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Una semana de locos

OPINIÓN 20/08/2022 Mónica Gutiérrez*
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Es todo muy extraño. Hay que aplicar un gran esfuerzo para lograr mantenerse ubicado en tiempo y espacio.

La CGT hizo una marcha. Los líderes cegetistas cumplieron en aclarar que se movilizaron para apoyar al Gobierno. Contra la inflación, dijeron. Una proclama rara. Algo así como elevar un reclamo a un fantasma.

Pablo Moyano, exaltado como siempre, copó la parada para bajar la consigna a un plano más terrenal. Lo suyo fue directo al Presidente. Lo desafió a “tener lo que hay que tener” para frenar a los especuladores. O sea, lo trató de cobarde. A lo bestia, corrió el eje de las discusión y dejó a cielo abierto otra fractura expuesta. Esta vez al interior de la Confederación General del Trabajo.

No sabiendo bien contra quién emprenderla y, considerando la curiosa decisión de marchar pero sin llevarse puesto al Gobierno, al menos por ahora, recurrieron al manual.

Siempre hay malos disponibles. Los de esta película son los empresarios, los “formadores de precios”. La lucha es ahora contra los que remarcan en general y contra los nucleados en AEA (Asociación Empresaria Argentina) en particular.

“Vamos a salir a la calle las veces que sea necesario para defender al Gobierno pero también para denunciar a estos hijos de puta que le sacan un plato de comida a los argentinos”, dijeron.

Temiendo quedarse corto, con sus consideraciones, Moyano sumó a la “manga de delincuentes que todos los días atacan al Gobierno”, a la Asociación de Bancos y a los medios de comunicación. Un clásico.

Alguien tiene que atajar y contener el tremendo malestar social que se cocina en el caldero hirviente de la inflación. No es cuestión de dejar la calle en manos de la izquierda. Se trata de saber quién es el verdadero patrón de la vereda.

Detrás del barullo hay otras pulseadas. Todas tienen que ver con la administración del poder.

Las organizaciones sociales afines al oficialismo se disputan el manejo de los planes con la Orga K que, bajo la inspiración cristinista, quiere llevar la administración de esos recursos a los intendentes. Hay que reforzar la fidelidad del conurbano.

Los cegetistas recelan del estilo K. Dicen que tienden a concentrar la toma de decisiones y no abren el juego. Que la quieren toda para ellos.

La CGT rechaza de plano el incremento de todos los salarios por “suma fija”. Una iniciativa que motoriza CFK. Quieren reabrir paritarias libres. Nada de aumento por decreto. Sostienen que un aumento generalizado achata la pirámide de ingresos, iguala hacia abajo. Argumento muy atendible al que se suma a otro más oculto. Los sindicatos no quieren seguir perdiendo posiciones.

A la pelea de “pobres contra pobres”, los que viven de planes y los que cobran sueldos de miseria trabajando de sol a sol, se suma ahora una de “ricos contra ricos”. Sindicalistas y funcionarios acaudalados contra los que “se la llevan en pala” pero generan trabajo y producción.

De las distorsiones de la macro, que tienen paralizada la economía, ni hablar. A Dios rogando y con Moyano pegando.

Mientras la calle ardía con estas imprecaciones, en los mullidos salones del Alvear Palace Hotel, “Wadito” se reunía en discreta reserva con un selecto grupo de empresarios. La previa del Council Of Americas recibió en privado al Eduardo de Pedro.

El Ministro del Interior explora su eventual candidatura flirteando con lo más cremoso del círculo rojo y le va muy bien. Todos lo miran ya como a un presidenciable. Muchos avanzan sin pudor alguno al ahora muy mimado exponente de La Cámpora.

El encuentro del ministro con el establishment, se mantuvo en estricto off. Entre los comensales, José Luis Manzano. Una suerte de Angel de la Guarda del Superministro en ejercicio de la Presidencia. Uno de los flamantes dueños de Edenor.

En el mismo escenario pero esta vez en on , Sergio Massa tuvo su momento de gloria con el empresariado. En un lapsus de colección el Embajador de los EEUU lo llamó Presidente. Algo que fue recibido con naturalidad y regocijo por una audiencia preocupada por otras cuestiones.

El derrape del embajador no fue lo más picante que se le escuchó.

“Hagan una coalición ahora y no esperen la elección 2023″, propuso generando bastante más ruido que con el blooper que endulzó la mañana del megaministro.

La respuesta de Gabriela Cerrutti no tardó en llegar. “Y por casa cómo andamos”, respondió la poco ortodoxa portavoz presidencial.

Massa enfrenta desafíos más apremiantes que seducir a los hombres de negocios. La relación entre los precios y los salarios es la cuestión más urgente. Hasta dónde se deja ver.

No habrá suma fija. Un bono que compense en dos tramos las penurias del momento y aplaque los ánimos sería una manera para salir del paso.

Para hacer equilibrio entre la misa y la procesión no alcanza con las estrategias del marketing. Menos aún con las que pretendió desplegar Malena Galmarini revoleando ante el imaginario colectivo las locaciones de subsidiados de alto poder adquisitivo con facturaciones misérrimas.

Malena Massa omitió decir que los contribuyentes no deciden cuánto pagan y que ella es titular de AYSA y parte de este gobierno desde hace ya dos años y medio.

Esta iniciativa de revolear informes catastrales y datos personalísimos no parece una buena idea. Además de acelerar las tensiones sociales, puede jugarles en contra. Muchos se están preguntando para cuando las listas de los suntuosos vecindarios en los que viven los funcionarios tan nac and pop.

Otros tantos quieren saber si CFK renunciará en algún momento a la suculenta doble jubilación con la que el sistema previsional de este país empobrecido le agradece los servicios prestados.

Ausente de todas estas cuestiones, el Presidente que está de gira. Sin otros sus menesteres. Tras tercerizar en Massa el área más sensible de su administración va de comarca en comarca, haciendo anuncios y re inauguraciones. Una claque lo recibe y acompaña, él se regodea extasiado en sus stand up.

Este miércoles dio clases de historia. Desplegó una especie de dramaturgia que le permitió dialogar con los próceres. Los gustos hay que dárselos en vida.

Alberto Fernández sigue navegando en sus contradicciones. Goza de una ligera tregua del fuego amigo pero los hermanos latinoamericanos le pegan para que tenga y guarde.

No hay acto de contrición que lo libere de la lapidación a la que lo someten los líderes del populismo que dice representar en la Celac.

Él atraviesa el vía crucis de quienes quieren quedar bien con Dios y con el diablo. En cualquier caso ya no alcanzan los cotidianos ejercicios de auto flagelación. Ha sido definitivamente arrojado del Paraíso.

 

 

* Para www.infobae.com

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