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Revelado: el terrorista de la Embajada era un libanés que vivía en la Triple Frontera

JUDICIALES 28/07/2022 Nicolás PIZZI
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El informe del Mossad sobre el atentado contra la Embajada de Israel aporta un dato clave: la identidad y la imagen del conductor suicida. Se trata de Muhammad Nur Al-Din Nuer Al-Din, un libanés que al momento del atentado, el 17 de marzo de 1992, tenía apenas 24 años, la edad promedio de un miembro de bajo rango de la Yihad Islámica, el brazo armado del Hezbollah.

Muhammad vivió varios años en Foz de lguazú, Brasil.

 
“Siguiendo la tradición árabe, las personas reciben su nombre en base a tres nombres: su nombre personal (Muhammad), el nombre de su padre (Nur Al-Din) y su apellido (Nur Al-Din). De aquí que su nombre completo según los registros era Muhammad Nur Al-Din Nuer Al-Din”, detalla el informe en la página 26. Y también menciona las posibles identidades de su madre (Fatma/Fatima Yunes) y de sus tres hermanos: Ali Noureddine, Nimer Nur Al-Din Nur Al-Din y Hadi Nur Al-Din Nur Al-Din.

El mismo documento, al que tuvo acceso Infobae, aporta una foto del suicida. Esa imagen fue publicada en noviembre de 1992 en el periódico libanés AI-AHD, donde se afirmaba que había muerto en la guerra de Serbia. El aviso fúnebre invitaba a recordar a un “héroe del Islam” en el Templo de Nuestra Señora del Floral, en el pueblo Zikak El Blat. Sin embargo, la agencia israelí asegura que “un familiar (de Muhammad) reconoció que fue el conductor del coche bomba que explotó en la embajada israelí en Argentina en 1992″.

El nombre del suicida casi no figuraba en los expediente judiciales. Según pudo saber este medio, apenas hubo una mención en un legajo paralelo a la causa de la AMIA, por entonces a cargo de Juan José Galeano. Ese legajo investigaba las actividades en la Triple Frontera.

En Foz de Iguazú, Muhammad habría sido reclutado por una persona identificada como Farouk El-Omeiri, que tenía lazos estrechos con Hezbollah. Luego, el joven fue trasladado a Buenos Aires por un miembro de la Yihad Islámica.

Entre el 14 y el 17 de marzo, José Salman El Reda, hermano de Samuel El Reda, que tiene pedido de captura vigente por el atentado a la AMIA, se habría ocupado de la estadía del suicida en una “casa segura” y lo llevó a reconocer el estacionamiento donde estaba escondido el coche bomba. Juntos también habrían estudiado el recorrido hasta la puerta de la embajada.

De acuerdo a la causa judicial de la Embajada, José Salman El Reda, había sido detenido y procesado por la justicia federal de Rosario por una importante cantidad de dólares falsificados – conocidos como “super dólares”, que financiarían actividades terroristas.

Según el servicio de inteligencia de Israel, el 17 de marzo a las 14:42 el joven suicida libanés retiró la camioneta del estacionamiento ubicado en la calle Cerrito (entre Juncal y Arenales), y la condujo hasta la puerta de la embajada. Tardó entre 4 y 5 minutos hasta llegar a Arroyo 916.

La investigación judicial confirmó que hubo 22 fallecidos: nueve empleados y funcionarios de la Embajada, tres albañiles y dos plomeros, un taxista y tres peatones, un sacerdote de una iglesia vecina y tres ancianos que se alojaban en una residencia a pocos metros. Sus nombres quedaron retratados en una placa en la plaza seca que se levantó en el lugar del ataque.

Para el Mossad, no hay dudas sobre la participación de un conductor suicida. “Cabe señalar que Hezbollah solía hacer uso frecuente de terroristas y/o conductores suicidas en las décadas de los 80 y 90. Por ejemplo, Hezbollah explotó mediante conductores suicidas el cuartel general de las fuerzas armadas estadounidenses y las fuerzas de paz francesas en Beirut en 1983. Otro ejemplo destacado es por supuesto el atentado a la AMIA perpetrado por Hezbollah y los iraníes en Buenos Aires en 1994, y el atentado fallido de Hezbollah (Yihad Islámica) contra la embajada israelí en Bankok, Tailandia, en marzo de 1994″, dice el informe.

