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¿Puede el Gobierno devaluar de la misma forma en que Cristina Kirchner lo hizo en 2014?

ECONOMÍA 09/08/2022 Martín KANENGUISER
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Fue protagonista de aquel salto devaluatorio y por lo tanto sabe de lo que habla. En un informe, el economista y ex viceministro Emmanuel Álvarez Agis explicó las consecuencias de intentar repetir este año la devaluación del tipo de cambio oficial que adoptó el gobierno de Cristina Kirchner en 2014.

En un análisis escrito de su consultora PxQ, el viceministro de Axel Kicillof que sonó para suceder a Martín Guzmán trazó un “paralelismo político y, en ciertos aspectos, económico de 2022 con 2014″, en sintonía con las opiniones de algunos agentes económicos que comparan ambas situaciones.

La idea del ejercicio fue “pensar que una salida tipo 2014 podría permitir llegar a 2023 (tal y cómo en 2014 permitió llegar a 2015)” ante la compleja situación económica actual.

Al respecto, el equipo de PxQ expresó que “en el plano político, tanto en 2014 como en 2022 existen desequilibrios económicos derivados a la procrastinación de algunas decisiones que obligan al Gobierno Nacional a encarnar políticas económicas condenadas hasta hace minutos”.

En particular, hay “un Banco Central que se queda sin reservas y una brecha que traba el normal desarrollo de la economía puede implicar que la devaluación sea la mejor decisión”.

Mejor y peor

A partir de la comparación “se observa que el único aspecto que 2022 resulta ‘mejor’ para encarar una devaluación del tipo de cambio oficial que 2014 es en cuanto a la actividad económica: hoy la economía llega a la encrucijada actual creciendo, mientras que el salto devaluatorio de 2014 ocurre con una actividad que había caído -0,8% en el semestre previo a la devaluación”.

En cambio, advirtió, “en todos los otros aspectos, la situación de 2022 hace que hacer una ‘devaluación administrada’ sea un desafío mayúsculo, particularmente en lo que concierne a la palabra administrada”.

Al respecto, detalló que “la tasa de inflación en 2022 viaja a más del doble que en 2014; la inflación de julio, de acuerdo a nuestra estimación, fue de 7,2%. La brecha cambiaria que la devaluación intentaría cerrar es más del doble en 2022 respecto a 2014″.

“El dato más dramático es sin dudas el nivel de reservas del BCRA: mientras que la devaluación de enero del 2014 se hizo con reservas netas en torno a los USD 18 mil millones, en junio de 2022 las reservas netas eran de USD 5 mil millones, y actualmente se encuentran cercanas a los USD 1000 millones ¿Cómo estabilizaría el BCRA un mercado que en principio, esperaría sin vender dólares a que el tipo de cambio alcance un nuevo equilibrio?”, se preguntaron los analistas de PxQ.

Además, plantearon cuál sería ese valor de equilibrio con una brecha mayor al 100%. “Tal vez el peor dato de esta comparación es el tipo de cambio real. Tomando como base de cálculo para esta variable el valor de junio 2022, lo que se observa es que la devaluación de enero 2014 tuvo lugar con un tipo de cambio real 26% más apreciado que el actual”.

“El desequilibrio actual en el frente externo no tiene que ver con un tipo de cambio formal excesivamente apreciado, sino con un tipo de cambio paralelo demasiado depreciado”, aclaró PxQ.

Los resultados comparados

Al comparar el impacto de la devaluación del 2014 con una potencial aceleración de la depreciación del tipo de cambio oficial este año, PxQ fue categórico: “Los resultados de una devaluación serían catastróficos para los objetivos políticos del FDT en 2023″.

Así, mientras la devaluación del tipo de cambio oficial del 2014 fue del 23%, PxQ asume que la de este año debería ser del 50% para llegar al mismo nivel de corrección; pero mientras la inflación acumulada un año después de aquella decisión adoptada junto con el Banco Central que lideraba Juan Carlos Fábrega fue del 26%, PxQ estimó que ahora ese aumento de precios sería del 113 por ciento.

Además, calculó que la brecha cambiaria del 2014 del 20% se transformaría en una del 70% en las actuales circunstancias y que habría entre 9 meses y un año de recesión frente a los 9 meses de aquel entonces.

“La razón es que la situación de 2022 no se asimila a 2014. El régimen inflacionario de 2022 es distinto no solo cuantitativa, sino cualitativamente”, se advirtió.

“La simulación supone que el Gobierno cuenta con el poder político para imponer anclas nominales (gasto público, tasa de interés y salarios) a posteriori de la devaluación. Estas anclas son las que explican la recesión, que se ubica en un rango medio”, aclaró.

Sin embargo, “llegar a las elecciones con recesión e inflación acumulada de 113% no parece ser la mejor estrategia. La deducción resulta obvia: si el nuevo ministro es efectivo en reforzar las reservas, la alternativa de la corrección del tipo de cambio se descartará”.

“Si no se cumple, la elección aparece con el resultado puesto en contra del oficialismo. Sin embargo, dada la dinámica nominal que la economía puede adquirir luego de un salto del tipo de cambio oficial implica que solo llegar a ese resultado sea un desafío mayúsculo”, concluyó PxQ, con mucho conocimiento del tema.

Fuente: Infobae

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