El Gobierno apuesta a una nueva caída del riesgo país y el mercado evalúa hasta dónde puede llegar

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El Gobierno apuesta a una nueva compresión del riesgo país tras anunciar una colocación de deuda en dólares bajo ley local.
  • Caputo proyecta que el indicador podría caer hasta 300 puntos básicos si avanzan reformas y estabilidad macroeconómica.
  • El mercado comparte el optimismo, pero estima que la baja será más gradual y tomará varios meses.
  • Proyecciones privadas calculan subas de hasta 20% en los bonos si la TIR baja del 10% al 7%.
  • Las estimaciones más cautas prevén un riesgo país en torno a 425–500 puntos a corto plazo.
  • La próxima colocación será clave para medir demanda, condiciones de tasa y ritmo de la compresión futura.

El Gobierno y los inversores coinciden en una expectativa que, aunque matizada según el interlocutor, apunta en la misma dirección: una nueva compresión del riesgo país en los próximos meses. El envión inicial provino del anuncio de la inminente colocación de un bono en dólares bajo legislación local, destinado a refinanciar parte de los vencimientos de enero. Se trata de una emisión de corto plazo, pero con un valor simbólico importante: implica el regreso formal al mercado voluntario de deuda externa tras más de siete años. Y, como suele ocurrir, la sola señal ya repercutió en el precio de los títulos soberanos y en el nivel del riesgo país.

En las mesas financieras interpretan que el regreso, aun parcial, consolida una tendencia de mejora que se aceleró tras las elecciones legislativas de octubre, cuando el triunfo de Javier Milei disparó subas históricas en los bonos en dólares —algunas de hasta 38%— y recortó el riesgo país desde niveles cercanos a 1.200 puntos hasta la zona de los 600. El optimismo del ministro de Economía, Luis Caputo, se monta sobre ese telón de fondo: en sus últimas presentaciones públicas aseguró que la Argentina podría converger hacia un riesgo país de 300 puntos básicos si se consolidan las reformas estructurales y si persiste la estabilidad macroeconómica.

Pero ese entusiasmo oficial convive con lecturas más prudentes. Si bien los analistas reconocen que la dirección es descendente, señalan que la velocidad puede ser diferente. La mayoría estima que una baja tan abrupta como la que sugiere Caputo tardará varios meses más en materializarse. Los fundamentos, argumentan, son positivos, pero todavía pesan desafíos estructurales: la necesidad de acumular reservas, la estabilización fiscal y la consolidación de un marco regulatorio que otorgue previsibilidad al mercado.

En este escenario, las proyecciones sobre ganancias potenciales en la curva de bonos en dólares se multiplican. Proficio Investment calculó que, si la Tasa Interna de Retorno (TIR) de los títulos cae del 10% promedio actual al 7% —equivalente a una compresión de unos 300 puntos en el riesgo país—, los bonos soberanos podrían subir hasta 20% desde los niveles presentes. El mayor recorrido se observa en los títulos de tramo medio y largo. En los Bonares, ese repunte sería liderado por el AL41, seguido por AE38 y AL35, mientras que AL29 y AL30 mostrarían un avance más moderado. En los Globales, las mayores subas se proyectan para GD41, GD46, GD35 y GD38.

El consenso optimista se matiza cuando se proyecta el plazo y la profundidad de la baja. Varios analistas señalan que el escenario más razonable a corto plazo es una compresión hacia la zona de 500 puntos básicos, lo que permitiría al Tesoro regresar a los mercados internacionales con mejores tasas para refinanciar los compromisos de los próximos meses. Ese desplazamiento, sostienen, abriría la puerta para una eventual convergencia hacia el nivel mencionado por Caputo, pero no de manera inmediata. La dinámica, remarcan, seguirá condicionada por la capacidad del Banco Central de recomponer reservas bajo el esquema cambiario vigente y por el ritmo de la desaceleración inflacionaria.

Las miradas más cautas se enfocan en el diferencial de tasas: “No tendría sentido que los bonos argentinos paguen 7% ahora, cuando están rindiendo 10%. Para que eso ocurra debería aparecer una noticia de impacto muy fuerte”, advierte el analista Martín Genero. En su visión, un escenario moderadamente optimista implicaría una baja del riesgo país hacia 425 puntos, con ganancias potenciales de hasta 13% para los principales títulos. En ese caso, los avances serían encabezados por AL35 y AE38, mientras que otros papeles mostrarían recuperaciones más limitadas.

Gustavo Ber coincide en que lo más probable es que las próximas emisiones se concreten con un riesgo país ubicado entre 400 y 450 puntos. Desde allí, estima, podría comenzar un proceso más sostenido de compresión hasta acercarse al objetivo oficial, aunque no antes de medio año. Ese recorrido, además, se sumaría al fuerte avance ya registrado desde octubre, lo que explica por qué el mercado mira con atención cada señal que pueda acelerar la tendencia.

Por ahora, el Gobierno apuesta a que la combinación de reformas, estabilización macro y señales al mercado termine de consolidar la confianza. El resultado de la próxima colocación será, en ese sentido, una prueba clave: no solo para medir el apetito por deuda argentina, sino también para anticipar qué tan rápido podrá avanzar la esperada baja del riesgo país.

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