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Diego Bossio: “Hoy el peronismo no es sinónimo de futuro”

POLÍTICA 18/06/2022 Mariana Dahbar*
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En una charla íntima con Infobae, Diego Bossio, economista y funcionario en las dos presidencias de Cristina Kirchner, es uno de los pocos políticos del peronismo que no se sumó al Frente de Todos. Fue director ejecutivo del ANSES y diputado nacional por el Frente para la Victoria. para luego romper y armar su bloque cuando asumió el gobierno Mauricio Macri.

Hoy, con un grupo de colegas economistas, armaron un centro de estudios que se llama Equilibra, donde se abordan tanto temas de coyuntura como los temas estratégicos de la Argentina. Desde allí aseguran que este año habrá una inflación superior al 70 por ciento.

La entrevista se realizó en una de las oficinas que el ex diputado tiene en Palermo. Llegó puntual y distendido, de look informal.

Sobre el gobierno actual, aseguró que haber perdido las elecciones legislativas los limitó, y que sus internas a cielo abierto los están fulminando. “En este gobierno Alberto Fernández nunca tomó el poder”, sentenció.

Durante la charla, recordó cómo fue ser funcionario de CFK, habló sobre su relación actual con Sergio Massa, analizó la situación crítica del país, habló de la oposición, de la importancia de los empresarios argentinos y deslizó una confesión: “Cuando vos escuchás un político que dice ‘yo no estoy pensando en clave electoral’ es mentira, todos miran encuestas, todos piensan en clave electoral, todos estamos en esa lógica”.

—¿En qué etapa de su vida lo encontramos hoy?

—Trabajando. Estudiando. Siempre parado en lo político pero sin cargo. Con un grupo de compañeros y, fundamentalmente, de economistas, armamos un centro de estudios que se llama Equilibra, en el que estudiamos tanto temas de coyuntura como temas estratégicos de la Argentina. Lo forman Martín Rapelli, Gabriel Delgado, Lorena Giorno y otros economistas. Estudiando también porque cuando terminé la universidad hice una maestría en la Universidad San Andrés y pude terminar la tesis y otros escritos, además de un libro que estoy preparando para nutrir el debate sobre la relación entre la economía y el peronismo.

—¿Qué fue de su vida desde que asumió el actual Gobierno?

—Pasaron muchas cosas. Pasó la pandemia. Pasaron momentos difíciles en el país en términos económicos y políticos. Hoy la Argentina está en una situación crítica desde todo punto de vista. En un encuentro, hace como cuatro o cinco años atrás, con Pedro Sánchez, que ahora es el presidente de España y yo era diputado, tuve la oportunidad de encontrarme con él en un barrio en Madrid, tuvimos una larga charla, él había dejado de ser diputado, había fallado en su primer intento de ser presidente de España, y me dijo que iba a recorrer escuchando a los españoles y después iba a volver con mucha fuerza. Y me describió a España con cuatro problemas, yo, la Argentina, la puedo resumir en tres grandes líneas: la situación social crítica, la situación económica crítica y la situación política crítica.

La situación social es absolutamente crítica porque el 40 % de nuestros compatriotas son pobres. El 60 % son chicos. Un Conurbano que está en una situación de marginalidad, con barrios humildes multiplicándose. Y la clase media, como decía en una entrevista reciente Mayra Arena, pasa de ser clase media a clase un cuarto y a veces un octavo. Sin aspiraciones, sin posibilidad, sin capacidad de tener un trabajo a futuro.

La situación económica tiene como agravante la inflación. Y hoy es un tema que se recrudece. Este año vamos a tener una inflación superior al 70 %. El primer trimestre de inflación de este año fue similar a la pre-convertibilidad, a cuando asumió Cavallo en Argentina en el año 1991. Estamos hablando de una inflación que compromete el crecimiento argentino.

Y, finalmente, una situación política crítica, donde hay un gobierno que gana las elecciones en el año 2019, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, pero pierde las elecciones legislativas del año pasado por 5 millones de votos. Pasan de 47, 48 % al 32 % de los votantes. Eso le pone un límite al gobierno. Y otro tema muy importante son las internas a cielo abierto del propio gobierno, vemos día a día las peleas, las cartas, las expresiones, las renuncias. Toda una serie de cosas que hacen que la política no sea creíble, no sea seria para la sociedad. La política no da respuestas ni soluciones a la sociedad.

—Cuando formó parte del gobierno de Cristina, ¿cómo eran las internas?

