El Gobierno vuelve al mercado: una licitación clave para medir la confianza financiera

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
dolares
  • El Gobierno licitará un bono en dólares bajo ley local para cubrir parte del vencimiento de enero de más de u$s4.200 millones.
  • La City anticipa demanda genuina y observa la operación como un test clave de confianza.
  • Analistas estiman que un monto entre u$s1.500 y u$s2.000 millones y una tasa cercana al 8–9% sería un resultado positivo.
  • El Tesoro complementaría lo recaudado con un préstamo repo con bancos internacionales.
  • El mercado compara la emisión con rendimientos actuales de AL29, AL30 y Bopreales, que rondan entre 9,5% y 11%.
  • La operación coincide con la reunión de la Fed, lo que podría influir en el apetito global por activos emergentes.

La decisión del Gobierno argentino de volver a colocar deuda en moneda extranjera marca uno de los movimientos más relevantes de los últimos meses en materia financiera. La Secretaría de Finanzas anunció que la próxima semana licitará un bono en dólares bajo legislación local, con vencimiento en 2029 y un cupón del 6,5% semestral. El objetivo inmediato es claro: cubrir parte del abultado vencimiento de enero, que supera los u$s4.200 millones. Pero detrás de esa necesidad operativa también se esconde una prueba determinante para medir cuánta confianza despierta hoy la estrategia económica.

El bono llegará al mercado en un contexto de fuerte expectativa. Según destacó Federico Machado, de Economía Open, la sola decisión de lanzar la operación evidencia que el Gobierno percibe demanda genuina. Emitir bajo ley local —más rápido pero también más costoso— exige un nivel de interés suficiente para justificar la apuesta. La señal, por lo pronto, fue bien recibida en la City, donde se leen las primeras señales de que la licitación podría ayudar a descomprimir tensiones sobre las reservas del Banco Central.

Para enero de 2026, el Tesoro enfrenta otro desafío: u$s4.300 millones entre amortizaciones e intereses de Bonares y Globales. Aunque la prioridad inmediata es cubrir el vencimiento de enero próximo, el ministro Luis Caputo dejó en claro que no buscará obtener la totalidad de los fondos en una sola jugada. Parte del faltante podría cubrirse a través de un préstamo repo con bancos internacionales, herramienta que el Gobierno confía en reactivar.

El mercado evalúa con lupa el tamaño y la tasa de corte del nuevo bono. Machado estima que una colocación de entre u$s1.500 y u$s2.000 millones, con tasa cercana al 8%, sería un resultado óptimo; cifras menores o tasas superiores colocarían al Tesoro en un escenario más tibio. Sin embargo, otras voces creen que el bond yield podría ubicarse en torno al 10%, una referencia más alineada con los actuales niveles de riesgo país y con la performance reciente de bonos como los AL29 o AL30.

Eric Ritondale, de PUENTE, coincidió en que la intención oficial es renovar los u$s1.200 millones que vencen de Bonar local y, además, atraer fondos adicionales. Aseguró que la estrategia del Gobierno combina la nueva emisión con potenciales fondeos bancarios por hasta u$s7.000 millones, una cifra mencionada por Caputo semanas atrás. Esa articulación permitiría enfrentar enero sin tensiones bruscas y con un impacto acotado en las reservas netas.

Desde Adcap Grupo Financiero también sostienen que, más allá de las especulaciones sobre el tamaño de la emisión, la clave será evitar un rendimiento excesivamente alto. Si el repo no resulta tan competitivo como se proyecta, la emisión deberá absorber parte de la necesidad financiera sin deteriorar demasiado la curva. No obstante, la reacción inicial del mercado ha sido positiva, mostrando una compresión de spreads en anticipación al anuncio oficial.

Rafael Di Giorno, de Proficio, aportó otro dato relevante: aun con montos moderados, el simple hecho de avanzar en la licitación ayuda a despejar dudas sobre la acumulación de reservas y mejora la percepción sobre la capacidad de pago en el corto plazo. Para él, el Gobierno busca validar tasas de un solo dígito, y una colocación cercana a los u$s2.000 millones sería suficiente para enviar una señal robusta sin sobredimensionar la operación.

El proceso también será observado por bancos y fondos internacionales que, según distintos economistas, podrían haber acordado una suscripción previa. La posibilidad de un underwriting —compromiso de compra acordado antes de la licitación— permitiría reducir la volatilidad y asegurar un piso firme de demanda. En esa línea, José Ignacio Bano recordó que los rendimientos de bonos comparables oscilan hoy entre 9,5% y 11%, por lo que sería improbable que el Tesoro acepte tasas por encima de esos niveles.

El cierre de la operación ocurrirá en una semana especial: el mismo día sesionará la Reserva Federal estadounidense, con un mercado global que descuenta en gran proporción una baja de tasas. Ese clima externo podría mejorar el apetito por deuda emergente, aunque también marca un escenario volátil.

Para el Gobierno, la licitación no solo representa un test financiero sino un mensaje político hacia afuera y hacia adentro. La apuesta es mostrar que la Argentina puede reinsertarse gradualmente en los mercados internacionales, aun con restricciones y desafíos significativos. Si la colocación se acerca a los niveles considerados “buenos” por los analistas, podría convertirse en el primer paso de una estrategia más amplia de reconstrucción del crédito soberano.

ÚLTIMAS NOTICIAS
Te puede interesar
Lo más visto

PERIODISMO INDEPENDIENTE