La agencia de inteligencia israelí también es contundente sobre la participación de Irán. “De toda la información que se ha acumulado durante los años dedicados a investigar los dos atentados perpetrados en Buenos Aires, surge que estos fueron cometidos mediante la cooperación de Irán y Hezbollah. Estas dos partes se unieron y aprovecharon las ventajas relativas de cada de ellas, para lograr su cometido, causando múltiples víctimas fatales y cientos de heridos”, sostiene el Mossad. Y agrega: “Irán fue quien decidió, autorizó y asistió, y el “Hezbollah”, mediante su “Aparato de Yihad Islámica” fue el brazo operacional, convirtiendo la decisión en una acción, poniendo en la práctica los atentados que causaron la muerte y las heridas de numerosas personas inocentes”.

El coche bomba, siempre según el informe de 42 páginas, se habría preparado en una casa ubicada en la provincia de Buenos Aires, en un lugar no identificado. La persona encargada de alquilar esa vivienda habría sido Samuel El Reda. Lo hizo mediante un documento falso a nombre de un ciudadano brasileño identificado como Antonio Hadad.

El Mossad asegura que ese documento se tramitó en 1989 y habría sido utilizado en la preparación de ambos atentados. ”Samuel El-Reda tramitó esta cédula en junio 1989, posiblemente por intermedio de soborno, en Brasil. Es decir, existe una alta probabilidad de que el operativo Samuel El-Reda haya hecho uso de esta cédula brasilera para realizar misiones logísticas, en miras a los atentados del ‘92 y del ‘94″, agrega el informe.

En 2019, el Departamento de Estado de Estados Unidos impuso sanciones financieras contra Samuel El Reda, el nombre colombiano de Salman Raof Salman, y ofreció una recompensa de 7 millones de dólares por información sobre su paradero.
“En múltiples publicaciones Al Reda fue descrito como un libanés que emigró a Colombia en 1987 y se ‘convirtió al Islam’. Esas publicaciones son falsas. El Reda y su hermano pertenecen a una familia chiíta religiosa de gran tamaño del Líbano, y Salman/Samuel proviene de una aldea chiíta ubicada en Bent Jbeil, al sur del Líbano. El mencionado nació en esa aldea el 5 de junio de 1963″, dice el informe del Mossad en la página 18.

El inmueble alquilado por El Reda también se habría utilizado para guardar los explosivos. “El pago del alquiler se hacía por adelantado, en dólares y en efectivo. Es lógico pensar que quien le alquiló a Salman el inmueble conoce su rostro ya que ha sido publicado, pero no ha acudido a las autoridades, quizás por temor. Esta persona es inocente, y no tiene ninguna conexión con Hezbollah, simplemente alquilo ese inmueble a una persona que hizo un buen pago por el mismo”, sostiene el Mossad.

La preparación de los explosivos se le adjudica al ingeniero Malek Ubeid, apodado como “Houssam”. Esa persona estuvo en Buenos Aires previo al atentado y abandonó el país luego del mismo.

El traslado del coche bomba hasta el estacionamiento estuvo a cargo de El Reda y de Mohammad Shourba.

La camionera Ford F-100, tal como estableció la Justicia argentina, fue comprada el 24 de febrero de 1992 en una agencia de autos ubicada en Juan B. Justo 7537. El encargado de esta tarea habría sido Hussein Karaky, otro miembro de la célula. Para adquirir el vehículo utilizó una fotocopia de un documento brasileño número 34031567, a nombre de Da Luz Elias Ribeiro.

Según el relato del dueño de la agencia, el comprador adujo que se dedicaba a la venta de autos y que la camioneta estaba destinada a una persona que residía en la ciudad de Mar Del Plata. El día de la operación Karaky estuvo dos veces en la agencia, con una diferencia de seis horas. En la segunda utilizó anteojos de sol y una boina para taparse la cara.

La investigación judicial por el atentado nunca tuvo detenidos y en los últimos años acumula escasos avances. Dos órdenes de captura ordenadas en 2015 por la Corte Suprema de Justicia y una serie de exhortos al exterior fueron los últimos movimientos.

Pasaron 30 años.

Fuente: Infobae

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