Cancillería avanza con el rediseño de su estructura: cambios en Uruguay, el caso de España y la jubilación de los diplomáticos
El ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, avanza con el rediseño de las estructuras y la orientación de la Cancillería. Y la decisión de remover de Uruguay al embajador Martín García Moritán es una de las que puede explicar la forma y el fondo del plan que puso en marcha el funcionario, que traduce la “lógica de la motosierra” al ámbito diplomático. Mientras tanto, entra en etapa de definiciones la designación del nuevo representante del gobierno libertario ante el Reino de España.
Según pudo confirmar Infobae, el ahora ex embajador fue convocado de regreso a Buenos Aires por dos motivos. En primer lugar, porque se decidió avanzar con la unificación de las dos sedes diplomáticas que tenía el país en la capital de Uruguay: la embajada argentina con asiento en Montevideo y la representación en la Alianza Latinoamericana para la Integración (ALADI). Y la segunda porque el ahora ex embajador ya cumplió los 71 años, uno más que el exigido para jubilarse.
Ambas razones, tiene un costado económico, pero sobre todo político: el Gobierno está decidido a terminar con lo que considera que son “privilegios”, en una área del Estado que siempre se mantuvo ajena a los avatares políticos y a las políticas de ajuste del gasto público. “No puede haber funcionarios públicos que cobran 8.000 dólares por mes y otros que cobran 1.000 o 1.500″, explicaron fuentes oficiales. Por eso avanzará con la jubilación de todo el personal que haya cumplido la edad para dejar el servicio activo. Hay más de 30 diplomáticos que están en esa condición.
En el Ministerio de Relaciones Exteriores no hubo cuestionamientos al ejercicio profesional de García Moritán, y su convocatoria -que en términos diplomáticos significa la remoción- la vincularon a la decisión de unificar las representaciones y reducir un gasto varias veces millonario en dólares. Aunque no hay una confirmación oficial, puertas adentro del Palacio San Martín, se menciona con más chances de suceder en ese destino al actual titular de la representación ante el Mercosur y ALADI, Alan Claudio Béraud.
“El mundo está tendiendo a la unificación de sedes y representaciones concurrentes. Un país como la Argentina, con los problemas que tiene, no puede tener dos embajadas en la misma ciudad, en simultáneo, no tiene lógica”, explicó a este medio una fuente inobjetable del Ministerio y amplió: “El presidente nos pide que cuando administramos dinero de los contribuyentes hay que hacerlo con eficiencia y con eficacia, no hay que gastar lo que es inútil o no hace falta. Más que una cuestión política es de sentido común”.
En el caso de España, todavía no hay una decisión tomada, pero empieza a definirse el perfil que tendrá el futuro embajador que nombrará Milei, que tendrá, como el propio Werthein, un perfil económico. “Va a ser un empresario importante”, anticiparon voceros bien informados sobre lo que viene ocurriendo en Madrid, un destino de enorme importancia para la diplomacia argentina, porque se lo considera puerta de entrada a la Unión Europea. Allí gobierna Pedro Sánchez, el socialista con el que Milei tuvo un choque personal, y que el presidente del gobierno español lo trasladó al ámbito institucional, al retirar de manera unilateral su embajadora. En cambio, el primer mandatario mantuvo a su embajador, Roberto Bosch, quien fue removido cuando ya las relaciones diplomáticas se habían normalizado.
A Bosch iba a reemplazarlo Alejandro Alonso Sainz, pero su postulación quedó desactivada cuando se conocieron antecedentes complicados de su paso como cónsul de Barcelona, con acusaciones por su relación con personal y empleados a su cargo. “Ese expediente todavía no está cerrado”, aclararon las fuentes, que también advirtieron que Alejandro Nimo, que había sonado como posibilidad, “nunca fue candidato, no es, ni será”.
Pero más allá de eso, la decisión tomada es que sea un empresario el responsable de asumir ese cargo, un mundo al que también pertenece el canciller Werthein.
Tiempo de jubilaciones
En el Ministerio de Relaciones Exteriores, que por estas horas trabaja en el diseño de la agenda que tendrá Milei en Washington, donde viajará el viernes para participar de la juramentación de Donald Trump para volver a la Casa Blanca, la decisión que se tomó es avanzar con la jubilación de todo el personal diplomático que haya cumplido con la edad exigida, que lo establece la ley de servicio exterior, que establece los 65 años, para los que no llegaron a ser ministros, 67 para los que tienen el rango de ministros, y los 70 años para los que tienen la condición de embajadores.
“Se puede convocar de manera específica, como fue el caso de Luis María Kreckler, que se suspende su condición de jubilado hasta cumplir con la misión y después retorna a su jubilación, pero la regla va a ser que todo aquel que llegó a la edad, debe pedir su retiro. No puede haber excepciones ni privilegios”, indicaron a Infobae. “En la Cancillería hay un montón de gente. En algunos casos, hay exceso de diplomáticos”, consignaron.
Los mismos informantes resaltaron que en el Ministerio de Relaciones Exteriores “ganan el doble o el triple en dólares que lo que se cobra en el mercado, tienen estabilidad laboral y encima cuando tienen que cumplir con la Ley de Servicio Exterior, algunos van para otro lado, no cumplen lo que establece la ley que es que el presidente es el que fija la política exterior y filtran información sensible, exponiéndose a incurrir en delitos penales”. Y agregaron: “Los diplomáticos no pueden ser opositores, tienen que ejecutar la política exterior que dispone el presidente. Lo establece la ley, sea el presidente Mauricio Macri, Alberto Fernández o Javier Milei, más allá de las ideas personales que cada uno tenga. No puede ser lo mismo trabajar bien que trabajar mal”.
* Para www.infobae.com