Maximiliano Pullaro, la hidrovía y el pato de la boda
“Santa Fe tendría que conducir el proceso político y público de la hidrovía. El calado está acá. Somos protagonistas de lo que debe suceder”. El gobernador Maximiliano Pullaro sostiene que es tiempo de hacer valer la localía portuaria por donde sale el 80% de la agroexportación para que no lo duerman en la licitación que promueve Javier Milei.
La dirigencia santafesina habla de la necesidad de protagonismo de la provincia desde que la concesión del dragado estaba por vencer en 2021 y, sobre todo, durante el período de prórrogas y parches. Sin embargo, nunca logró imponerse en aquel período desordenado. Por ejemplo, en el Ente de Control y Gestión de la hidrovía, Santa Fe fue una más, con el mismo peso que, por ejemplo, Chaco, de nulo peso agroexportador.
Maximiliano Pullaro se mueve
El gobernador radical ya se movió y junto con su ministro de Desarrollo Productivo, Gustavo Puccini, se reunió en Buenos Aires con el secretario de Concesiones, Mariano Mirotti. El otro funcionario para hablar del tema podría ser quien estuviera a cargo de la subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, pero está vacante luego de la partida temprana de Pablo Piccirilli.
Tanto Mirotti como su segundo, el subsecretario de Fiscalización y Control de Gestión de Concesiones, Arturo Idoyaga Molina, tienen en la cabeza que el pliego lo impulsen los usuarios privados en base al estudio que ellos mismos encargaron durante el gobierno macrista a Latinoconsult. Esto traerá ruido.
En la reunión, los santafesinos le hicieron el “planteo en general para tener participación como provincia”. Es decir, movieron una ficha para el futuro. Lo que ponen en la mesa, además de activar desde temprano el proceso, es que el Estado provincial imponga condiciones, ya que desde el vamos es un negocio exclusivamente para los privados y eso puede promover decisiones arbitrarias.
¿De quién es el negocio?
El futuro de la hidrovía no sólo persigue el dragado y balizamiento, sino la necesidad de una redefinición logística de la autopista fluvial, porque el estado del sistema hoy es crítico para la dimensión de la producción. Es ahí donde la provincia también debe hacer valer su peso. "La hidrovía debería ser un programa de desarrollo productivo total", dijo el gobernador Pullaro a Letra P.
En ese marco, y en una época de discusión de recursos federales, hay cierta cautela de la provincia de no quedar como el pato de la boda. ¿En qué sentido? Sin recaudar de la agroexportación -la actividad no tributa Ingresos Brutos- y con el actual sistema logístico, termina cubriendo muchos problemas que se generan alrededor de la actividad portuaria, por ejemplo, en la infraestructura, congestión de camiones y seguridad.
En una visión recortada a la administración de las finanzas públicas, en el gobierno sacaban cuentas y se preguntaban cuál es el negocio para la provincia de un sistema agroexportador atorado, donde la Nación se lleva el 35% de retenciones y Santa Fe termina arreglando las rutas detonadas y gratis, porque no recauda.
En ese sentido puede asomarse la inversión del nuevo puerto de fertilizantes que quiere levantar el empresario portuario Juan Ondarcuhú en Timbúes, corazón agroexportador de Santa Fe, donde ya hay un clúster instalado.
El empresario hizo una movida con autoridades nacionales y hasta el vocero Manuel Adorni lo anotó como propio del gobierno en una de sus conferencias. Una inversión de 550 millones de dólares parece más que tentadora, pero hilando fino hay quienes entienden que a la larga deja inconvenientes como los mencionados antes.
Por eso en la provincia insisten en propuestas para desarrollar otras zonas que no sean la central portuaria del Gran Rosario y de paso no seguir congestionándola. Por ejemplo, impulsar el norte con el Viejo Puerto Villa Ocampo. De hecho, el gobernador y su ministro llevaron la propuesta a la reunión con Mirotti para que sumen la idea en la licitación, pero es más que difícil en estas circunstancias, justamente, porque los usuarios que pisan fuerte no lo permitirían.
Los inversores no quieren esos lugares porque no generan dinero, prefieren 42 pies de profundidad en el Gran Rosario a una apuesta por el desarrollo a largo plazo, por lo tanto el pliego es más que seguro que no irá en esa dirección. Se verá si se genera algo de tensión por la definición del texto entre Pullaro y los privados. Hasta ahora, tiene buena relación, al menos con la dirigencia de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
La discusión, por lo tanto, es de fondo: qué desarrollo se quiere, qué obras son necesarias, cuánto Estado y quién financia. Todas claves que se debaten hoy y ahora en un momento determinante para el modelo de país.
CON INFORMACION DE LETRA P.