

Ayer Rafaela cumplió 112 años como ciudad
En el aniversario de los 112 años de Rafaela como ciudad, creo que no hay nada que celebrar. En los últimos 30 años los gobiernos y los ciudadanos hemos contribuido a una degradación de la ciudad que supimos ser.
Hoy es una ciudad con su centro sucio y abandonado, pocas nuevas empresas que vienen a arraigarse, asentamientos que no condicen con una ciudad de gente de trabajo y progreso, un gobierno municipal caro e inefectivo, que sólo ofrece clases de zumba en vez de dedicarse a sus tareas esenciales.
Una ciudad asolada por la inseguridad, por los accidentes de tránsito, por pájaros que hacen la vida imposible, por cotorras con nidos colgando en los espacios públicos, con calles sucias y rotas por doquier, por un empedrado decadente con el que se insiste como si fuera una gran cosa. Árboles que no se podan debidamente y son un peligro en cada tormenta. Un centro lleno de casas abandonadas sin que a nadie se le caiga una idea para incentivar la inversión para nuevos residentes ni controle los yuyales, la basura y las ratas que esas casas cobijan.
Una ciudad cuyos funcionarios sólo están mirando a la próxima elección en vez de pensar como trascender con un legado con su paso en la función pública. En resumen, una mediocridad total que ni siquiera el cambio de color político en el gobierno parece dar señales de algún cambio positivo.












El Gobierno anuncia hoy la inflación de enero, que podría ser el índice mensual más bajo desde julio de 2020

