Qué es el “jus sanguinis” que permite aplicar para obtener la ciudadanía de varios países europeos
Tu linaje, tu apellido y tu historia familiar podrían darte acceso a una ciudadanía europea. Este fenómeno, que para algunos puede parecer un sueño lejano, es una realidad gracias a un principio jurídico que muchos países europeos reconocen: el jus sanguinis. Pero ¿qué significa exactamente este concepto y cómo podría cambiar la vida de quienes tienen ascendencia europea?
El jus sanguinis, o “derecho de sangre”, significa que la nacionalidad de una persona deriva de la de los padres, mientras que otros países adoptan el jus soli, o “derecho de suelo”, es decir, que la nacionalidad la determina el lugar de nacimiento. El jus sanguinis permite obtener la ciudadanía de un país a través de la ascendencia familiar, aunque se haya nacido en otro país. Esta normativa difiere del jus soli, por el cual la ciudadanía se concede a quienes nacen en el territorio del país, independientemente de la nacionalidad de sus padres.
En Europa, muchos países se guían por el principio del jus sanguinis para permitir que descendientes de emigrantes puedan obtener la ciudadanía, incluso si la familia ha estado fuera del país durante varias generaciones. Esto ha abierto la posibilidad de tramitar pasaportes europeos a muchas personas con antepasados en países como Italia, España, Croacia, Irlanda y Hungría, entre otros.
Ventajas y oportunidades del pasaporte europeo
Un ciudadano de la Unión Europea tiene derecho a vivir, trabajar y estudiar en cualquier país miembro, además de poder viajar por el mundo con menos restricciones. Por otra parte, muchos países permiten la doble nacionalidad, lo que significa que no es necesario renunciar a la nacionalidad original.
No obstante, el proceso de solicitar la ciudadanía europea a través de jus sanguinis varía ampliamente de un país a otro. Algunos reconocen la nacionalidad solo hasta la primera generación, otros la extienden a los nietos. Los requisitos pueden incluir presentar pruebas de parentesco con un ancestro nacido en el país, obtener documentos oficiales y, en algunos casos, aprender el idioma local. La duración del proceso puede oscilar entre varios meses y varios años, dependiendo de los trámites y la complejidad del caso.
Obstáculos comunes en el proceso de solicitud
Uno de los principales desafíos para quienes buscan obtener la ciudadanía por jus sanguinis es reunir la documentación necesaria. Esto puede incluir certificados de nacimiento, matrimonio y defunción de los antepasados. “El mayor obstáculo suele ser obtener y verificar los documentos necesarios”, explicó Richard Orbidans, socio de Baltic Migration, una firma que se especializa en solicitudes para países bálticos como Letonia y Lituania.
A menudo, las búsquedas deben realizarse en archivos históricos o registros locales para encontrar los documentos que demuestren la relación familiar con el país de origen.
En casos donde la documentación se ha perdido o la información es incompleta, el proceso puede volverse más largo y complicado. A pesar de que algunas personas pueden encontrar pruebas de su ascendencia a través de pruebas de ADN, este tipo de evidencia no suele ser suficiente sin la documentación oficial que respalde el parentesco.
Fuente: Infobae