—Es una muy buena pregunta porque habla en esencia del poder. El poder se toma y se ejerce, se lidera y se conduce. Y el método para tomar decisiones: si hablo con uno, hablo con otros y demás, eso es un método para poder llevar adelante decisiones, si conviene, si no conviene, cuándo es el momento de plantear un tema a la sociedad. La gran diferencia de lo que estamos viendo hoy en el gobierno de Alberto Fernández contra el gobierno de Cristina es que Alberto Fernández nunca tomó el poder. Mirá lo que hizo Néstor Kirchner en el año 2003. Gana una elección, se propone, tenía una intención de voto baja, 6 % o 7 %, lo suma a Scioli, suman una buena cantidad de votos, suma todo el aparato del Partido Justicialista y va a una elección general, gana Menem y por pocos puntos pierde Kirchner, y van a un ballotage. Menem no le da la opción del ballotage y asume Kirchner con, como él siempre decía, menos votos que desocupados. Acumula poder y conviviendo con un gabinete que era básicamente el heredado de Duhalde: Aníbal Fernández, Ginés González García, el propio Lavagna, y un montón de funcionarios que eran del riñón de Duhalde. A los dos años toma el poder, le gana, compite con Duhalde, toma el poder. ¿Para qué? Para poder hacer, para poder proponer, para que sus ideas, su iniciativa y su liderazgo se ponga a consideración de los argentinos.

El poder no es solo una cuestión simbólica, no es solamente la banda y la lapicera, que está tan de moda en estos tiempos, el poder es poder hacer. El poder es poder proponer. El poder es poder transformar. Y esa es la diferencia que yo estoy viendo en quienes hoy conducen la Argentina, en una Argentina presidencialista, que mira mucho la figura presidencial, que no puede. No puede por propias internas. Cristina aun habiendo perdido las elecciones intermedias siempre pudo proponer a los argentinos, siempre tuvo la capacidad de que una porción importante del electorado, de la sociedad y de la dirigencia la pueda conducir y la pueda llevar adelante. Después, como todo en la democracia, se gana o se pierde. Seguramente había discusiones, había pareceres distintos. Pero no se permitían las internas a cielo abierto que paralizan cada medida tomada.

—¿Por qué ahora son a cielo abierto? ¿Desde cuándo siente que empezó el quiebre?

—Yo creo que cuando no está claro cuál es el objetivo, no está claro cuáles son las decisiones sustanciales y de fondo que se van a llevar adelante, y lo que se pone como prioridad es una alianza en términos electorales, en términos de conveniencia en el momento. Entonces, la expresión potente que tuvo el Frente de Todos sobre la imposibilidad de Macri de ser reelecto y de proponerle una situación superadora a la sociedad, tenía fuerte sentido electoral en el momento en el que la gente quería dar vuelta de página, que lo había sentido pero que no tenía sustancia en cuestiones centrales que tienen que ver con la Argentina. Entonces es mucho más importante el para qué que el cómo lo hacemos. El cómo lo hacemos puede resolver un momento, pero no puede resolver la cuestión de fondo. Eso es lo que uno advierte como un gran problema. Y después, las características propias de las personas. Si tenés o no las capacidades propias para poder conducir un proceso en una Argentina que es difícil y que las demandas son muchísimas. El otro día escuchaba a un dirigente muy amigo decir: “Yo no soy de pegarle a quienes están en el piso”, y la verdad que uno no pretende, bajo ningún punto de vista, descalificar a quienes están pasando un momento difícil desde lo político, lo social, lo económico y conducir ese proceso. Pero no puedo dejar de decir como peronista, porque lo siento, lo viví, nací en un hogar peronista, no puedo dejar de decir que este que gobierna es un peronismo que no enfrenta los temas. Que no va de frente a resolver los temas de raíz. Que está todo el tiempo pensando qué opina uno, qué opina el otro, y ese tipo de cosas hacen que el desenvolvimiento del día a día sea complicado.

—Usted dijo que no ataca a la gente que está en el piso, ¿cree que este gobierno está en el piso?

