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Claves del consumo de fin de año: bolsillos "pinchados", malhumor social y un Mundial que da revancha a pocos

ECONOMÍA 01/12/2022 Claudio Zlotnik*
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Los datos preliminares que manejan en las empresas de la alimentación no dejan dudas: el poder de compra de los consumidores se viene limando de forma acelerada por culpa de la aceleración inflacionaria, y eso se traduce claramente en un enfriamiento del consumo. Inclusive en los rubros de productos de la canasta esencial.

La tendencia ya se había insinuado durante octubre, y todo indica que se confirmó durante este noviembre que llega a su fin. Así lo indicaron a iProfesional distintas compañías integrantes de la cadena del consumo masivo.

En octubre, el consumo de productos básicos ya había mostrado un retroceso del 4,5% en relación al mismo mes del año pasado. Un resultado en rojo que había sido bastante peor en los comercios de proximidad -los pequeños autoservicios y almacenes de barrio-, que no pueden ofrecer a sus clientes precios más bajos que las cadenas de supermercados.

Precisamente, una de las apuestas de Sergio Massa es que el consumo masivo pueda recuperarse gracias al acuerdo de precios firmado con los fabricantes de alimentos y con las cadenas de supermercados.

Consumo: ¿esperanza o desilusión?

Los registros preliminares desde empresas fabricantes de alimentos y también desde algunos supermercados -consultados por iProfesional- dan cuenta de un nivel de consumo que se mantiene en baja. Inclusive en productos de la canasta básica. 

La sensación entre empresarios y comerciantes es que noviembre podría marcar una caída peor que la de octubre, siempre en comparación contra el mismo mes de 2021. Al revés que ahora, en aquel momento incidía la reactivación de la actividad económica pospandémica. Ahora, al revés, se estaría enfriando aquella dinámica.

La clave es la aceleración inflacionaria. Un IPC que apunta este año a cerrar en torno del 100% deja afuera a una parte importante de la sociedad que no puede ni siquiera empardar semejante nivel de aumentos de precios. Dicho de otra forma: salvo algunos sindicatos con gran poder de negociación -como bancarios o camioneros-, para el resto es muy difícil -sino imposible- no perder ingresos en términos reales son semejantes subas de precios.

El escenario tiene un lógico y natural impacto sobre el humor social. No es casualidad que la imagen del Gobierno se encuentre en mínimos históricos. Aun por debajo de los años de la pandemia, cuando existía un áspero debate sobre la forma de enfrentar la circulación del coronavirus. 

El último acuerdo firmado entre Massa y las principales empresas del sector del consumo masivo intentó darle una revancha a la caída del consumo. Por ahora, ese objetivo se mantiene como una deuda por levantar.

La inflación desacelera pero no alcanza

De acuerdo al seguimiento que realizan a diario desde el Palacio de Hacienda, noviembre cerraría con una inflación por debajo de 6%. En la autoridad monetaria tienen su propio monitoreo y creen, incluso, que el IPC de este mes sería del 5,5%.

Serían ocho décimas menos que en octubre, mes en que Massa no pudo demostrar que la dinámica inflacionaria se enfriaba, como él prometió: la inflación de septiembre había sido del 6,2%.

Si, efectivamente, el IPC de noviembre sale en torno al 5,5% y diciembre repitiera ese número -o incluso saltara al 6% (el último mes del año suele ser más caliente en materia inflacionaria), la inflación anual alcanzaría al 96,5% en el primer caso y al 97,5% en el segundo.

Desde las consultoras privadas también dan cuenta de la incipiente desaceleración en el proceso inflacionario.

La clave está en lo sucedido durante la última semana: sólo un 17% de los alimentos aumentaron de precio. Se trata del menor porcentaje desde junio, antes de la disparada provocada por la eyección de Martín Guzmán del ministerio de Economía.

Para tener una idea: a comienzos de septiembre, cuando la inflación superó el 7% mensual, la cantidad de productos con subas de precios llegó al 36,1% del total.

Los datos surgen de los informes semanales de la consultora LCG, que monitorea regularmente la evolución de la inflación en los alimentos.

Consumo en rojo y la revancha mundialista

Lo dicho más arriba: en octubre, el consumo masivo cayó 4,5% versus octubre del año pasado. La mayor caída de las ventas se dio entre los pequeños comercios, que registraron bajas superiores al 11% en algunos distritos del interior.

Gracias a la proliferación de los controles de precios -que incluyen exclusivamente a las grandes cadenas-, los supermercados quedan a salvo de la contracción. Al contrario, ellos ganan una porción del mercado, por parte de consumidores que buscan mejores precios en medio de la inflación del 100%.

De todas formas, el Mundial está jugando a favor de los más pequeños, cuentan a iProfesional desde distintas fuentes del sector.

Se trata de ventas de distintos artículos típicos de las "juntadas". En este caso, para mirar partidos de Qatar 2022 por televisión.

Los beneficiados van desde fiambres a quesos para las picadas, también snacks, pero los comerciantes incluyen a la carne. Si bien los partidos de Messi y compañía por ahora se jugaron fuera del horario del almuerzo o la cena, los comerciantes creen que la "juntada" arranca antes para compartir el almuerzo previo al partido. 

Si se quiere, son detalles "de color" del partido que se está jugando de fondo en la economía, donde Massa intenta por todos los medios asegurarse los dólares que eviten una devaluación abrupta.

Sin ese objetivo cumplido, el camino para los próximos meses será todavía más tortuoso.

 

 

* Para www.iprofesional.com

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