residentes locales; proyecto que ya tiene media sanción del Senado; y que, según las proyecciones oficiales (algo optimistas) implican la posibilidad de blanquear unos u$s70.000 millones; lo que determinaría ingresos seguros a las arcas públicas por unos u$s15.000 millones. Dinero suficiente como para saldar la totalidad de la deuda con el Club de París y avanzar con los pagos al FMI en 2026.

Según lo comprometido por Guzmán en su encuentro con Moulin, debería haber un acuerdo con el Club de París antes del 30 de junio; con lo que seguramente no tendrá aprobado el blanqueo. Mucho menos el dinero recaudado. Si contara con la habilitación potencial para poder usar los beneficios del llamado para cumplir también con los compromisos ante el club de París, podría acelerar el llamado a liquidar la cuenta, mucho antes que termine el plan de pagos que se negocie en los próximos meses. Y, así, ahorrarse bastante dinero ante el interés de 9% anual que seguramente le cobrará la entidad a la Argentina.

Dentro del Club, el primer acreedor es Alemania con un 37,37%, dinero generado de manera mixta; con créditos directos para empresas privadas (en los 90), sumado a viejas líneas del gobierno alemán a la Argentina de décadas anteriores. En el listado luego aparece Holanda con un 7,98% de la deuda. Se trata de otro caso complicado, donde por cuestiones culturales no existe mucha flexibilidad para países que no cumplen con sus pagos. Los Países Bajos votan tradicionalmente en el board del FMI en contra de los acuerdos que propone Argentina. El cuarto acreedor del país es España, con un 6,68% de la deuda. Es el rezago generado por el crédito que en 2001 giró el gobierno de José María Aznar, para ayudar a sostener la convertibilidad y los giros de dividendos de las compañías españolas radicadas en el país. El total de ese crédito fue de unos u$s1.100 millones, Argentina los declaró en default en diciembre de 2001 con el resto de la deuda externa argentina y durante la primera etapa de gestión de Néstor Kirchner hubo un intento de negociarla por fuera del Club de París, en mejores condiciones que el resto de los acreedores. La presión del resto de los socios de la Unión Europea hizo que el pasivo se sume a la demanda general del Club de París.

 

 

* Para www.ambito.com

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