—En un piso histórico respecto a los umbrales de apoyo del peronismo. Yo creo que este gobierno perdió una gran oportunidad: la esperanza de que haya alguien que ordene la economía argentina, que tengamos una clara visión internacional, una mirada productiva, que desarrollemos toda nuestra potencialidad. Y hoy no hay esperanza, hoy hay frustración, hoy hay desánimo. Por eso hay expresiones políticas que muchas veces no tienen sustancia, no tienen fundamento, y las cosas que dicen son cosas que no le harían bien a la Argentina, que no preservarían la paz y, sin embargo, tienen cabida en una sociedad que está ávida de escuchar cuestiones extremas, cuestiones de otra naturaleza. Entonces me parece que la elección del año pasado lo que mostró es eso, frustración, bronca, desencanto. Yo no subestimo a nadie, siempre los gobiernos tienen la oportunidad de recuperarse,tienen argumentos y capacidades normativas y legales para recuperarse. Pero la verdad es que yo creo que la sociedad está cansada decididamente de esta forma de gobierno. Está cansada de este peronismo que no le resuelve las cosas, que no le da la posibilidad de darle futuro. Hoy el peronismo no es sinónimo de futuro y el discurso de la unidad es solo una aspirina para una situación aguda.

— Entonces... ¿de qué es sinónimo?

—De haber aumentado la pobreza al 40 %. De que en los barrios más humildes haya un montón de gente que pasó de ser clase media a tener que rebuscárselas y que todavía mantiene la dignidad de no ir a la ventanilla de un municipio porque no forma parte de su ADN. Hoy el peronismo está peleado con los sectores productivos. La clase media, en su mayoria, también le da la espalda. Entonces el sector más dinámico que hay en la Argentina es el campo, y el peronismo siempre está enfrentado con el campo. ¿Por qué no hacemos una síntesis y proponemos algo superador con el sector más exportador, más productivo de la Argentina, para trabajar en conjunto? Tenemos una gran oportunidad con Vaca Muerta, una reserva de gas de nivel mundial que nos garantiza tener gas para el mercado interno, pero también tener una potencia exportadora, y, sin embargo, no tenemos la capacidad de poder tener un gasoducto, de hacerlo en tiempo y forma, de poder fortalecer nuestro sistema de gasoducto, de tener una mirada exportadora. Además, fijate lo que pasa con la industria del conocimiento. Son aquellos que se formaron en la universidad pública, que el peronismo le dio mucho a esa universidad pública. Le dio la gratuidad. Y son los que se formaron, son talentos que hoy hicieron los unicornios, y hoy Argentina es de los países de habla hispana con más unicornios y no los entendemos, no hablamos el mismo idioma. Todo lo contrario, muchas veces los combatimos. Entonces, mientras el peronismo no se reconcilie con los sectores productivos, con aquellos sectores humildes que quieren tener trabajo, que quieren emprender, que quieren trabajar, lo que vamos a estar haciendo es más de lo mismo.

—¿Cómo se recupera al peronismo “perdido”?

—Hay muchos compañeros a lo largo y a lo ancho del país que están frustrados con todo este proceso. Un dato: más voces se estan empezandoa escuchar.

—¿A qué compañeros se refiere?

—No es una cuestión de nombres… por ahora lo importante es para qué.

—Pero no responde la pregunta. Todos los políticos tienen el mismo discurso... “no importa los nombres”, “es el proyecto”, “no es hora de hablar de candidaturas”.

—No, yo no quiero ser hipócrita. A ver, cuando vos escuchás a un político que dice: “No, yo no estoy pensando en clave electoral” es mentira, todos miran encuestas, todos piensan en clave electoral, todos estamos en esa lógica. Ahora bien, yo no quiero ser políticamente correcto. A nosotros nos encantaría que tuviéramos líderes políticos que encarnen este tipo de cuestiones. Bueno, será habrá que construirlo. Será mucho más horizontal. Yo hablo con Juan Manuel Urtubey y me siento muy cómodo en esas ideas. Yo lo escucho, y se lo dije el otro día, a Juan Schiaretti hablar de institucionalidad, hablar de una Argentina productiva, hablar de nuevo refundar y que no sea una cuestión pendular, hablar de que tiene que haber prudencia fiscal. Acá ves una serie de déficit fiscal de la Argentina desde el año 60 a la fecha, siempre déficit, déficit, déficit. Lo revolucionario es que haya orden fiscal. También hablo con el flaco Randazzo sobre cuestiones productivas, sobre cómo mejorar la institucionalidad. Pero, de ahí a que todo eso se constituya en un proyecto político y bueno, tendremos que trabajar mucho.

