Pullaro sueña, solo sueña

OPINIÓN Juan Palos
Pullaro

Juan de los PalotesPor Juan Palos

Maximiliano Pullaro parece alimentarse de sueños políticos que, a la luz de la realidad, carecen del soporte necesario para materializarse. Ante su aspiración de que Provincias Unidas (PU) sirva como un trampolín hacia la presidencia, Pullaro no se da cuenta de que su base de apoyo se ha reducido a un puñado de seguidores. La mayoría de quienes lo rodean son oportunistas que, en la primera oportunidad, cambiarían de camiseta sin dudarlo. Este fenómeno es un reflejo de la actual desintegración del radicalismo, que ya no tiene la relevancia que alguna vez tuvo en la política argentina.
La polarización que se avecina, con La Libertad Avanza y el peronismo como únicos contendientes viables, deja al radicalismo marginado y olvidado. Los dirigentes de este partido parecen haber elegido ignorar la cruda realidad de su irrelevancia, aferrándose a sus privilegios dentro de un sistema que, como diría Javier Milei, se asemeja a una "casta" que vive del Estado.
El reciente viaje de Pullaro a Buenos Aires es clave para su proyecto político, ya que busca consolidar un bloque en la Cámara de Diputados que, con 18 integrantes más otros cuatro en interbloque, podría llegar a ser la tercera fuerza. Sin embargo, su ambición no se detiene ahí; pretende incrementar su número de legisladores a 25, lo que implica un manejo estratégico de alianzas que aún no ha detallado. Estas aspiraciones, aunque lo posicionen en un lugar destacado, no son garantía de éxito si su núcleo de lealtad continúa siendo tan frágil.
Pullaro se esfuerza por construir un bloque federal en el Senado con otros gobernadores, un movimiento que refleja su deseo de tener un peso específico en la política nacional. No obstante, las relaciones internas dentro de su espacio, -particularmente con figuras como Carolina Losada- son complejas y podrían obstaculizar su objetivo de unidad.
Su carácter combativo, apodado el "fighter de Santa Fe", lo ha llevado a chocar con sindicatos y miembros de la oposición. Si bien esta actitud puede interpretarse como un debilitamiento de su capital político, también muestra un compromiso con una agenda definida para su provincia. No obstante, su mirada hacia la presidencia del Comité Nacional de la UCR, donde maniobra para poner al frente a un aliado como Gustavo Valdés, plantea interrogantes sobre la dirección futura del radicalismo. La falta de interés de Valdés en asumir este rol abre un abanico de dudas sobre la capacidad del partido para revivir en un contexto político tan polarizado.
En resumen, mientras Pullaro se centra en fortalecer su posición en Santa Fe, es indudable que las decisiones que tome en el Congreso serán cruciales para su futuro político. Su proyecto de Provincias Unidas representa no solo una búsqueda de representación, sino también un intento por reconfigurar el tablero político del país. La pregunta que queda en el aire es si será capaz de convertir sus ambiciones en una realidad política tangible o si, por el contrario, quedará atrapado en sueños vacíos que no alcanzan a resonar más allá de su círculo cercano. La próxima etapa será decisiva para determinar el rumbo de Pullaro y su ambición de consolidar un liderazgo significativo.

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