Cuando uno va al interior hay un montón de jóvenes dirigentes, y no tan jóvenes, que tienen ideas, que tienen ganas, que se sienten además frustrados y no representados.Yo creo que hay muchos, como dicen amigos, muchos peronistas libres. Libres en todo sentido. Libre en el sentido de lo que piensan con respecto a la Argentina. Y que tenemos una mirada totalmente distinta de aquellos que vienen a poner una marca del mercado, que el mercado soluciona todo. Tenemos una sensibilidad distinta, una lógica distinta. Hay muchos que dicen que hay sectores en la Argentina que son inviables y nosotros creemos que no hay nadie inviable en la Argentina. No sobra nadie. Nadie.

— Cuando menciona “nosotros” ¿quiénes forman parte del equipo? ¿Por qué no los nombra?

—Hay varias explicaciones. Una porque hemos tenido fracasos y hemos cometido errores. Cuando nosotros quisimos hacer Alternativa Federal, que era una buena iniciativa, donde había muchos gobernadores y otros legisladores, diputados y demás, y finalmente por distintas razones, por aciertos del resto, por obstinación, por el momento, por el combate, no pudimos construir una situación de esa naturaleza y es parte de lo que uno va llevando en la construcción de la vida cotidiana. Entonces uno pretende ser prudente, y que sea prudente no significa no ser firme, uno es firme en las convicciones. Ser prudente tampoco significa no ser disruptivo.

Segundo, porque quienes tenemos este perfil tenemos un perfil de diálogo como método. Esto lo hablo mucho con Emilio Monzó y él siempre me dice que hay que insistir en el diálogo, hay que insistir en el acuerdo, hay que insistir en el método político que resuelva los problemas de la Argentina, hay que insistir en una mejor clase dirigente, en mejor política. No en una política chica, en una política grande, pero en el sentido que mejore y solucione las cosas.

La sociedad está dispuesta a escuchar los discursos extremos, entonces ahora la novedad es entrar gritando al acto con camperas de cuero, con música más revolucionaria, pero esono le resuelve nada a la Argentina.

—¿Está hablando de Milei?

—Sí, no quiero dar nombres propios.

—¿Por qué no quiere dar nombres propios?

—A ver, estoy hablando de esas expresiones porque extremos hay en todos lados. No solamente en la derecha. Entonces claramente la clase dirigente está en deuda con la sociedad, porque no ha renunciado a ningún privilegio. Claramente los dirigentes tenemos que volver a construir una mística distinta para cambiar la Argentina y transformarla, porque no la transforman los dirigentes, la transforma la sociedad. ¿Quién transforma a una sociedad? Los laburantes, los empresarios, los chicos, los grandes, las pequeñas y las grandes empresas, los innovadores, los profesionales. Esos son los que transforman el día a día. Esos son los que hacen la Nación. Los dirigentes marcan el rumbo. Los dirigentes se equivocan y no le dan incentivo a la sociedad para que se levante a la mañana y vibre, cambie y transforme. Entonces hemos fracasado en eso porque sino no tendríamos 40 % de pobreza, no tendríamos una Argentina que no crece, no tendríamos la pobreza que tenemos en materia de exportaciones. Las exportaciones de este año son menores a las del año 2011.

No es sencillo plantear el diálogo, la sociedad no esta dispuesta a escuchar a quienes tenemos una mirada productiva. Es más fácil salir a putear, salir a descalificar. Es más efectivo, por lo cual ese tipo de opciones tiene mucho más lugar. Entonces para nosotros es más difícil, es más complejo. Pero bueno, es el camino que nos tocó. Hay que insistir como dice Emilio.

—En términos futboleros, ¿con quién le gustaría jugar?

—(Risas). Concretamente esto, los compañeros, las compañeras y no solamente del peronismo, de otras expresiones que creen que la Argentina tiene que tener un orden, un orden macroeconómico, que creen que la Argentina tiene que tener una lógica como Occidente. Los argentinos eligen caminando las culturas, no eligen, no digo que no tengamos relaciones inteligentes con China, porque yo no conozco a nadie que emigre para ir a vivir a China o ir a vivir a Rusia, la gente elige Estados Unidos, elige Europa fundamentalmente, algunos países limítrofes, esos son nuestros vínculos naturales. Y no solo un orden macroeconómico, una mirada productiva, desarrollista.

Después es muy fácil caer en nombres, el Mesías que va a venir a cambiar la Argentina. No existe. No está. No va a pasar. No hay. No hay uno, ni uno solo, ni yo ni nadie. Lo que tenemos que hacer es empezar a cambiarla entre todos. Entonces, quienes tenemos vocación por la política, quienes queremos ponernos a consideración de la sociedad, tenemos que trabajar para tener una idea clara de hacia dónde queremos ir y convocarlos a construirla entre todos, muy horizontal. Porque además las demandas son muchísimas, están las demandas de las mujeres, de los científicos, lasfederales, de las pymes, de las grandes empresas. Digamos, si hablamos mucho de las pymes hacemos pymismo, también necesitamos a las grandes empresas y las pymes necesitan una mirada distinta porque son las verdaderas generadoras de laburo. Bueno, todas esas cosas seguramente alguien las va a expresar porque estoy seguro de que hay alguien que tiene ganas de apostar a ese tipo de proyectos. No tengo dudas. Hoy quizás no lo encarna nadie, pero seguramente va a surgir.

—¿Cómo ve los últimos días del gobierno de Alberto Fernández?

—Va a depender de Alberto Fernández.

—¿Entonces?

—Yo veo una situación complicada, como te dije inicialmente. Hoy la inflación es muy difícil y es un proceso inflacionario complejo porque al ser tan alta pone en riesgo el crecimiento. Hay evidencia de que, con inflaciones del 20%, 25%, 30% podés crecer, pero no hay evidencia de inflaciones del 70% o más que te garanticen un crecimiento sostenido.

—Es economista, hablando de la inflación, ¿se puede bajar?

—Sí, se puede bajar.

—¿Cómo?

—Están los que dicen que es re fácil, no es así. Están los que dicen que son veinte vivos que suben los precios, también es un error. Están los que dicen que se resuelve el tema poniendo un buen Banco Central independiente, tampoco. Y están los que dicen que es multicausal, que es como decir no hay nada.

La inflación se puede resolver. Hubo períodos en la historia argentina que se resolvió. Teníamos una historia inflacionaria muy alta en los 60, 70 y en los 80. En los 90 no, sí en los 2000. Los que tenemos inflación somos los argentinos. Y básicamente es un fenómeno macroeconómico, de déficit fiscal, de una autoridad monetaria que emite, que efectivamente no tiene la fortaleza que tiene que tener. Una inercia inflacionaria muy grande. La falta de reservas para sostener las inflaciones, por lo general, se sostienen cuando se tira un ancla. Margaret Thatcher y Reagan en los 80 eligieron como ancla el salario. Entonces ¿qué hicieron? fueron enfriando la economía, hubo más desempleo y el salario cayó, se ancló. La Argentina tiene directamente como ancla inflacionaria el dólar. Pero para anclar el dólar, necesitás tener dólares, o que entren dólares o tener muchas reservas. Y bueno, no es el caso de la Argentina que tiene un riesgo país de 1900 puntos y que la gente no es que trae los dólares, se los lleva.

—¿Cómo evalúa la gestión del ministro Martín Guzmán?

—Yo creo que es más profundo que Guzmán, es un tema del Poder Ejecutivo. Vos tenés el Poder Legislativo, Senado y Diputados, colegiados y demás, la Corte Suprema, la Justicia con todos los jueces y demás, y el Poder Ejecutivo que es unipersonal. Yo, digamos, hubiese hecho distinto.

—¿Qué por ejemplo?

—Estuvo mucho tiempo para renegociar la deuda con los privados. Años para renegociar una deuda con el Fondo que no le trajo resultados, porque no bajó el riesgo país, no bajó la percepción de riesgo de la Argentina, y además es inflacionario y genera problemas al conjunto de la economía. Sería peor no tenerlo, claramente, pero no tiene los resultados que tenía que dar. Entonces yo no quiero hacer una evaluación de Martín, creo que el Gobierno ha frustrado la expectativa de los argentinos y muchos sienten que no cumplió con el contrato electoral.

—Si tuviera la posibilidad de tomar un café con Guzmán ¿qué le gustaría preguntarle?

—No, no, no le preguntaría nada. No soy periodista (risas).

—¿No tiene ninguna duda como ciudadano?

—No. No. ¿A Martín Guzmán? Lo saludaría con respeto, lo escucharía, pero preguntarle nada. Tengo una mirada distinta de cómo resolver los temas. El Gobierno tiene un rumbo y yo tengo una mirada distinta.

—Hablando del Gobierno ¿cómo es su relación actual con Sergio Massa?

—Sergio y yo fuimos directores ejecutivos de ANSES muy jóvenes y eso nos marcó mucho. Mantengo una relación de dialogo y de respeto. El forma parte del Gobierno y toma decisiones políticas acorde a su rol, yo no formo parte del Gobierno y no formo parte de las decisiones políticas.

—¿Cómo ve el rol de Massa hoy en el Gobierno?

— Es un dialoguista, quizas su gran merito en una Argentina donde muchos gritan y pocos acuerdan. Su método es trabajar con todos los actores y me parece que es un valor muy importante en un Gobierno que no necesariamente tiene ese método. Habla con propios y con opositores. Nada es mas importante hoy, en crisis, que el consenso. De hecho, la falta de consensos genera parálisis o bien desconfianza frente a cada medida y lo vemos a cada rato.

—Aprovecho que me lo recordó, ambos fueron Director de la ANSES.

—Sí. El en un momento de un organismo que crecia y en mi caso en el pico de la expansión de todas las políticas de inclusión que, hasta el dia de hoy, siguen vigentes. Mi orgullo sigue siendo haber tenido la responsabilidad de implementar la AUH, el Procrear, Las jubilaciones, el Conectar Igualdad. Fue algo impresionante. Ejecutaba cerca de la mitad del presupuesto del pais.

—Se dice algunas veces en OFF y muchas veces en ON, que la caja de la ANSES es muy importante, que la maneja la Cámpora y que se hacen despilfarros con ella.¿Es verdad eso o es un mito? ¿El director de la ANSES lo maneja todo él o recibe órdenes de arriba?

—No. Es un organismo que tuvo un protagonismo muy fuerte durante los gobiernos de Cristina. Después, con Macri y con este Gobierno no tuvo el protagonismo que tuvo en esa oportunidad. Pagan millones de jubilaciones, millones de pensiones, llega con un sistema muy interesante a millones de argentinos. Y la verdad es que tiene un esquema de determinación de derechos muy de avanzada y eso se ha preservado en el tiempo. Me parece que hay una institucionalidad que vale la pena rescatarla porque funciona. No hay que ensuciar a ese organismo que goza de alta valoración social. Cuando se mejoran los sistemas, se mejora la información y se determinan mejor los derechos. Y me parece que no hay una ruptura en ese sentido.

Después, la ANSES depende de la macroeconomía. Si la economía funciona bien va a tener recursos para pagar mejores jubilaciones. Si la economía funciona de manera inflacionaria, con los problemas y las dificultades que hemos visto durante muchos años es muy complejo.

—La jubilación de hoy ¿qué?

—No alcanza. Se ha degradado. Ha perdido. La ha carcomido la inflación… Ahora bien, la cantidad de laburantes privados que aportan al sistema previsional son los mismos que cuando yo dejé la ANSES. Entonces si no hay más laburo blanco, formal, si no hay nuevas formas de trabajo que integren a un sistema de seguridad social, siempre va a haber más jubilados porque la población crece y porque además con el envejecimiento poblacional la gente vive más. Entonces hay que encontrar una forma estructural para solucionar el tema. Yo lo que quiero es mejorar las jubilaciones, fortalecer la ANSES, que haya un sistema económico que permita que la cantidad de aportantes que tiene un sistema, el sistema de seguridad social, sean muchos más de los que tiene hoy.

—Usted fue funcionario de Cristina. ¿Es difícil ser funcionario de Cristina Kirchner?

— No, solo que había un nivel de exigencia extraordinario...

—¿Es estresante?

—No, no. Cristina es muy exigente y eso habla bien de ella. Habla muy bien de ella. Es muy exigente y exige y se dedica el 100 % a la política, se dedica el 100 % a estar en los temas y yo siempre lo dije, tengo un profundo sentido de gratitud porque desde muy joven me dio una oportunidad. Eso no significa que opine lo mismo sobre todos los temas. Y aparte uno va creciendo, conoce, estudia y puede tener ideas distintas y tal vez ella también no es la misma, yo no escucho el mismo discurso de Cristina ahora que hace 15 años atrás o 10 años atrás.

—¿Cómo la ve en su rol de vicepresidenta?

— Diría que la veo, por razones obvias, con un poder enorme que condiciona al presidencialismo que caracteriza a la Argentina es presidencialista, entonces hay un presidente...

—Un presidente que, según sus palabras, no tomó el poder. Entonces... ¿cómo se hace?

— Un presidente condicionado. Creo que es necesario que la Argentina tenga orden político. Para que tenga orden político tiene que tener dirigentes que tengan la capacidad de poder hacer cosas, de poder proponer cosas a la sociedad. Y yo lo que veo es que hay una Argentina bloqueada. Así es que necesitamos desbloquear la Argentina institucionalmente, productivamente. Desbloquear a los argentinos y pasar del decir al hacer. Y bueno, eso requiere un orden político.

Respondiendo a la pregunta, como vicepresidenta es buena, maneja bien el Senado, lo conoce. El reglamento del Senado lo hizo ella, con lo cual debe conocer el reglamento como ningún otro de los 72 senadores que hay en el recinto. Ahora bien, me parece que hay un tema más de fondo que tiene que ver con cómo funciona el Poder Ejecutivo y ella es parte de ese Poder Ejecutivo.

—Supongo que tiene contacto con varios empresarios del país. ¿Cómo ve la situación de ellos?

—Yo creo que la Argentina necesita mejorar su clase empresarial. Yo creo que la Argentina necesita tener empresarios que estén dispuestos a trabajar más por la Argentina, a tener una mirada menos especulativa, menos pendiente de lo que hace el Estado. Ahora bien, quiero ser justo, la mirada anti-empresaria no es el camino. Creer que el problema de la Argentina son los empresarios es un error. La Argentina necesita más empresarios que inviertan en la Argentina, que 

—¿Qué opina del impuesto a la renta inesperada?

—Primer punto, el Estado también tuvo ingresos inesperados. Tuvo ingresos significativamente inesperados. La guerra frenó muchos temas en la Argentina. Uno que mencionaba es elacuerdo con el Fondo, que quedó casi en letra muerta porque cambiaron mucha variables. Y es cierto que la guerra aumentó el precio de muchas de las cosas que incluso producimos en la Argentina, como la energía, el precio del petróleo, el precio del gas, y también el precio de los alimentos. Con lo cual es un problema para todo el mundo, es un problema particular, es más, genera un conflicto en la Argentina porque nosotros producimos, pero además nos alimentamos. Hay gente que produce trigo, pero hay gente que también consume pan y el pan está hecho sobre la base del trigo. Entonces hay una cuestión inesperada, cierto, y es una situación conflictiva en ese sentido. Ahora bien, el Estado también tuvo ingresos inesperados, porque tuvo una producción de trigo, de maíz, de soja, de cebada. de arvejas y de producción de petróleo, y sobre eso cobra una retención. Y aumentó la cantidad, o sea, si cada 100 granos de trigo 12 se queda el Estado de retención y esos 12 crecen de precio también tuvo un ingreso inesperado el Estado.

El segundo punto es que muchos dividendos no se pueden repartir en Argentina. Uno mira las regulaciones, uno mira cómo funciona el sistema de distribución de dividendos de las ganancias y las habilitaciones, por qué, porque no hay dólares. ¿Entonces qué hay? Hay control de esas cosas. Lógico y natural que las haya. Natural no, lógico ni te contesto. Entonces creer que hay dividendos me parece que lo estudiaría con mucha profundidad. Posiblemente estemos sacándoles recursos a las propias empresas que tengan que invertir en la Argentina, porque si no podés distribuir dividendos ¿qué hacés? invertís y desarrollás en la Argentina. Yo creo que la Argentina tiene que crecer para bajar la pobreza, necesita crecer sostenidamente mucho tiempo y para eso se necesita inversión, y para eso se necesita de los empresarios, se necesita de los que emprenden y se necesita de los laburantes. Y en eso yo sería muy cauteloso porque es como una copa de cristal, cuando la rompés es muy difícil volver a armarla.

—Hablando de confianza... ¿Cómo se hace para confiar en un Presidente que violó el propio decreto que él firmó y festejó el cumpleaños de Fabiola Yáñez en Olivos?

—Alberto Fernández tendrá que explicar esa situación y evidentemente lo que pasó es que los argentinos se frustraron con este proceso y entre otras cosas hay una parte importante de la sociedad que no confía en el Presidente, no confía en el espacio político, no confía en los políticos. Una parte importante ni siquiera confía en todos nosotros, en ninguno de los políticos. Los resultados están a la vista. Muchos tienen sus razones.

Hay que construir el esquema político que permita darle fortaleza a las reformas y a las transformaciones que tienen que pasar en la Argentina para que crezca. Y la Argentina tiene que rápidamente lograr resultados porque es una sociedad que está sumamente fatigada. Es como ese equipo de fútbol que viene mal y necesita ganar para que la hinchada crea. Bueno, acá lo mismo, es una sociedad que está cansada. Fatigada. Entonces, necesitamos no fatigar a la sociedad. Por eso es importante lo que ocurra a partir del próximo gobierno. Hay un estudio, hay economistas que estudian cuándo hacer las cosas, que concluyen en que los gobiernos nuevos que recrean esperanza, que recrean expectativas, se enfrentan a sociedades menos fatigadas, menos cansadas y son más proclives a hacer cambios y transformaciones. Yo no tengo dudas de que la Argentina necesita transformarse. Yo, la otra vez, escuchaba una declaración de un empresario que decía:”no nos muevan el arco”. Yo entiendo que quieran reglas de juego claras, pero la Argentina necesita transformarse,necesita un nuevo esquema impositivo porque este no va más,necesita pensar un esquema laboral para las pymes, para proteger al laburante, proteger a la pyme, pero ir en contra de los buitres que muchas veces se quedan con el capital de las empresas. Necesita mejorar y modernizar el Estado. Necesita hacer más eficientes las cuestiones tributarias. En otros países del mundo te mandan la declaración jurada de Ganancias, acá tenés que contratar a profesionales porque no se entiende cómo se liquidan los impuestos. Te resumen la vida, no te la complejizan. Hoy los sistemas, la tecnología de inteligencia artificial ayuda a esas cosas. Entonces si queremos emprender un camino de modernidad, queremos emprender un camino de trabajo, de revínculo con los sectores productivos, de tener una mirada sensible sobre aquellos que no quieren ser pobres, que quieren ser clase media, que lo llevan en el ADN, que quieren ir a una buena escuela, que quieren tener un sueldo y que quieren tener una casa, no estamos hablando de cosas sofisticadas, bueno, esa confianza hay que recrearla y yo creo que la única manera de hacerlo es con resultados.

—Falta poco para las elecciones, ¿cómo ve a la oposición,en especial a Juntos por el Cambio?

—Yo creo que es entendible cuando uno está en la oposición que las pujas electorales sean más fuertes que cuando uno nolo está. En los oficialismos, las elecciones las ganan o las pierden los oficialismos. La oposición tiene un montón de actores que tienen vocación de ser presidentes. Tendrán que ver cómo lo resuelven. Desde Miguel Ángel Pichetto hasta Mauricio Macri pasando por Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Facundo Manes o Gerardo Morales. Digamos, hay un montón de actores que pretenden ser. Yo lo que sí veo es que muchas veces el esfuerzo está puesto en quién y no en para qué. Y me parece que hay un momento en donde hay que tener templanza, tranquilidad, y hay que proponer cosas que tengan que ver más con él para qué que con el quiénes. Insisto con eso, insisto en una mirada más nuestra que de ellos: es un problema de ellos, no mío.

—Dijo que las elecciones las gana o las pierde el oficialismo. Si mañana fueran las elecciones ¿las gana o las pierde el oficialismo?

—Yo creo que hoy la sociedad tiene vocación de cambio, de renovar esperanzas. Se siente frustrada con lo que está viviendo. Pero no subestimo a nadie, quiero ser muy prudente en ese sentido. Aparte la gente no está en sintonía electoral. Y hay un tema importante, hay que ver cuáles son las cartas que están sobre la mesa.

Las elecciones las ganan o las pierden los oficialismos

—¿Hace cuánto está en política?

—Desde muy joven.

—”Crecer duele” lo escuché decir en una entrevista de radio. ¿Qué fue lo que más le dolió de la política y qué aprendió?

—Frustraciones, porque muchas veces pretendés cambiar cosas que… Hay muchos que hablan de la política que creen que vas, apretás un botón y todo se resuelve, y no es así. Hay muchos intereses. Hay muchos conflictos. Hay cosas que uno avanza, pero empieza a encontrar dificultades en todo sentido, de implementación y demás. Yo creo que todo eso igual con vocación, con voluntad, con decisión, son escollos que se pueden superar. Pero la política tiene que servir para que la gente viva mejor, sino no tiene sentido. El poder por sí mismo no tiene ninguna razón de ser. Ahora bien, sin poder no podés transformar, no podés cambiar, no podés proponer que esto que es de una forma sea de otra forma. Entonces el poder es central en ese sentido. De la política se aprenden los límites. De la política se aprende que hay gente recontra valiosa. Y se aprende también que muchas veces te encontrás con dirigentes que están dispuestos a pensar más en ellos que en los demás.

—¿Hay mucha corrupción en la política?

—Yo no creo que sea un tema que hay que abordar circunstancialmente. Mientras mas políticas de transparencia, mejor y eso debe profundizarse más y más. Lo que sí te puedo decir y con quienes a mí me ha tocado compartir, la líbido la tenían puesta en la política. Lo que los movilizaba era la política.

 

 

* Para www.infobae.com

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